Asuntos Capitales

Pemex ¿discusión de cantina?

“Los argumentos de la discusión, además de centrarse en el tema, deben ser racionales partiendo de la realidad y con un criterio de costo-beneficio. No se debe iniciar una discusión, que se pretenda sea positiva para los mexicanos, recurriendo a supuestos falsos, como el de equiparar asociación de PEMEX con privatización, como lo han hecho quienes buscan el escándalo y la confrontación.”


Luis Pazos
VIERNES, 4 DE ABRIL DE 2008

Las discusiones de cantina se caracterizan porque todos hablan, argumentan, pero no se sabe exactamente lo que se discute. Además de las discusiones de cantina existen otras que por motivos políticos, intereses económicos o dogmatismos, se tergiversa o manipula el tema a discutir.

 

Lo primero que se debe dejar claro cuando se discute un problema es el asunto a discutir. Una vez identificada la materia sujeta a discusión, se argumenta y se proponen soluciones.

 

Al analizar las propuestas presentadas por los dos últimos gobiernos priistas y las de los gobiernos panistas, no encontramos ninguna para privatizar PEMEX. En las iniciativas de ley presentadas por las fracciones de diputados o senadores del PRI o del PAN, tampoco hay alguna que proponga la privatización de PEMEX.

 

El presidente de la República, Felipe Calderón, ha dejado claro en diversas ocasiones que su propuesta de reformar PEMEX no contempla la privatización.

 

Privatizar implica que un gobierno venda una empresa de su propiedad, como sucedió -por poner un ejemplo- con Teléfonos de México. Lo acontecido con Teléfonos de México no lo ha planteado el poder Ejecutivo o Legislativo con Petróleos Mexicanos.

 

Lo que desde hace varias décadas han buscado algunos presidentes y legisladores es darle una mayor autonomía a PEMEX y, como sucede en el 99% de las empresas petroleras en el mundo, permitirle asociarse con otras empresas de alta tecnología para acelerar la exploración y la extracción de crudo en lugares donde, financiera y tecnológicamente, no conviene o no es posible hacerlo solo.

 

Los argumentos de la discusión, además de centrarse en el tema, deben ser racionales partiendo de la realidad de PEMEX y con un criterio de costo-beneficio. No se debe iniciar una discusión, que se pretenda sea positiva para los mexicanos, recurriendo a supuestos falsos, como el de equiparar asociación de PEMEX con privatización, como lo han hecho quienes buscan el escándalo y la confrontación.