Asuntos Capitales

PRD ¿reparto frustrado?

“No es amor a la democracia, a los pobres o a un proyecto alternativo de nación lo que mueve a muchos de los dirigentes de la resistencia, mal llamada pacífica, sino la frustración y enojo por no haber obtenido los puestos que ya se habían repartido.”


Luis Pazos
JUEVES, 21 DE SEPTIEMBRE DE 2006

Unas semanas antes de las elecciones –me comentó un miembro del gabinete del presidente Fox– un diputado federal del PRD le pidió una cita. “El objetivo de la reunión fue reclamarme por cambiar a un conocido suyo en una delegación. Lo que más me llamó la atención durante la entrevista –me dijo el alto funcionario– fue el tono de prepotencia con que hablaba el diputado perredista.”

 

El motivo de su arrogancia surgió al poco tiempo de la reunión. “Sepa usted –le dijo el diputado al funcionario foxista– que yo voy a ser el titular de esta dependencia en el próximo gobierno y no me parece lo que está haciendo.” El  encargado de la dependencia le recordó al diputado perredista que todavía no ganaban y había que esperar las elecciones. Ante ese recordatorio, el diputado, molesto, se levantó y abandonó la oficina. Esa historia explica el por qué del enojo de muchos perredistas, que no sólo se sentían seguros de triunfar en las pasadas elecciones, sino que ya se habían repartido el pastel y adquirido compromisos.

 

Aunque todavía hay ciudadanos de buena fe, que piensan que quienes califican las elecciones como fraudulentas lo hacen en nombre de la democracia, la realidad es que a muchos de quienes rodean al candidato perdedor, lo que más les molestó fue perder un puesto que ya daban por seguro. Había colaboradores del ex candidato del PRD que veían las elecciones como un mero trámite para legalizar su triunfo. Esa visión triunfalista los llevó a sentirse indestructibles y a pensar y a actuar como los próximos titulares del gobierno federal.

 

Por ello, no aceptan su derrota, certificada por el IFE y el TRIFE. Por ello, tomaron el camino de desconocer una elección en donde ganaron el gobierno y la mayoría de las delegaciones del D.F., diputaciones y senadurías. Los perredistas que ya aceptaron esos puestos en las instituciones que mandó al diablo su ex candidato a presidente, aunque de labios hablen de elección “espuria”, la reconocen como válida al acceder a sus cargos y en todo caso, son tan espurios como ellos dicen es quien triunfó en las elecciones presidenciales. No es amor a la democracia, a los pobres o a un proyecto alternativo de nación lo que principalmente mueve a muchos de los dirigentes de la resistencia, mal llamada pacífica, sino la frustración y enojo por no haber obtenido los puestos que ya se habían repartido.