Asuntos Capitales

Instituciones jurídicas y crecimiento

“Las instituciones que ayudan al crecimiento son aquellas que, además de su permanencia y claridad, garantizan los tres derechos fundamentales del ser humano: vida, propiedad y libertad.”


Luis Pazos
JUEVES, 28 DE SEPTIEMBRE DE 2006

Durante el período postelectoral en México se habló mucho del respeto a las “instituciones”, pero no hay una idea clara en la mayoría de los ciudadanos de ese concepto ni de su importancia para el crecimiento económico.

 

El Premio Nobel en Economía 1993, Douglass North en el libro Instituciones, cambio institucional y desempeño económico, señala que "uno de los beneficios de las instituciones consiste en reducir la incertidumbre, estableciendo una estructura estable (pero no necesariamente eficiente) para las interacciones humanas". North afirma que las instituciones son fundamentales para reducir los costos en las empresas.

 

Las instituciones jurídicas, sostén del desarrollo económico, según la tesis principal del libro “El derecho como base del crecimiento económico”, son un conjunto de normas permanentes que garantizan derechos a los ciudadanos y limitan la conducta de los gobernantes. No bastan leyes que garanticen una elección libre, sino que tengan una validez permanente y normen la conducta de los encargados de organizar y calificar un proceso electoral.

 

Las instituciones implican organismos gubernamentales cuyas actuaciones y resoluciones están previstas, lo que significa que las reglas del juego no son arbitrarias ni cambiantes a criterio de uno de los equipos o del árbitro. No todas las instituciones ayudan al desarrollo, hay algunas que por el exceso de reglamentaciones lo obstaculizan. Las instituciones que ayudan al crecimiento son aquellas que, además de su permanencia y claridad, garantizan los tres derechos fundamentales del ser humano: vida, propiedad y libertad.

 

En México hemos avanzado hacia la institucionalización de la vida política. Actualmente contamos con un ejército institucional, más allá de la sumisión a caudillos, como los que prevalecieron en el siglo XIX y a principios del XX. También contamos con un poder judicial institucional, donde los jueces tienen que resolver y sentenciar basados en leyes permanentes y no en su arbitrio, recomendaciones o presiones. Pero existe el peligro de regresar al pasado caudillista y anárquico, si grupos políticos continúan ignorando el orden institucional porque las instituciones (Senado, IFE, TEPJF) no resuelven a su modo, como son los casos de grupos radicales en Oaxaca y de quienes rodean al ex candidato presidencial perredista.