Asuntos Capitales

Los pecados del PRD

“La posición del PRD como segunda fuerza política del país fue efímera”


Luis Pazos
VIERNES, 22 DE DICIEMBRE DE 2006

La posición del PRD como segunda fuerza política del país fue efímera. Aunque es la segunda bancada más importante en el legislativo, actualmente la mayoría de las encuestas ya la ubican al nivel nacional con preferencias menores a las del PRI.

 

Aunque en el PRD hay gente valiosa y moderada que aceptan sus derrotas y saben llegar a acuerdos, como me consta como integrante de la LVIII Legislatura, a partir de que perdieron las elecciones presidenciales del 2006, la dirigencia de ese partido ha hecho todo lo que cualquier manual elemental de política partidaria en un país democrático lo calificaría como conductas antidemocráticas. La experiencia enseña que esas posturas llevan a cualquier organización política a perder seguidores y simpatizantes.

 

El PRD, me decía un amigo, entre otros pecados cometió el de la soberbia, recurrió al insulto, a la calumnia e ignoró a un gran sector de la población: la clase media. La soberbia se manifestó al actuar su candidato y sus principales seguidores como si ya hubieran ganado las elecciones antes de ganarlas. Los insultos al Presidente de la República, al candidato del PAN, al ahora presidente electo, le disminuyeron votos y simpatizantes.

 

La división de la sociedad en ricos y pobres, en base a las viejas y superadas teorías marxistas, ignoró a millones de mexicanos de clase media, que se asustaron al ver el radicalismo de un partido que, aunque alcanzó enganchar a muchos pobres, asustó a un mayor número de miembros de la clase media.

 

Lo más preocupante es que a pesar de estar claro que las posiciones radicales adoptadas por el grupo dirigente del PRD llevan a la izquierda organizada en México al desastre, todavía insisten en seguir insultando al presidente electo, amenazar con acciones para evitar su toma de posesión y a vociferar contra todos aquellos que no aceptan sus posiciones antidemocráticas y radicales.

 

Lo que sucede en México con el Partido de la Revolución Democrática, cuyas posiciones parecen estar basadas en la ira, la venganza, el odio, la envidia y la soberbia, nos hace ver que también en la política los pecados que comete un partido tienen su castigo: menos simpatizantes y menos votos en el futuro, aunque a corto plazo esas posiciones políticamente pecaminosas crean incertidumbre y enfrentamientos estériles que perjudican a la mayoría de los mexicanos.