Asuntos Capitales

Falso dilema entre estabilidad y crecimiento

“Los bajos crecimientos no son consecuencia de la decisión gubernamental de mantener una inflación baja, sino de los obstáculos a la inversión y un corporativismo obsoleto en muchos sectores de la economía.”


Luis Pazos
MARTES, 25 DE NOVIEMBRE DE 2008

Una de las afirmaciones de los economistas keynesianos es que los bajos crecimientos de México en las últimas dos décadas son debidos a que el Banco de México y el gobierno federal han centrado sus políticas económicas en controlar la inflación en lugar de buscar el crecimiento.

 

Esa afirmación de algunos viejos keynesianos, quienes ocuparon puestos públicos en los años 70 y 80 y mal aconsejaron a los presidentes Luis Echeverría y José López Portillo, implica responsabilizar de los bajos crecimientos a la búsqueda del equilibrio presupuestal para controlar la inflación.

 

Los bajos crecimientos no son consecuencia de la decisión gubernamental de mantener una inflación baja, sino de los obstáculos a la inversión y un corporativismo obsoleto en muchos sectores de la economía. En las épocas del proteccionismo y de las economías cerradas los candados a la inversión se traducían en productos de mala calidad y una incipiente clase media sin acceso a bienes y servicios de otros países; pero en una economía globalizada, donde las comunicaciones enlazan todos los mercados, las leyes ambiguas, prohibitivas, la sobre regulación, las prácticas monopólicas corporativistas y el exceso de cargas laborales, son las principales causas de la pérdida de competitividad y de los bajos crecimientos de la economía mexicana.

 

En las últimas décadas del siglo XX, economías como la china, la hindú y la chilena, demostraron que se pueden lograr altos crecimientos, a la vez que se mantienen equilibrios presupuestales.

 

No hay una alternativa fatal entre estabilidad económica o crecimiento. Se puede crecer con estabilidad, como México en la década de los 50 y 60. También se puede crecer con inflación, como México en la década de los 70 y 80 o continuar con crecimientos mediocres con estabilidad debido a la falta de reformas estructurales, que son las que impiden mayores crecimientos.

 

Si mantenemos la estabilidad de precios y realizamos reformas, fiscal, laboral y complementamos la energética con lo que se quedó en el tintero, México podría convertirse en la segunda década del siglo XXI, en uno de los países con mayor crecimiento, pero con estabilidad de precios, requisito para que ese crecimiento beneficie a las clase media y humilde.