Asuntos Capitales

Equilibrio gasto-ingreso, básico para el progreso

“Un principio financiero fundamental para el éxito de las personas, empresas y países, es que todo gasto debe estar apoyado en un ingreso. Ese principio, olvidado por muchas personas, empresarios y gobernantes, implica que todo egreso presente o futuro se debe sustentar en un ingreso presente o futuro.”


Luis Pazos
VIERNES, 18 DE MAYO DE 2007

Un principio financiero fundamental para el éxito de las personas, empresas y países, es que todo gasto debe estar apoyado en un ingreso. Ese principio, olvidado por muchas personas, empresarios y gobernantes, implica que todo egreso presente o futuro se debe sustentar en un ingreso presente o futuro.

 

Si una persona gasta sin tomar en cuenta sus ingresos, va a tener problemas y llegará el momento en que no pueda sostener su nivel de vida, ni pagar sus deudas. Si una empresa gasta más de lo que le ingresa, puede quebrar. Si un gobierno gasta por arriba de sus ingresos fiscales, caerá en déficit presupuestal y generará endeudamiento e inflación, fenómenos que se reflejan en intereses más altos o aumento de precios. Esos desequilibrios a quienes más perjudican son a la clase media y a los pobres.

 

Un requisito para alcanzar la estabilidad y el crecimiento personal, empresarial y gubernamental es evitar gastar más de lo que nos ingresa o ingresará. De otra forma tendremos problemas financieros y nos convertiremos en una carga para la familia, los socios o la sociedad.

 

A pesar de la lógica de estas afirmaciones, la principal causa de los problemas financieros de las personas, empresas y gobiernos es que gastan más de lo que les ingresa. Las épocas de hiperinflaciones sufridas en varios países del mundo el siglo pasado son consecuencia de la violación a ese principio.

 

Los gobiernos gastaban más de lo que les ingresaba por impuestos y emitían dinero para cubrir la diferencia. La excusa casi siempre era ayudar con ese dinero a los pobres, pero los resultados fueron empobrecer todavía más a los pobres y confiscarles gran parte de sus ahorros a la clase media.

 

Las políticas gubernamentales de gasto deficitario tienen la misma base moral de quien consiente y deliberadamente emite cheques sin fondos, con el teórico objetivo de salvar de la pobreza a su familia o evitar la quiebra de su empresa. Con esas acciones sólo consiguen agravar su situación. Lo mismo sucede con los gobiernos que emiten dinero para enfrentar sus gastos deficitarios. La diferencia es que los particulares cuando emiten cheques sin fondos pagan con cárcel su error, mientras que los gobernantes que generan inflación generalmente no reciben ningún castigo.