Muchos mexicanos todavía no captan la importancia del Poder Legislativo. Votan para elegir presidente y se abstienen en las elecciones de diputados. En los recientes comicios votaron casi 8 millones menos que en las presidenciales del 2006.

El PAN perdió gubernaturas y diputados en el Congreso por varias causas, los pleitos internos fue una de ellas. El PRI triunfó por diversos motivos, entre ellos una mejor estructura electoral y más recursos. Casi todos los gobernadores priistas actuaron como coordinadores y proveedores de recursos materiales y humanos para su partido.

Muchos votantes, independientemente de que la recesión se originó en EUA, culparon al PAN, que encabeza el Poder Ejecutivo Federal, de su desempleo o menores ingresos. Esos son algunos factores que explican el retroceso del PAN y el avance del PRI, que pasó de tercera a primera fuerza en la Cámara de Diputados y ganó 5 de las 6 gubernaturas.

Inversionistas y los mercados internacionales perciben como positivo que mientras en el 2006 una izquierda, cercana a los planteamientos de Chávez, casi gana las elecciones presidenciales, en el reciente proceso electoral se desinfló y perdió el control hasta de su partido. El PRD, que dice representar a la izquierda, retrocedió a un lejano tercer lugar en casi todo el territorio nacional. En su bastión, el D.F., perdió terreno a favor del PAN.

Las elecciones se celebraron en paz y la mayoría de los perdedores reconocieron su derrota. Aunque falta castigar los gastos indebidos del PRI, provenientes del erario de algunos gobiernos estatales, no se registraron rellenos o robos de urnas, como en el siglo pasado. Un factor decisivo en el triunfo del PRI es que su dirigencia, en manos de Beatriz Paredes, logró la unidad de los diferentes grupos de priistas, cuyos pleitos en pasadas elecciones, como en las recientes le pasó al PAN, los debilitaron.