10/16/2008
De la crisis (IV)
Arturo Damm

La tarea de cualquier banco central, el Banco de México incluido, es la de mantener estable el índice de precios, no la de evitar el alza o baja de los precios, ¡algo muy distinto! Cuando intenta esto último, por lo general, acaba creando más problemas de los que pretendía solucionar, problema que, cuando del tipo de cambio se trata, bien puede ser una macro devaluación, cuando lo que se pretendía evitar era una devaluación. Eso nos pasó en el 94 y 95.

 

Las autoridades monetarias del país pretenden evitar una mayor alza del precio del dólar, para lo cual están dispuestas a inyectarle dólares al mercado cambiario, tal y como lo han hecho en los últimos días, iniciando así una práctica que podría repetir lo sucedido en 1995. Mucho hay que criticar a esta medida, comenzando por la eliminación, para todo efecto práctico, de la libre flotación, y su contrapartida: la imposición, diaria, de un precio máximo para el dólar. El Banco de México anunció que “a partir del 9 de octubre y hasta nuevo aviso (…) ofrecerá diariamente 400 millones de dólares mediante una subasta a un tipo de cambio mínimo de dos por ciento superior al tipo de cambio del día hábil inmediato anterior” o, dicho de otra manera, que inyectará al mercado 400 millones de dólares cada vez que el tipo de cambio aumenté más de un 2 por ciento, con lo cual, uno, se elimina la libre flotación del tipo de cambio, ¡¡¡grave error!!!, y, dos, se impone diariamente un precio máximo al dólar, ¡¡¡también grave error!!!

 

Entre el 9 y el 10 de octubre el Banco de México debería de haber subastado, según lo dicho en el comunicado, 800 millones de dólares. ¿Cuántos subastó? 9 mil 300, el 11 por ciento de sus reservas. ¿Qué quiere decir lo anterior? Que en solamente dos días el banco central echó mano de poco más de la décima parte de sus reservas, tendencia que, de mantenerse, supone que en menos de dos semanas se agoten las reservas del  Banco de México, momento a partir del cual el banco central ya no será capaz de apuntalar el tipo de cambio, momento a partir del cual deberá dejarlo flotar libremente, momento a partir del cual el tipo de cambio se puede ir ¿a cuánto: 18, 24 30 pesos por dólar?


Por favor, no olvidemos el dato: en solamente dos días el banco central subastó el 11 por ciento de sus reservas, y lo hizo no tanto por la fuerza de las presiones devaluatorias que ya estaban operando, sino por las presiones devaluatorias que la misma medida ocasionó, lo cual se muestra en el hecho de que las autoridades consideraron que con 400 millones de dólares diarios sería más que suficiente, siendo que no fue así: el viernes tuvieron que subastar 6 mil millones adicionales, con un resultado decepcionante: el tipo de cambio no solamente no bajó, ¡subió!, habiendo llegado a un nuevo máximo histórico.


¿Cuántas reservas está dispuesto a comprometer el Banco de México? ¿Qué pasará, con el tipo de cambio, el día que el banco central anuncie el fin de la inyección de dólares? ¿Qué sucederá si al Banco de México se le agotan los dólares, antes de que logre, tal y como se señala reiteradamente en sus circulares, “restablecer la operación normal del mercado cambiario”? ¿Qué debe entenderse por operación normal del mercado de cambios? Y la más importante de todas las preguntas: ¿qué lo sucedido en 1994, con el esquema de banda de fluctuación del tipo de cambio, el uso de reservas de Banxico para mantenerlo, y la crisis devaluatoria del primer trimestre del 95 no nos enseñó nada?

 

Es cierto, la culpa no es del Banco de México, sino de la Comisión de Cambios, integrada por gente de Hacienda y del banco central, presidida de manera titular por el secretario Carstens, comisión que es una cuña enorme que el Poder Ejecutivo mete en la independencia del Banco de México, cuña que puede llegar a costarnos muy cara. ¡¡¡No olvidemos el 95!!!

 

Continuará.

 



«Regresar a la página de inicio