Asuntos Capitales

Protestas ¿medicinas contra la pobreza?

“El cáncer no se combate con protestas ni echándole la culpa a los sanos, sino con medicinas que lo curen.”


Luis Pazos
MARTES, 15 DE NOVIEMBRE DE 2005

Hace meses se organizó una protesta contra la pobreza en Bruselas. Estuvieron altos jerarcas de la iglesia católica, luchadores sociales, activistas y políticos.  En otro país, un músico conocido dedicó su concierto a la lucha contra la pobreza. En Argentina, en la IV Cumbre,  grupos de globalifóbicos culparon a los países ricos de la pobreza de millones de latinoamericanos.

 

En todo el mundo grupos políticos toman como bandera electoral la lucha contra la pobreza. Ninguna de esas posturas ha tenido ni tendrá algún efecto real para reducir ese mal que padecen millones de seres humanos en el mundo.

 

El cáncer no se combate con protestas ni echándole la culpa a los sanos, sino con medicinas que lo curen. Algo parecido sucede con la pobreza, mientras no se apliquen las medicinas adecuadas para combatirla de nada servirá  lamentarse, gritar y protestar contra la miseria. Al igual que no hay medicinas de derecha, izquierda, socialistas, populistas o neoliberales, tampoco hay recetas de derecha, de izquierda, populistas o neoliberales para combatir la pobreza.

 

Las medicinas que han curado al ser humano estudian su naturaleza física, sus reacciones químicas y tratan de restablecer los equilibrios perdidos, destruir los microbios, estimular las células buenas e inhibir las malas. Las políticas económicas también deben partir de la  naturaleza social del hombre. Respetar lo que nos mueve a ahorrar, invertir, innovar, generar riqueza y crecimiento económico.

 

Las medicinas para erradicar la pobreza implican un ambiente social que garantice la paz, la seguridad, la libertad, la propiedad, el ahorro y el comercio. Leyes que no castiguen a quienes se enriquecen con su inventiva y  esfuerzo.

 

En la medida en que un gobierno genera un ambiente de incertidumbre en la propiedad, toma los ahorros mediante la inflación, restringe las libertades de comprar, vender y viajar en todo el mundo, obstaculizará la creación de riqueza. De identificar las verdaderas medicinas para terminar con la miseria y aplicarlas, dependerá la reducción de la pobreza, más que de protestas, gritos, desplegados y promesas.