Asuntos Capitales

Pemex, asociación, contratismo y corrupción

“La corrupción, las estrategias políticas partidarias y los dogmatismos trasnochados, son las principales razones que mueven a los grupos contrarios a la modernización de Pemex y a que actúe, como en todas las empresas petroleras del mundo, mediante contratos o asociación, según las opciones más baratas y eficientes en cada caso.”


Luis Pazos
JUEVES, 22 DE MAYO DE 2008

La asociación de PEMEX con empresas privadas estuvo vigente desde la reglamentación del Artículo 27 Constitucional en 1939, hasta finales del gobierno del Presidente Ruíz Cortines (1958). La causa por la que se prohibió –como lo analizo en el libro “Los dueños de Pemex”- no fue el preservar la soberanía, sino la ambición de funcionarios y líderes corruptos que sabían que la asociación les restaba oportunidades de hacer negocios ilícitos.

 

Si Pemex se asocia con una empresa para explorar, extraer, transportar y refinar, se reducen las oportunidades de defraudar a Pemex por medio de empresas fantasmas de amigos o parientes que le venden tres o cuatro veces por arriba del precio de mercado. Pemex actualmente ya se apoya en decenas de empresas privadas, pero únicamente a través de contratos de compra o prestación de servicios, en cuyo otorgamiento han intervenido tradicionalmente líderes y políticos. 

 

Una interpretación forzada de la Constitución y el fariseísmo nacionalista han sido excusas para continuar ordeñando a Pemex a través de contratos con empresas privadas, de los cuales salen jugosas comisiones a funcionarios, políticos y líderes, que cargan los dados a favor de proveedores dispuestos a “mocharse” con un porcentaje a cambio de vender caro, dar pésima calidad o malos servicios.

 

Hay dos grupos de oposición a la Reforma Energética del Presidente Calderón, que busca reabrir Pemex a la asociación con empresas privadas. Unos, los que en base a una ideología de izquierda obsoleta condenan la reforma y los que buscan conservar al contratismo como único origen de la adquisición de bienes y servicios, para garantizarse oportunidades de ganar millones de dólares en comisiones bajo el agua, por influir en el otorgamiento de contratos a empresas privadas.

 

La corrupción, las estrategias políticas partidarias y los dogmatismos trasnochados, son las principales razones que mueven a los grupos contrarios a la modernización de Pemex y a que actúe, como en todas las empresas petroleras del mundo, mediante contratos o asociación, según las opciones más baratas y eficientes en cada caso.