Chicago (AIPE)- Un reciente y revelador reportaje del New York Times
examinó el caso de los “intocables” en la India en relación a exitosas reformas
económicas de ese país. Los intocables pertenecen a la clase social más baja y
pobre de la India, a quienes se les había dado la espalda durante siglos. Sus
miembros siempre tenían los peores trabajos y vivían en espantosas condiciones.
El reportaje se basa en el éxito de un intocable, Chandra
Bahn Prasad, ex
revolucionario maoísta. Su experiencia e interpretación de los efectos de la
liberación económica comenzada en 1991 lo convirtió en firme creyente de que
mercados abiertos y competitivos son la única esperanza para su casta. Aunque poco
después de la independencia en 1947 las castas fueron abolidas y,
especialmente, la espantosa condición de 160 millones de intocables, éstos
lograron avanzar muy poco durante los siguientes 40 años de socialismo. Pero Prasad se convirtió en un liberal al ver cómo 15 años de
reformas económicas aportaron oportunidades insospechadas a los intocables.
La teoría económica sobre discriminación apoya la experiencia de Prasad. La discriminación aumenta los costos y reduce las
utilidades, colocando a quienes discriminan en posición desventajosa vis-à-vis otros patronos que
maximizan sus utilidades y contratan en base a la productividad del trabajador,
no su casta o raza. Lo mismo sucede en sectores que permiten el libre ingreso
de nuevas empresas competidoras.
Esa es la razón por la que a las minorías les va mejor en nuevas
industrias y en empresas pequeñas. Tanto los judíos como los negros eran,
originalmente, más fácilmente aceptados por Hollywood
que en industrias establecidas, como la
del acero y la banca. Y en las Grandes Ligas no aceptaban jugadores de color
hasta que Jackie Robinson
fue contratado por los Dodgers en 1947.
Cuando al comienzo del siglo XX los judíos no podían conseguir trabajo
en los bancos, algunos de ellos comenzaron a fundar sus propios bancos.
La globalización y el crecimiento del comercio internacional añaden otra
fuerza competitiva en contra de la discriminación. Como antes mencioné, los
costos de producción aumentan cuando los patronos discriminan contra minorías en
el empleo, lo cual da ventajas a productores extranjeros que no lo hacen y
reduce la competitividad internacional de los países donde se discrimina.
El lento crecimiento del Sur de Estados Unidos ilustra los efectos
negativos de la discriminación y nos muestra por qué las industrias del Sur
operaban con desventajas con respecto a sus competidores del Norte y del Oeste
del país.
El rápido crecimiento del intercambio comercial alrededor del mundo en
las últimas décadas y la creciente inclinación hacia el libre mercado a veces
aumenta --en lugar de reducir-- la desigualdad de ingresos, al menos por cierto
tiempo. Sin embargo, el comercio y la competencia han hecho que la desigualdad
dependa más en las diferencias del aporte del capital humano que en el color de
la piel, el sexo, la religión, las castas y demás fuentes de discriminación.
Esto no se suele apreciar, pero es una importante consecuencia de la
globalización y del creciente intercambio comercial alrededor del mundo.
___* Profesor de economía de la
Universidad de Chicago y Premio Nobel.
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