Asuntos Capitales
¿Y si fundamos “Proteccionistas Anónimos”?
“El proteccionismo es una enfermedad progresiva y mortal.”
Ricardo Medina
JUEVES, 26 DE MARZO DE 2009
En
una semana, el 2 de abril, será la nueva reunión del G-20, que agrupa a 19
países tanto desarrollados como en desarrollo, más la Unión Europea como
conjunto con un sitio adicional rotatorio. En
la reunión anterior celebrada en Estados Unidos en noviembre de 2008, los jefes
de Estado y/o de gobierno de todos los países presentes manifestaron su repudio
al proteccionismo comercial, recordaron sensatamente que las medidas proteccionistas
durante la década de los 30 del siglo pasado profundizaron, prolongaron y
diseminaron la Gran Depresión en todo el orbe, prometieron hacer su mejor
esfuerzo (como si fueran jugadores de un seleccionado nacional antes de un
partido decisivo) para reanimar una agonizante Ronda de Doha y nada más les
faltó ponerse la mano en la corazón –“cross
my heart”- o besar cada
cual la cruz formada por los dedos pulgar e índice de su mano derecha –“se los juro, por ésta”-, para
proclamarse como los paladines del libre comercio. Pues
¿qué creen?, a inicios de este mes 17 de los 20 ya habían incurrido en nuevas
prácticas o medidas proteccionistas (desde subsidios a sus exportaciones hasta
barreras arancelarias o no arancelarias a las importaciones, pasando por los
consabidos intercambios de represalias comerciales; ejemplo: China prohíbe la
importación de carne de cerdo irlandesa), según una investigación del Banco
Mundial que detectó 47 importantes restricciones comerciales nuevas en el mundo
surgidas entre el 15 de noviembre de 2008 y el primer día de marzo de
2009. Mi
cálculo es que para hoy, si bien nos va, sólo quedan dos, Australia y tal vez
Sudáfrica, del grupo de los 20, que han honrado sus juramentos a favor del
libre comercio. El resto parecen alcohólicos reincidentes tras una emotiva
sesión catártica de promesas que serán incumplidas. Habrá que fundar el club P.
A. (Proteccionistas Anónimos) y alguien deberá inventarse una guía de diez
pasos para que estos hombres y mujeres –y sus burocracias–
puedan controlar la enfermedad proteccionista, que es crónica, progresiva y
mortal. Los
hay peores, de esos que parecen irredentos y cínicos (la Unión Europea como
conjunto, Francia, Japón, China, Argentina, Rusia, Estados Unidos), los hay
medio proteccionistas y hasta alguno habrá que, cansado de los constantes
incumplimientos de su arrogante vecino, se acaba de unir al grupo. Señoras
y señores: el primer paso debería ser la confesión pública. Reconocer que son
enfermos y que necesitan ayuda: “Hola,
soy Barack y soy proteccionista…”, o algo así. |