Asuntos Capitales
Gas y gasolina: soberanía mal entendida
“En Cuba, Venezuela y en casi todos los gobiernos de los países ex socialistas, los particulares ya pueden invertir en la explotación de gas y en refinación y en ninguno de ellos se habla de pérdida de soberanía por ese hecho.”
Luis Pazos
MIÉRCOLES, 21 DE SEPTIEMBRE DE 2005
La
oposición sistemática a reformas de sentido común ha llevado al absurdo de
mantener leyes, reglamentos y políticas que ponen en peligro la verdadera
soberanía, al crear la posibilidad de escasez de gas y gasolina en México. La inundación en Nueva Orleans, que por unos días cortó el suministro de gas y
gasolina a varias zonas en Estados Unidos, país de donde importamos gas y
gasolina, puso en evidencia que de haber sido más grave el problema, se podía
haber suspendido el suministro de esos energéticos y generar su racionamiento
en México. Hay suficiente gas en el suelo
mexicano, no solo para abastecer toda la demanda interna sino para exportar. En
el caso de las gasolinas tenemos los recursos naturales y la materia prima para
ser autosuficientes. La solución, si hubiera sensatez en muchos legisladores del
PRI y del PRD y vieran un poco más allá de sus políticas partidistas y electorales,
implica reformas que permitan a inversionistas nacionales y extranjeros invertir
en esas áreas. Nos preocupa tanta terquedad por
mantener posiciones que impiden reducir la dependencia externa. Las actuales
prohibiciones son un gran negocio para las compañías norteamericanas que nos
mandan gas y gasolinas que podríamos producir en nuestro suelo. Las cifras y los argumentos se
pueden manipular y deformar, pero los resultados ahí están. En Cuba, Venezuela y en
casi todos los gobiernos de los países ex socialistas, los particulares ya
pueden invertir en la explotación de gas y en refinación y en ninguno de ellos se
habla de pérdida de soberanía por ese hecho. Sólo
dos países en el mundo siguen manteniendo el monopolio estatal en la
explotación de gas y en la refinación del petróleo: Corea del Norte, que
funciona con una dictadura socialista y México, donde los intereses gremiales,
mezclados con ideologías obsoletas y políticas partidistas, mantienen inmóviles
legislaciones que impiden crecer y crear más empleos en México. |