Asuntos Capitales

La Nación no es el gobierno

“Si la Constitución Mexicana habla de que ciertos recursos pertenecen a la Nación, no debe entenderse que son exclusivos del gobierno o Estado, sino de los nacionales, es decir, de quienes ostenten la nacionalidad mexicana.”


Luis Pazos
VIERNES, 19 DE SEPTIEMBRE DE 2008

Muchos políticos, gobernantes y no pocos juristas, confunden, por ignorancia o interés, el término nación con el de gobierno. Nación define al conjunto de personas asentadas en un territorio con características comunes y un mismo gobierno. El gobierno es parte de la nación, no es la Nación.

 

En los regímenes absolutistas europeos de los siglos XVII y XVIII, en los despotismos orientales y en los social-totalitarismos del siglo XX, se confundía el término nación con el de Estado. El Estado se identificó con una persona o partido. Es famosa la frase de Luis XIV “el Estado soy yo”, que todavía en el siglo XXI la practica Hugo Chávez en Venezuela.

 

Cuando un gobernante expropia una empresa y pasa a manos del gobierno, dice que nacionalizó la empresa, esa expresión es errónea y más cuanto los propietarios son miembros de esa nación. Una cosa es estatizar y otra nacionalizar. Una empresa privada perteneciente a personas que ostentan la nacionalidad mexicana es nacional. La nación no es únicamente el gobierno mexicano, también los mexicanos. Si yo, mexicano, soy dueño de una empresa en México, mi empresa es nacional.

 

Cuando llega una persona a un país se le pregunta su nacionalidad, es decir, a qué nación pertenece, se hace una división entre nacionales y extranjeros. Entre más atrasado esta un país más diferencias jurídicas existen entre nacionales y extranjeros.

 

Si la Constitución Mexicana habla de que ciertos recursos pertenecen a la Nación, no debe entenderse que son exclusivos del gobierno o Estado, sino de los nacionales, es decir, de quienes ostenten la nacionalidad mexicana.

 

La interpretación de un texto constitucional que pretenda identificar Nación con Estado sólo cabe en los regímenes totalitarios o dictatoriales, donde no hay ciudadanos sino súbditos. En esos regímenes consideran al grupo de gobernantes como iluminados o una casta superior, bajo cuya propiedad los recursos generan más productos a menores precios y se distribuyen con mayor equidad, situación que no se dio en los capitalismos de Estado del siglo XX. En esos regímenes totalitarios el gobierno era la Nación y los gobernantes, “dueños de vidas y haciendas”.