Asuntos Capitales
La victimización como estrategia
“En la llamada “matanza de Tlatelolco” en 1968, fueron los mismos líderes de los radicales quienes dispararon contra los manifestantes en Tlatelolco, para darle vitalidad a un movimiento que para esas fechas ya se había debilitado.”
Luis Pazos
VIERNES, 22 DE JUNIO DE 2007
Uno de los
problemas a los que se enfrenta la mayoría de las incipientes democracias en
los países desarrollados es que muchos grupos políticos, adoptan las viejas
técnicas de violar las leyes para que los “repriman” y presentarse como
víctimas ante la opinión pública. Los grupos de guerrilleros de izquierda en el
siglo XX tenían como uno de sus libros de cabecera al “Manual de psicopolítica” de Laurenti Beria, jefe de la policía secreta en tiempos de Stalin. Ese manual, recomendaba a los guerrilleros ganar
adeptos en la población y mediante la creación de víctimas. En la llamada
“matanza de Tlatelolco” en 1968, la versión más
lógica, pero la menos conocida, es que fueron los mismos líderes de los
radicales quienes dispararon contra los manifestantes en Tlatelolco,
para darle vitalidad a un movimiento que para esas fechas ya se había
debilitado. Al candidato del
PRD en las elecciones presidenciales le vendieron la idea sus asesores de
izquierda que si lograba que lo metieran a la cárcel ganaba las elecciones
presidenciales. La estrategia de muchos grupos de radicales es provocar a las
autoridades para que los repriman y posteriormente presentarse como víctimas.
Ante esa clara estrategia de provocación–represión-victimización y violación de los derechos humanos, muchas
autoridades han decidido no responder a las provocaciones, lo cual hace sentido
y de sentido. Pero cuando esas provocaciones se convierten en delitos
flagrantes que dañan a muchos ciudadanos, es irresponsable mantener una actitud
pasiva. Una de las tareas
de un gobierno en un país democrático es decidir hasta dónde es posible no
responder a provocaciones. Es responsabilidad de cada nivel
gubernamental no caer en el juego de la provocación-represión, pero sin tomar
como política permanente una cómoda actitud pasiva e irresponsable ante quienes
violan la ley flagrantemente en perjuicio de la mayoría de los miembros de la
sociedad. |