La tarea de cualquier banco central,
el Banco de México incluido, es la de mantener estable el índice de precios, no
la de evitar el alza o baja de los precios, ¡algo muy distinto! Cuando intenta
esto último, por lo general, acaba creando más problemas de los que pretendía
solucionar, problema que, cuando del tipo de cambio se trata, bien puede ser
una macro devaluación, cuando lo que se pretendía evitar era una devaluación.
Eso nos pasó en el 94 y 95.
Las autoridades monetarias del país
pretenden evitar una mayor alza del precio del dólar, para lo cual están
dispuestas a inyectarle dólares al mercado cambiario, tal y como lo han hecho
en los últimos días, iniciando así una práctica que podría repetir lo sucedido
en 1995. Mucho hay que criticar a esta medida, comenzando por la eliminación,
para todo efecto práctico, de la libre flotación, y su contrapartida: la
imposición, diaria, de un precio máximo para el dólar. El Banco de México
anunció que “a partir del 9 de octubre y hasta
nuevo aviso (…) ofrecerá diariamente 400 millones de dólares mediante una subasta a un tipo de
cambio mínimo de dos por ciento superior al tipo de cambio del día hábil
inmediato anterior” o, dicho de otra manera, que inyectará al mercado 400 millones
de dólares cada vez que el tipo de cambio aumenté más de un 2 por ciento, con
lo cual, uno, se elimina la libre flotación del tipo de cambio, ¡¡¡grave
error!!!, y, dos, se impone diariamente un precio máximo al dólar, ¡¡¡también
grave error!!!
Entre el 9 y el 10 de octubre el Banco de México debería de haber
subastado, según lo dicho en el comunicado, 800 millones de dólares. ¿Cuántos
subastó? 9 mil 300, el 11 por ciento de sus reservas. ¿Qué quiere decir lo
anterior? Que en solamente dos días el banco central echó mano de poco más de
la décima parte de sus reservas, tendencia que, de mantenerse, supone que en
menos de dos semanas se agoten las reservas del
Banco de México, momento a partir del cual el banco central ya no será
capaz de apuntalar el tipo de cambio, momento a partir del cual deberá dejarlo
flotar libremente, momento a partir del cual el tipo de cambio se puede ir ¿a
cuánto: 18, 24 30 pesos por dólar?
Por favor, no olvidemos el dato: en solamente dos días el banco central subastó
el 11 por ciento de sus reservas, y lo hizo no tanto por la fuerza de las
presiones devaluatorias que ya estaban operando, sino
por las presiones devaluatorias que la misma medida
ocasionó, lo cual se muestra en el hecho de que las autoridades consideraron
que con 400 millones de dólares diarios sería más que suficiente, siendo que no
fue así: el viernes tuvieron que subastar 6 mil millones adicionales, con un
resultado decepcionante: el tipo de cambio no solamente no bajó, ¡subió!,
habiendo llegado a un nuevo máximo histórico.
¿Cuántas reservas está dispuesto a comprometer el
Banco de México? ¿Qué pasará, con el tipo de cambio, el día que el banco
central anuncie el fin de la inyección de dólares? ¿Qué sucederá si al Banco de
México se le agotan los dólares, antes de que logre, tal y como se señala
reiteradamente en sus circulares, “restablecer la operación normal del mercado
cambiario”? ¿Qué debe entenderse por operación
normal del mercado de cambios? Y la más importante de todas las preguntas:
¿qué lo sucedido en 1994, con el esquema de banda de fluctuación del tipo de
cambio, el uso de reservas de Banxico para mantenerlo, y la crisis devaluatoria del primer trimestre del 95 no nos enseñó
nada?
Es cierto, la culpa no es del Banco de México, sino de
Continuará.