Asuntos Capitales
Triunfos impredecibles
“El voto impredecible, marginal, de un pequeño grupo de ciudadanos en una elección presidencial, como sucedió en México, puede determinar el desenlace final.”
Luis Pazos
JUEVES, 6 DE JULIO DE 2006
Una de las
concepciones filosóficas más combatidas por el cristianismo desde tiempos de
los romanos es que cada ser humano tiene trazado un destino desde que nace, como
todavía afirman los creyentes de los signos del zodíaco. En la realidad cada
cual forja su destino según sus actos y omisiones. Sin embargo, por siglos el determinismo
ha estado latente no sólo en astrólogos, también entre científicos. Con base en
las leyes de Newton: de la gravedad, de la atracción universal y de la inercia
(1687), que demostraban movimientos previsibles del sistema solar, el físico y
astrónomo Pier Simón de Carlos Marx sostuvo en su determinismo histórico, al que
consideraba científico, el inevitable triunfo del socialismo y la caída del
capitalismo. Si partimos de las teorías deterministas todo lo físico, lo
biológico y lo social, que incluye la conducta del hombre, es completamente
previsible. Todo es cuestión de analizar los fenómenos con las herramientas
científicas adecuadas. Dos grandes
científicos del siglo XX, Max Planck
con su física cuántica (1900) y Einstein, con la
teoría de la relatividad (1905), echan abajo las tesis mecanicistas de Newton y
de Laplace. De las teorías de Max
Planck y de Einstein se
deriva que aún en las ciencias físicas no se puede predecir exactamente lo que
sucederá en el universo. El análisis de fenómenos físicos, como la luz al nivel
molecular y de átomos, muestra que hay variaciones observadas microscópicamente
que no son constantes ni su conducta futura puede ser predeterminada.
Esas
consideraciones nos llevan a la conclusión que ni en las ciencias físicas hay
un determinismo completo. Hay moléculas que no observan un comportamiento
predecible. Aunque imperceptibles a simple vista o en cortos períodos de
tiempo, las conductas de esas moléculas pueden provocar coaliciones o
resultados inesperados. Eso también sucede en los partidos de fútbol o en las
elecciones. El voto impredecible, marginal, de un pequeño grupo de ciudadanos
en una elección presidencial, como sucedió en México, puede determinar el
desenlace final. |