Asuntos Capitales
Crecimiento, déficit y superávit
“Es falso el dilema entre estabilidad y crecimiento. Si queremos lograr crecimientos sanos y duraderos, luchemos por las reformas legales y estructurales que nos ayudarán a crecer más.”
Luis Pazos
VIERNES, 28 DE OCTUBRE DE 2005
Un estudio
del Fondo Monetario Internacional, elaborado en 39 países, que comprende de
1990 al 2000, muestra que “en promedio, el ajuste fiscal no fue obstáculo para
el crecimiento” y que “el crecimiento aumenta conforme se logra superávit
presupuestario”. “Si los
niveles de deuda pública son altos –dice el estudio- el incremento del déficit
presupuestario puede dar lugar a un descenso de la inversión y el consumo
privados, anulando el efecto de un aumento del gasto público o de una reducción
de impuestos en la demanda agregada”. (Finanzas y Desarrollo. Diciembre del
2003. Publicación del FMI). Lo sucedido
en EUA muestra que el déficit, aún en los países ricos, eleva los intereses,
genera desbalances entre gasto y ahorro,
importaciones y exportaciones y a mediano y largo plazo reduce el crecimiento.
Algunos países, como China, crecen más con el déficit presupuestal del gobierno
de los EUA, pues se traduce en mayores importaciones de ese país. Pero los
países pobres y endeudados, como la mayoría en Iberoamérica,
crecen menos al aumentar los intereses de sus deudas. En los
Estados Unidos el déficit presupuestal no es ejemplo de un crecimiento sostenido.
De 1997 al año 2000, en el gobierno de Clinton, se
observó un superávit presupuestal promedio de 0.5%, con un crecimiento del PIB
del 4.2% promedio anual. En el gobierno de Bush, del
2001 al 2004, se cayó en un déficit presupuestal del -3.1% promedio anual, con
el crecimiento promedio anual del 2.5%. Aunque el
balance de las finanzas públicas no es el único factor que influye en el PIB,
la economía de EUA creció más en tres años con superávit que en los
siguientes tres años con déficit presupuestal. Los fugaces crecimientos vía
gasto público pueden beneficiar a algunos grupos económicos, a los
especuladores o ayudar a un partido en el poder a ganar unas elecciones, pero
al poco tiempo ese gasto deficitario reduce salarios reales y aumenta los intereses
de los créditos para la inversión empresarial, la compra de casas y de
automóviles. Es falso el
dilema entre estabilidad y crecimiento. Si queremos lograr crecimientos sanos y
duraderos, luchemos por las reformas legales y estructurales que nos ayudarán a
crecer más. |