La
fogata consumiendo los mercados financieros mundiales, parece estar inmunizada
contra las recetas de los modernos pitonisos
incrustados en las tesorerías de los países del globo. Cada cucharada de la
nueva poción recetada al paciente, parece agravar su ya crítica situación y
arrimarlo al precipicio de la desesperación mientras los especialistas se
rascan la cabeza sin entender la resistencia de la enfermedad.
El
Presidente Truman de los EU en los años 50 hizo
mundialmente famosa la frase: "Yo nunca les dibujé un infierno, solo les
dije la verdad." El significado de ella iba mucho más allá de su simple
semántica; era la primera señal clara para el pueblo americano de que había
esperanza para recuperar algo muy valioso y que durante mucho tiempo había
permanecido perdido en la vorágine del Siglo XX: la confianza.
La
vida económica de los pueblos es esculpida por la cultura y depende y se
fundamenta en ese vínculo moral que es la confianza. Esto es un contrato no
escrito entre ciudadanos que facilita la convivencia, las transacciones,
promueve la creatividad individual y justifica alguna acción colectiva. En la
lucha global que se desarrolla en estos momentos para domar la grave amenaza de
los mercados financieros, el capital social representado por la confianza será
tan importante como el capital físico o intelectual.
Desde
el nacimiento de los EU como nación, el pegamento que amalgamara las piezas de
la construcción de la sociedad tan bien descrita por Tocqueville,
fue la combinación de dos elementos; libertad y la confianza de sus ciudadanos
en las instituciones que en esos momentos construían y sobre todo; confianza en
su gobierno emanado de las brillantes mentes libertarias de sus fundadores,
quienes plasmaban sus visiones en
Libertad
y confianza durante los primeros 70 años de vida de los EU como nación
independiente, fueron el combustible para catapultar a ese pequeño grupo de
colonias que tímidamente asomaban al Atlántico, en una poderosa nación de
emprendedores, exploradores, arriesgados y visionarios hombres de negocios que
expandían su territorio para ahora conectar los dos océanos. Sin embargo, con
el estallido de la guerra civil cuando el gobierno federal de forma ilegal y
con la fuerza de las armas le negaba a los Estados del sur su derecho
constitucional de separarse de
Este
proceso de descomposición siguió desarrollándose y se arreció con motivo de
El
derrumbe de ese gran edificio de la confianza siguió su lento proceso cuando
las erróneas políticas gubernamentales y las del Fondo de
La
historia de los EU a partir de esos momentos tomaba un rumbo totalmente
diferente al contemplado por sus fundadores mediante el inicio del proceso de
socialización liderado por Roosevelt y su New Deal, que para su fortuna
coincidiría con el estallido de
Los
años 60 y 70 fueron la culminación del ese proceso con los tristes capítulos
del asesinato de Kennedy, el de Martin Luter King, la guerra de Viet Nam y sus casi 60,000
muertos, el Watergate de Nixon,
pero sobre todo el arribo a
Estos
acontecimientos llevarían a
Pero
en 1992 invadía ese mismo recinto el carismático Bill
Clinton y su tropa, la personificación del engaño y
la mentira. Durante 8 años este hombre se dedicó a engañar a su pueblo que no
solo lo aceptaba, lo festejaba porque "la economía prosperaba." El
"Yo no tuve relaciones sexuales con esa mujer;" el mentir bajo
juramento, el recibir aportaciones para su campaña de países como China, el
convertir $1,000 dólares en $100,000 con futuros de ganado, sus explicaciones
cantinflescas se identificó en el nuevo juego. La contabilidad del gobierno
federal ahora se sabe estaba más amañada que la de Enron
y los superávit eran espejismos.
¿Qué
sucede en estos momentos? Las profecías del Dr. No; Ron Paul
y de Don Hugo Salinas Price se han hecho realidad. La
confianza se ha perdido, la gente no cree en su gobierno, en sus empresas, en
sus contabilidades, en sus iglesias. El precepto bíblico de "ten fe y te
salvarás" Parece ausente de la conciencia y de vida de los ciudadanos del
mundo quienes parecen haber adoptado el adagio árabe: "Confía en Alá, pero
amarra tu camello." Confianza es el lubricante de los sistemas sociales;
sin ella, la maquinaria del sistema se atora. Por ello en estos momentos
mientras los economistas se rascan la cabeza tratando de adivinar lo que
sucede; el mercado parece gritarles; "la mula no era arisca."