La Secretaría de la Función Pública determinó imponerme una amonestación pública por responsabilidades en la adquisición del libro “Los Jardines Secretos de Dios”.

Aunque reconozco la labor de esa dependencia, en mi caso actuó más por las denuncias politizadas de legisladores y periodistas perredistas, que me acusaron de beneficiarme de una publicación, que por reparar un daño.

La misma SFP, después de analizar el caso y valorar documentos reconoce “la inexistencia de beneficio o lucro indebido a favor del director General y/o la Casa Editorial; ausencia de daño o perjuicio patrimonial, el hecho que no se advirtieron circunstancias agravantes en el proceso de selección del libro”. Afirma que se “cumplió por lo demás con la normatividad en materia de adquisiciones”.

A pesar de esas conclusiones y que los acusadores no documentaron ninguna prueba y falsificaron referencias, la Función Pública me amonesta públicamente. La motivación real de la periodista y la legisladora perredista, que ha encabezado varias acusaciones ante diversas dependencias, es su enojo por la publicación del libro “Un populista en el 2006”, donde analizo el retroceso que significaría para los mexicanos la llegada de un populista al poder.

Esa acusación y no un afán de lucirme, me obliga a dar datos sobre algunos resultados positivos en los dos años que he fungido como Director de BANOBRAS. El gasto administrativo se redujo en 178 millones de pesos (29%) y el contable en 257 millones (24%). En la Dirección General disminuyó casi a la mitad el personal y bajó en un 43% el gasto corriente.

Las utilidades contables, de finales del 2003 a agosto del 2005, aumentaron en un 57%, de 739 a 1,163 millones. BANOBRAS actualmente es el banco de desarrollo con mayores utilidades. En ese mismo periodo el número de municipios atendidos se incrementó en un 47%. El sitio de transparencia en Internet de BANOBRAS alcanzó este año la calificación máxima, 100%.

Resultados, no calumnias y rumores, deben ser los parámetros para juzgar a un servidor público.