Asuntos Capitales

PRI ¿Contra la competitividad?

“Ojalá los priístas tengan conciencia de que el país no puede esperar a que resuelvan sus diferencias internas para avanzar en un mundo globalizado y competitivo”


Luis Pazos
VIERNES, 7 DE OCTUBRE DE 2005

Una de las causas por la que México ha perdido competitividad internacional es la falta de reformas en materia laboral, fiscal y energética. La postergación de esos cambios es debida en parte a la lucha interna por el poder en el partido que gobernó a México durante 70 años.

 

En décadas pasadas el personaje que decidía cualquier pleito al interior del PRI era el Presidente de la República, considerado como la máxima autoridad en su partido. Ahora que no tienen un Presidente de México que a la vez sea presidente de facto del PRI, hay una fuerte lucha por apoderarse del poder dentro de esa institución política. Esa lucha ha sido un obstáculo para aterrizar reformas que se hubieran traducido en más crecimiento y empleos.

 

Durante la LVIII legislatura (2000–2003) el enfrentamiento por la dirección del PRI entre Madrazo y Beatriz Paredes, en ese entonces Coordinadora de la Bancada Priísta y con una reconocida capacidad a la negociación, impidió que en esa legislatura se aterrizaran reformas para lograr un mayor crecimiento económico. En la actual legislatura (2003–2006), la lucha entre Madrazo y la profesora Elba Esther Gordillo, ha sido un factor determinante en la postergación de las reformas estructurales necesarias para darle más competitividad a las empresas mexicanas.

 

La lucha interna entre Madrazo y Montiel por la candidatura presidencial por el PRI, hace que los legisladores priístas destinen el grueso de sus esfuerzos en buscar el triunfo de su precandidato y muestren poco o ningún interés en reformas que nos permitan aumentar la productividad.

 

Ojalá los priístas, entre quienes hay inteligentes y de buena fe, tengan conciencia de que si bien la lucha interna por el poder dentro del PRI es parte de la transición a la democracia de su partido, el país no puede esperar a que resuelvan sus diferencias internas para avanzar en un mundo globalizado y competitivo.

 

La falta de adecuación del entorno legal a una competida realidad global implica menos crecimiento y empleos. Y la responsabilidad histórica de que esos indicadores sean bajos, es de aquellos que con sus pleitos han obstaculizado las reformas para aumentar la competitividad.