Asuntos Capitales

PRD ¿no, a todo?

“Es tan evidente la actitud de descalificación metódica de los perredistas, que muchos analistas y medios de comunicación dan por hecho que con ese grupo de legisladores no es posible ninguna discusión seria y racional. En el Congreso circula un chiste que dice que cuando un legislador perredista se desmaya, no vuelve en “sí”, sino en “no”.”


Luis Pazos
JUEVES, 29 DE MARZO DE 2007

Las actuaciones políticas del PRD, partido que dice representar a la izquierda mexicana, confirman a la mayoría de los mexicanos pensantes que no son opción para mejorar nuestros niveles de vida. Más bien constituyen el principal obstáculo para sanear las finanzas públicas y hacer globalmente más competitiva a la economía mexicana.

 

A pesar que cuentan con legisladores sensatos, el grupo que controla ese partido, debido a su obsoleta ideología y a la obsesiva revancha por su derrota en las elecciones presidenciales, decidieron que su principal objetivo debe ser obstaculizar metódicamente todas las políticas e iniciativas del gobierno del Presidente Felipe Calderón.

 

Los legisladores perredistas se opusieron a la reforma del sistema de pensiones de los burócratas, que para todo aquél que sabe sumar y restar, es claro que constituye una opción para evitar la quiebra formal de ese sistema o tener que enfrentarlo con impresión de dinero, como lo hicieron los argentinos en el siglo pasado, convirtiendo en polvo no sólo las pensiones de los burócratas, sino los ahorros de todos los trabajadores argentinos. A pesar de esas experiencias y que en el mismo programa del ex candidato presidencial del PRD se consideró realizar ese tipo de reformas, los rijosos legisladores perredistas se oponen sin ningún argumento sólido.

 

Es tan evidente la actitud de descalificación metódica de los perredistas, que muchos analistas y medios de comunicación dan por hecho que con ese grupo de legisladores no es posible una ninguna discusión seria y racional. En el Congreso circula un chiste que dice que cuando un legislador perredista se desmaya, no vuelve en “sí”, sino en “no”.

 

Los izquierdistas trotskistas hicieron mucho daño, pues eran partidarios de la “revolución permanente”, que ellos interpretaban como una lucha violenta constante contra el grupo en el poder. Esa actitud política ya fue superada por la mayoría de las izquierdas democráticas. Pero ahora la izquierda “oficial” mexicana cayó en un permanente “no” al diálogo y en la “descalificación permanente” al candidato que les ganó en las pasadas elecciones. Aunque dicen que no son violentos, como los trotskistas, sus posturas son parecidas a la de esos grupos del siglo pasado: radicales, intolerantes y cerrados al diálogo.