Asuntos Capitales

Sin estabilidad no hay crecimiento duradero

“Una sociedad crece realmente cuando producen más sus miembros, no cuando gastan más sus gobernantes.”


Luis Pazos
MIÉRCOLES, 2 DE NOVIEMBRE DE 2005

Hay analistas que responsabilizan al esfuerzo del actual gobierno de eliminar el déficit presupuestal y reducir la inflación, del bajo crecimiento económico. Esas voces afirman que el gobierno debería relajar la lucha contra la inflación y permitir un mayor déficit presupuestal para incentivar la economía y alcanzar mayores crecimientos.

 

La experiencia de las últimas décadas, más allá de discusiones ideológicas, nos enseña que no existe ninguna relación directa entre un mayor gasto público y un mayor crecimiento económico sostenido o entre incrementar el déficit presupuestal y una reactivación duradera de la economía.

 

No hay sustento empírico para sostener que buscar un equilibrio presupuestal implique menores crecimientos. La estabilidad no es un obstáculo a mayores crecimientos, pero buscar crecimientos sin conservar la estabilidad, empeora la distribución del ingreso y acumula presiones que culminan en fuertes desequilibrios económicos.

 

Una estabilidad sin crecimiento de poco ayuda a la mayoría de la sociedad, pero un crecimiento sin estabilidad es fugaz, inequitativo y contraproducente a mediano y largo plazo. El crecimiento debe ser el objetivo fundamental de un gobierno y la estabilidad un medio para lograrlo en forma sana y permanente. Crecimiento y estabilidad no son excluyentes, sino complementarios. Culpar a la estabilidad macroeconómica de un bajo crecimiento es ignorar que un crecimiento duradero no se logra sin estabilidad económica.

 

En México, la postergación de reformas laborales, fiscales, energéticas y en las pensiones, ha reducido la competitividad en un mercado globalizado, lo que se ha traducido en menos inversión, empleo y crecimiento.

 

Políticos, empresarios, comunicadores, gobernantes y legisladores, deben tener claro los peligros que implica recurrir a un mayor gasto gubernamental y déficit presupuestal para tratar de estimular la economía y crecer. El crecimiento sano y duradero no se logra con déficit ni gastos, sino vía estabilidad, desregulación, reformas estructurales y un entorno jurídico que garantice el orden, los derechos de propiedad  y una justicia expedita.

 

Una sociedad crece realmente cuando producen más sus miembros, no cuando gastan más sus gobernantes.