Asuntos Capitales
Las dos varas de la autoridad
“"Hay que pedirles a los miembros de la Asamblea del D.F. que publiquen leyes en las cuales cerrar calles, romper vidrios, grafitear paredes, tomar edificios y hasta secuestrar, no constituyan un delito, cuando lo realicen personas organizadas en grupos políticos, sindicatos, que se digan maestros o campesinos y la protesta tenga como fin teórico una reivindicación social”.”
Luis Pazos
JUEVES, 28 DE JUNIO DE 2007
Hace poco un conocido de la tercera edad, que todavía
trabaja, me dijo: “si me paro a media calle y detengo el tránsito, me quitan a
la fuerza, me remiten a la comisaría, me hacen pruebas para ver si estoy
borracho o drogado y me multan por obstruir las vías de comunicación. Si lanzo
una piedra contra un escaparate de una tienda y rompo un vidrio, me detiene la
policía y me acusan de daños en propiedad ajena. Si al construir invado la vía
pública, la delegación o municipio, me multa y ordena la demolición inmediata.
Las autoridades me aplican la ley.” “Pero si reúno a un centenar de vagos -continúa
diciéndome esa persona- extiendo mantas con cualquier petición, puedo cerrar
calles, romper vidrios y levantar carpas en la vía pública sin que nadie me
moleste. Si alguien me toca, grito que violan mis derechos humanos. La
autoridad dirá que no es represora y
que respeta la libertad de manifestación para justificar el no hacer nada.” “Entonces –concluye esa persona–
hay dos varas para algunas autoridades. Una para castigar a quienes actúan
solos y otra para los que delinquen en grupo. Ojalá a
los narcos no se les ocurra presentarse como grupo
político, pues tampoco les harían nada. Hasta ahora a quienes se dedican a
esa actividad ilícita se les aumenta el castigo cuando actúan en grupo. Se les
considera crimen organizado. Pero
cuando se organiza un grupo para violar la ley con la excusa de una
reivindicación política, hay una total condescendencia y pasividad de las
autoridades ante esos hechos, como sucede en el Distrito Federal.” “Usted fue diputado –me dijo–,
¿es justo lo que sucede? No me vaya a salir con que vivimos en una democracia.
Yo estuve trabajando como ilegal en los Estados Unidos y allá cuando un grupo
de manifestantes cierra una calle sin permiso o rompe vidrios, van pal bote.” Es que aquí somos una democracia débil y muchas
veces los manifestantes son del mismo bando de quienes detentan el poder, como
ha sucedido en la ciudad de México –le contesté. Se rió de mi respuesta. “Mire, para que todo sea legal –me dijo– hay que pedirles a los miembros de |