Hace
seis meses y 20 días me acordé de la fábula del parto de los montes, de Félix
María Serafín Sánchez de Samaniego (1745-1801), con pretexto de la pomposamente
llamada “reforma energética”. Preví, malicioso y descreído, que iba camino a
convertirse en una nueva representación de la famosa fábula que dice:
"Con
varios ademanes horrorosos,
"Los
montes de parir dieron señales;
"Consintieron los hombres temerosos
"Ver nacer los abortos más fatales.
"Después
que con bramidos espantosos
"Infundieron pavor a los mortales,
"Estos
montes que al mundo estremecieron,
"Un ratoncillo fue lo que parieron”
No
es condición fatal de la democracia este género de improductividad. Sí lo es –condición
fatal- de un gobierno, electo democráticamente, que ha sacrificado los
principios (deseables) en el altar de las oportunidades (posibles), como si el
propio gobierno descreyese de su condición legítima y legal, como si el propio
gobierno tasase en mucho más los votos en contra que los votos a favor que
recibió en julio de 2006.
La
reforma –el ratoncillo– no resuelve los problemas de
las finanzas públicas adictas al petróleo, no nos ofrece a los consumidores de
energéticos un entorno de más y mejores opciones apoyadas en la libre
competencia, no pone al día al país para que usemos fuentes de energía más
limpias y productivas, no endereza el curso torcido del monopolio gubernamental
llamado PEMEX, no propicia siquiera una explotación oportuna del potencial
petrolero que subyace en aguas profundas del Golfo de México que corresponden
al país, no estimula la inversión privada en refinerías y en otras actividades
de la petroquímica, no genera esperanzas de que se incremente la tasa de
reposición de reservas petroleras, no define si se seguirá subsidiando el
dispendio de combustibles de origen fósil, la contaminación de las ciudades y
la proliferación de camionetotas de narcos, nacos,
políticos y líderes sindicales.
Pero
eso sí: No privatiza ni un alfiler de PEMEX y ha recibido –el ratoncillo- el
empujón final con la promesa de que gastaremos miles de millones de pesos de
dinero público para construir una refinería… que refinará petróleo importado.