Asuntos Capitales

“El capitalismo es la causa de todos los males”

“El papa Francisco debería opinar menos de economía y más de teología (bueno, espero que no sea un marxista disfrazado como lo son los teólogos de la liberación).”


Godofredo Rivera
LUNES, 22 DE JUNIO DE 2015

Recientemente el Papa Francisco señaló en su Encíclica los siguientes puntos en materia económica:

“Que el cambio climático se da en parte de manera natural pero que los estudios científicos indican que su principal causa somos los humanos”.

“Que el consumismo inmoral ha llevado a la sociedad a un comportamiento que permite la degradación continua del medio ambiente”.

“Que la tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes -sobre todo el carbón, pero aún el petróleo y, en menor medida, el gas- necesita ser reemplazada progresivamente y sin demora".

“Que los países en desarrollo están a la merced de las naciones industrializadas que explotan sus recursos para alimentar su producción y consumo, una relación estructuralmente perversa".

“Que el argumento de que solo a través del crecimiento económico se puede resolver el hambre, la pobreza y se puede recuperar el medio ambiente es falso. Es un concepto mágico del mercado”.

Una de las causas de mi distanciamiento con la Iglesia Católica es que continuamente sus miembros cometen en el discurso continuas burradas en materia de economía, y eso ha dañado seriamente a la humanidad. Lamentablemente el Papa Francisco cae en las mismas burradas de la curia romana.

Le aclaro al Papa Francisco algunas (por razones de espacio) de sus burradas económicas:

No hay duda de que el planeta se está calentando, pero se ha calentado y enfriado ya antes, y no es tan cálido ahora como lo era hace unos siglos, antes de que hubiera algún automóvil y antes de que hubiera tanto consumo de combustibles fósiles como ahora (el uso de tecnologías limpias pasa por el mercado y no por el Estado, que nada sabe de precios y costos). Dar por hecho de que los humanos son quienes provocan el mal llamado calentamiento global es ignorar que la principal fuente de emisión bióxido de carbono la constituyen los volcanes y ello nada tiene que ver con la actividad económica humana.

Al Gore (candidato a la presidencia de EU hace unos pocos años) se convirtió en el principal publicista del “calentamiento global” para beneficiarse económicamente, como todos los integrantes del llamado “Club de Roma”.

Gore es director de la empresa Generation Investment Management (GIM), una firma londinense que invierte en compañías verdes con una visión supuestamente sustentable. Su socio es David Blood, ex director de Goldman Sachs, el banco que domina los puestos financieros del gobierno de Obama. Gore y otros se han beneficiado con millones de dólares de los gobiernos de países desarrollados y son verdaderos cabilderos buscadores de rentas.

El argumento del “calentamiento global no es más que el negocio de unos cuantos. El objetivo principal es centralizar el poder económico en unos pocos (lo que Francisco llama instituciones internacionales) e imponer un impuesto (s) al carbono para así obtener más poder y con ello evitar que países tercermundistas (América Latina y China) se desarrollen. El asunto es imponer más obstáculos “ecologistas” para que los países emergentes no puedan desarrollarse a plenitud.

El Papa, al igual que todos los estatistas, no entienden al mercado, y la razón es sencilla, jamás en sus vidas han emprendido negocio alguno. Han vivido siempre de las limosnas y los subsidios de las personas productivas, esas que se encuentran en el sector privado. Han vivido desde siempre al amparo de la ubre gubernamental.

El Papa se quedó con la visión vetusta de la teoría latinoamericana de la dependencia, que tanto enarboló su paisano Raúl Prebisch, teoría que predicaba a diestra y siniestra que la riqueza de los países desarrollados se debía a la explotación de las naciones pobres. Teoría que no es otra cosa que marxismo disfrazado, el que ha llevado a varias naciones a la miseria y al hambre. Las naciones prósperas los son gracias al talento y libertad de sus ciudadanos. Las naciones pobres lo son gracias a las políticas económicas irresponsables de sus gobiernos. Culpar al rico por los males de la humanidad siempre ha sido el pretexto de los ignorantes e irresponsables (buena parte metida en la clase política o en la Iglesia).

¿El Papa sabe de crecimiento económico? No, absolutamente no. El crecimiento económico y no la dadiva gubernamental es la causa de que los seres humanos abandonen la miseria y la pobreza. Francisco debería revisar la literatura económica sobre los “tigres asiáticos” antes de escribir una encíclica. Francisco debería estar al tanto de que las naciones que más consumen (lo que la izquierda ignorante llama consumismo) son las más ricas y desarrolladas debido a que son las que más producen y generan riqueza. Que las naciones más pobres son las que menos producen y por tanto más miseria y pobreza presentan. Que las naciones pobres lo son en buena medida por el paternalismo y populismo gubernamental. Nada tiene que ver la miseria de los países pobres con la riqueza de las naciones prosperas, Francisco se traga todos los cuentos chinos al respecto.

Por cierto, las leyes ambientales más estrictas existen en las naciones más desarrolladas, así que señalar de manera superficial que el mundo es un tiradero de basura es de verdad ingenuo, cuando no ridículo. Aquellas naciones que mejor medio ambiente y calidad de vida tienen se lo deben a que los recursos naturales son privados y no de la nación (en la práctica del gobierno) como sucede en América Latina. El tiradero de basura se debe al intervencionismo gubernamental y sus constructoras de vivienda que sólo buscan hacer negocios entre funcionarios y empresarios de estos sectores. Construir más y más vivienda, sin recato alguno, sin tomar en cuenta las necesidades del mercado representa la verdadera amenaza al medio ambiente mundial. 

Francisco olvida que buena parte del deterioro de los bosques se debe a los mal definidos derechos de propiedad (en Latinoamérica los bosques son de todos, lo que es de todos en realidad acaba siendo de nadie, Francisco debería informarse sobre la “tragedia de los bienes comunes”) y a que la agricultura recibe cuantiosos subsidios de los gobiernos, lo que da pie a la depredación de vastas zonas forestales.

El papa Francisco debería opinar menos de economía y más de teología (bueno, espero que no sea un marxista disfrazado como lo son los teólogos de la liberación).

Francisco debería leer el libro de Vargas Llosa y Montaner El Perfecto Idiota Latinoamericano o el Regreso del Idiota.

Amigo lector, de burradas y burradas económicas, mejor una pequeña cucharada de conocimiento que nos aleje de las tarugadas.