Hay muchos indicios de que la reforma fiscal que propuso Calderón sí se aprobará oportunamente - antes de septiembre- por lo menos en lo esencial. Mientras que los perredistas hacen su numerito de Hamlet tercermundista ("negociar o no negociar, ése es el dilema"), los priístas juegan el papel de la novia deseosa que no quiere verse complaciente (sí, pero no hay prisa, dijo la líder de ese partido, lo cual quiere decir: le entro, pero que nadie crea que soy tan facilota), lo cual augura que después del 5 de agosto, elecciones en Baja California de por medio, la reforma tendrá vía libre. Pero sobre todo, para hacer este pronóstico, tengo un indicador infalible que llamaré "la prueba en contrario": Cada vez que la columnista peor informada de México, cuyas iniciales son MGZ y que escribe en Milenio, augura que algo fracasará es una garantía implícita de que eso, lo que sea, saldrá adelante. Y a la inversa. De veras no falla, créanme.