9/23/2008
“Yo, gobierno, te salvaré del desastre que fabriqué”
Ricardo Medina

La actual crisis del sistema financiero en Estados Unidos no demuestra las presuntas fallas del mercado libre, sino el reiterado fracaso del intervencionismo gubernamental.

 

Hubo quien con toda oportunidad anticipó, tan temprano como en 2002, los peligros que hoy se han convertido en realidad. Un análisis de la revista Business Week (“The homes keep selling”, 11 de marzo de 2002) preveía con gran perspicacia cómo la combinación de: (a): una política monetaria pretendidamente anti-recesiva instrumentada por la Reserva Federal con (b): el impulso dado por los gobiernos de Bill Clinton y George W. Bush al otorgamiento de créditos hipotecarios –avalados por el gobierno de Estados Unidos- en condiciones “blandas” para la población de escasos recursos, podía convertirse en la tormenta perfecta. Efectivamente: sucedió.

 

La venta de más de 900 mil nuevas casas tan sólo durante 2001 configuraba un boom de vivienda que crecería exuberantemente durante los siguientes años. Los ingredientes detrás de esa gigantesca burbuja fueron dos: 1. Dinero fácil, con tasas de interés negativas (la estrategia de Alan Greenspan para lograr un “aterrizaje suave” de la economía después del estallido de la burbuja de las acciones “punto com”) y 2. Una decidida intervención gubernamental para que los bancos otorgasen cada vez más préstamos hipotecarios a sectores pobres de la población, préstamos en condiciones ventajosas frente a las que habrían prevalecido en el mercado comercial, gracias al aval implícito del gobierno en los valores emitidos, para fondear los créditos, por dos grandes hipotecarias: Fannie Mae y Freddie Mac. Instituciones clasificadas como empresas de patrocinio gubernamental (Government Sponsored Entreprise o GSE).

 

Los mercados no fallaron, fue otra vez el gobierno el que distorsionó los mercados y fabricó no sólo un fracaso, sino una gigantesca debacle.

 

Hoy, los políticos y el gobierno se presentan como los únicos que tienen la salvación… frente a un desastre que ellos crearon con gran esmero.



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