Asuntos Capitales

De Grecia a México

“La reciente baja de las bolsas a nivel mundial debido a la crisis griega, le dio la razón a las autoridades mexicanas que el año pasado fueron criticadas, hasta por un Premio Nobel, por no aplicar las llamadas políticas fiscales contracíclicas.”


Luis Pazos
MARTES, 18 DE MAYO DE 2010
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La reciente baja de las bolsas a nivel mundial debido a la crisis griega, le dio la razón a las autoridades mexicanas que el año pasado fueron criticadas, hasta por un Premio Nobel, por no aplicar las llamadas políticas fiscales contracíclicas.

La crisis recesiva que se inició en el 2008, caracterizada por una caída de la demanda de bienes y servicios, fue debida principalmente a la contracción del consumo en los EUA. Esa caída fue compensada en dicho país por un aumento en el gasto público y en el déficit presupuestal. Algunos países imitaron las políticas norteamericanas sin tener una fabriquita de dólares.

En México, el Gobierno Federal planteó una reducción de gastos y un aumento de impuestos para enfrentar la crisis recesiva sin incrementar el déficit presupuestal. El Gobierno Federal envió al Congreso un proyecto para reducir secretarías y dependencias e implementar un impuesto generalizado al consumo. Aunque el Congreso por cuestiones políticas modificó la iniciativa, aprobaron un incremento de impuestos que, aunque no era el correcto, mantuvo a las finanzas públicas relativamente sanas.

En Grecia siguieron el camino fácil, en el 2009 incrementaron el déficit presupuestal a 13.6% del PIB, mientras en México, al 2.3%. La deuda gubernamental alcanzó en Grecia el 115% del PIB, en tanto en México sólo el 34% del PIB. En 2010 los griegos tienen que realizar un ajuste mayor al que se realizó en México en el 2009, para darle viabilidad y credibilidad a su economía.

En el 2010 la economía mexicana crecerá más del 4%, mientras la griega caerá en más del 4%. Esos hechos demuestran que lo solicitado al Congreso el año pasado por el Presidente Felipe Calderón y el Secretario de Hacienda, en ese entonces, Agustin Carstens, era lo correcto y que quienes le apostaban a un mayor déficit presupuestal, estaban equivocados.