9/18/2008
El inicio de un “ser humano” según la ciencia
Adriana Merchant

En un reciente artículo, Luis Pazos anotó que la penalización o despenalización del aborto debía decidirse “en base a criterios científicos”, es decir, que sea la ciencia la que determine si lo que trae dentro una mujer embarazada puede catalogarse o no como un ser humano.

 

El criticado artículo ciertamente deja un mal sabor de boca por desdeñar la argumentación jurídica y moral, pero después de la “muy constitucionalista” resolución de la Corte al respecto queda claro que no estaría de más el razonamiento científico.

 

Avoquémonos, pues, a la ciencia como solicita Pazos. Investigando, encontré que existe entre los especialistas un virtual consenso sobre el momento en que el “producto” ya se puede considerar un ser humano:

 

·         “En el día 1 de la concepción –explica el embriólogo Keith L. Moore-, el cigoto unicelular es ya un organismo único de la especie homo sapiens, con sus 46 cromosomas definitorios”.

 

·         El especialista en bioética, Gonzalo de Miranda, explica que un ser vivo es aquél que ha iniciado su ciclo vital y aún no lo ha terminado, y cuyas partes forman un todo. Tal es la realidad del embrión. Inmediatamente después de ser concebido empieza a producir enzimas y proteínas humanas y a dirigir su propio crecimiento y desarrollo. Se trata de un ser humano, “una nueva, genéticamente única, recién existente, vida humana individual”.

 

·         Según el genetista Jerome Lejeune, “Cada uno de nosotros tiene un único principio, el momento de la concepción (...) Tan pronto como los 23 cromosomas llevados por el espermatozoide se encuentran con los 23 cromosomas llevados por el óvulo, la información general necesaria y suficiente para concebir todas las características del nuevo ser ha sido recogida (...) Cuando esta información llevada por el espermatozoide y el óvulo se ha combinado, entonces un nuevo ser humano es definido, lo cual nunca ha ocurrido antes ni nunca ocurrirá otra vez (...) El cigoto, y las células producidas en las subsiguientes divisiones no son simplemente células no descriptivas, o una “población” o “colección” suelta de células, sino un individuo muy especializado, (...) alguien que se construirá de acuerdo con sus propias reglas”.

 

Así pues, desde un punto de vista científico, un ser humano lo es desde que el cigoto es creado a partir de la unión entre un espermatozoide y un óvulo. El embrión NO es meramente una masa de células, simple tejido, vaya, ni siquiera es un ser humano “en potencia” sino un ser humano en acto, definido genéticamente y con capacidad para auto-desarrollarse. Por lo tanto, la continuidad de su proceso evolutivo hace ARBITRARIO cualquier intento de fijar su “humanidad” en algún punto entre el día de su concepción y el día de su defunción. Durante este espacio de tiempo, pese a las distintas etapas evolutivas, estamos en presencia de un mismo ser humano.

 

Como liberal, defiendo el derecho absoluto de las mujeres a decidir qué hacer con nuestra vida y con nuestro cuerpo. Como liberal, también, defiendo –aún antes de la propiedad y la libertad- la vida humana desde su inicio; y éste se verifica desde el momento de la concepción. Y como liberal me atengo a la racionalidad para sustentar que es en ese momento cuando esa “cosa” ya no es mi cuerpo ni me pertenece y por lo tanto no tengo ya ningún derecho para determinar si debe seguir existiendo o no.



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