Asuntos Capitales

Para Haití ¿viviendas o empresas?

“Que los países ricos vean a Haití no sólo como una zona de desastre donde hay que mandar temporalmente comida y medicinas, sino como un país donde se puede invertir. Sólo así, los haitianos no regresaran a los mismos niveles de miseria que tenían antes del temblor. ”


Luis Pazos
VIERNES, 12 DE FEBRERO DE 2010

En 1945 varios países europeos se encontraban devastados por la Segunda Guerra Mundial. En Alemania las principales ciudades fueron fuertemente bombardeadas. El panorama era peor al de Haití después del temblor. Un profesor que visitó Alemania en esa época, me contó que los pocos edificios que quedaron en pie tenían hoyos de bombas.

 

Los Estados Unidos concibieron el llamado Plan Marshall, que consistía en otorgar a varios países europeos millones de dólares, principalmente para la construcción de viviendas y hospitales. En el caso de Alemania, su Canciller, Konrad Adenauer y el Ministro de Economía, Ludwig Erhard, les comunicaron a las autoridades americanas que el Plan Marshall se haría como ellos querían o no aceptaban la ayuda.

 

Los norteamericanos proponían la construcción de enormes multifamiliares para cobijar a los cientos de miles de alemanes cuyos hogares fueron destruidos, propuesta  que rechazó el gobierno alemán. ¿Qué querían Adenauer y Erhard?

 

Lo que le pidieron los alemanes al gobierno americano es que los recursos se invirtieran en empresas, para que sus trabajadores tuvieran un ingreso permanente y se restableciera la producción. Después vendrían las viviendas y los mejores niveles de vida. El plan se implementó como pidieron los gobernantes alemanes. Se crearon empresas que convirtieron a ese país en pocos años en una potencia mundial.

    

Los haitianos necesitan ayuda, pero si queremos que un desastre, como pasó en Alemania y Japón, se convierta en el punto de partida de un progreso duradero es necesario que el gobierno haitiano cree las condiciones para que aumenten las inversiones en empresas y maquiladoras.

 

Que los países ricos vean a Haití no sólo como una zona de desastre donde hay que mandar temporalmente comida y medicinas, sino como un país donde se puede invertir. Sólo así, los haitianos no regresaran a los mismos niveles de miseria que tenían antes del temblor.