Asuntos Capitales
La manipulación de los derechos humanos
“Hay quienes han confundido la libertad de protestar con la impunidad para destruir propiedades ajenas, atacar físicamente a otras personas o a las mismas autoridades, y cuando las autoridades los meten en orden gritan que se violaron sus derechos humanos.”
Luis Pazos
LUNES, 22 DE OCTUBRE DE 2007
Uno de los requisitos para que un
gobierno se pueda llamar democrático es el respeto a los derechos humanos,
llamados anteriormente derechos naturales, pues son inherentes a la naturaleza
del ser humano. A un gobierno que cotidianamente viola los derechos humanos, no
se le puede llamar democrático, aunque haya ganado una elección. Los principales derechos humanos y
de los cuales derivan los demás, son el derecho a la vida, a la propiedad y a
la libertad; sin embargo, en las últimas décadas han proliferado organizaciones
y grupos que bajo la excusa de la defensa de los derechos humanos, protegen a
delincuentes o a activistas dedicados de tiempo completo a subvertir el orden
público. Hay quienes
han confundido la libertad de protestar con la impunidad para destruir
propiedades ajenas, atacar físicamente a otras personas o a las mismas
autoridades, y cuando las autoridades los meten en orden gritan que se violaron
sus derechos humanos. Esos provocadores profesionales encuentran eco en muchos
grupos que se ostentan como defensores de los derechos humanos, pero que han
desprestigiado la verdadera necesidad de defender y garantizar esos derechos
fundamentales. En mi libro
más reciente, “El derecho como base del crecimiento económico” demuestro que en
aquellos países donde se respetaron los derechos humanos se alcanzó el mayor
crecimiento económico. En los totalitarismos, donde se pisotearon los derechos
de los ciudadanos: vida, propiedad y libertad, hubo el menor desarrollo
relativo en el siglo XX. Defendamos
los derechos humanos en el buen sentido, pero no los partidicemos,
manipulicemos ni le demos una carta de impunidad a
delincuentes, provocadores y manifestantes profesionales que, con una falsa
interpretación de la defensa de los derechos humanos, violan los derechos
humanos de los demás ciudadanos pacíficos. Los grupos que protegen a radicales
y delincuentes con la bandera de los derechos humanos han provocado que la
mayoría de la población no tome en serio a muchos organismos internacionales y
dependencias que dicen defender los derechos humanos. |