Asuntos Capitales

Recortes al gasto y crisis

“Si los Estados Unidos incrementaron su déficit presupuestal a más del 12 del PIB, ¿por qué México reduce su gasto si su déficit presupuestal se estima entre 2 y 3%?”


Luis Pazos
VIERNES, 31 DE JULIO DE 2009

Si los Estados Unidos incrementaron su déficit presupuestal a más del 12 del PIB, ¿por qué México reduce su gasto si su déficit presupuestal se estima entre 2 y 3%? Ese razonamiento lo expresan algunos economistas, políticos y legisladores que critican los recortes al presupuesto del 2009, debido a una disminución de los ingresos gubernamentales.

 

Esos críticos pasan por alto la primera gran diferencia entre México y Estados Unidos. Allá tienen una maquinita para imprimir dólares, cuya emisión se diluye en todo el mundo, pues hasta ahora aceptan dólares en casi todos los países, al igual que deuda del gobierno norteamericano.

 

En México, para financiar un gasto sin ingresos, tenemos que emitir dinero que ejercerá presión inflacionaria directamente sobre los mexicanos o incrementar la deuda gubernamental, lo que generará una mayor escasez de crédito entre las empresas mexicanas.

 

La elevación del déficit, junto con la falta de reformas estructurales, llevará a las calificadoras internacionales a bajarle la calificación a México, lo que se traducirá en menor inversión y mayores tasas de interés para empresarios y gobierno mexicano.

 

La vía para recuperar el empleo y el crecimiento está –como lo demuestro en el libro “La Crisis y cómo librarla”- en una mayor flexibilidad y sencillez de las leyes que condicionan la oferta y no en inyectar más demanda vía gasto gubernamental.

 

Hemos perdido competitividad internacional debido a una de las legislaciones laborales más retrógradas e inflexibles del mundo, a un sistema fiscal electivo con altas tasas y baja recaudación y a las limitaciones a la inversión privada en áreas como la energética.

 

Si realmente los nuevos diputados y los senadores quieren ver más empleo y crecimiento, tienen que apoyar reformas laborales, fiscales y energéticas, que nos permitan competir por la escasa inversión disponible para los países subdesarrollados en lo que resta del 2009 y en el 2010.