10/10/2008
De la crisis (II)
Arturo Damm

En los últimos meses, agosto - octubre, producto de una menor entrada, y una mayor salida, de dólares, el peso se ha devaluado 24 por ciento. Ante este hecho no ha faltado quien diga que no hay de qué preocuparse ya que el Banco de México cuenta con poco más de 84 mil millones de dólares en sus reservas, de los cuales puede echar mano para contener las presiones devaluatorias, usándolos para aumentar la oferta de la divisa estadounidense en la proporción en la que se incremente su demanda, lo cual supondría ponerle fin a la libre flotación del tipo de cambio, algo que sería un gravísimo error.

 

La mejor garantía de que la reciente devaluación hará el menor daño posible es, precisamente, la libre flotación del tipo de cambio, que permite que, día tras día, salga cualquier presión, de o revaluatoria, que se genere sobre el precio del dólar o, dicho de otra manera, que evita la acumulación de presiones, re o devaluatorias, sobre el tipo de cambio. La libre flotación no impide la devaluación, pero sí reduce considerablemente la posibilidad de una macrodevaluación, de peso en peso y de la noche a la mañana. No es lo mismo que el tipo de cambio se devalúe 24 por ciento en tres meses (como sucedió entre el 2 de agosto y el 8 de octubre), a que se devalúe en ese porcentaje de un día para otro. ¿Cuál de las dos devaluaciones hace más daño? Hay que distinguir entre devaluación y crisis devaluatoria.

 

¿Qué pasaría si el Banco de México decidiera echar mano de sus dólares para contener las presiones devaluatorias? Que le estaría haciendo el juego a los especuladores, razón por la cual no pasaría mucho tiempo (¿cuánto: seis, doce, dieciocho meses?) antes de que se le agotaran sus reservas, momento en el cual se volvería a la libre flotación, que daría como resultado, tal y como sucedió en el primer trimestre del 95, una macrodevaluación, de peso en peso, de la noche a la mañana, de la que se beneficiarían todos los que, en su momento, compraron dólares baratos. Lo explico.

 

Supongamos, uno, que el Banco de México anuncia que usará sus dólares para mantener fijo el tipo de cambio en 12 pesos y, dos, que usted tiene todo el dinero del mundo para comprar dólares. ¿Qué le conviene hacer? Comprarlos hoy a 12 pesos para venderlos, en el futuro, a un precio mucho mayor y obtener una ganancia considerable. ¿Por qué? Lo explico. Cada vez que, por el aumento en la demanda de dólares, su precio sube, el banco central echa mano de sus dólares para incrementar su oferta y así contrarrestar la presión alcista, lo cual a usted, con todo el dinero del mundo para comprar dólares, le permite comprarlos relativamente baratos, es decir, a un precio menor del que hubiera pagado si el Banco de México no hubiera intervenido. Mientras el banco central actúe de esa manera crea el incentivo para que usted siga demandando dólares, siga presionando a la alza el tipo de cambio, ¡obligando al banco central a actuar de tal manera!, algo que la autoridad monetaria hará mientras tenga dólares con qué hacerlo, todo ello en beneficio de usted, a quien esa actuación del Banco de México le permite comprar divisa estadounidense relativamente barata. ¿Pero qué sucederá cuando al Banco de México se le agoten las reservas? Que no tendrá con qué aumentar la oferta de dólares, razón por la cual ésta no se incrementará a la par que su demanda, motivo por el cual el tipo de cambio flotará libremente en el mercado, lo cual dará pie a una macrodevaluación, de peso en peso y de la noche a la mañana, que le permitirá a usted vender sus dólares a 18, 24, 30 (¿?) pesos, obteniendo así un utilidad del 50, 100 o 150 (¿?) por ciento.

 

Con pocas palabras: si el Banco de México decidiera usar sus dólares para mantener fijo, o semifijo, el tipo de cambio, estaría generando las condiciones para que, al paso de unos meses (¿cuántos: seis, doce, dieciocho?) se presentara una macrodevaluación, algo que debe evitarse a toda costa. Entonces, ¿qué debe hacer el banco central ante la devaluación? Nada, dejar que el precio del dólar se vaya tan arriba como lo lleve el mercado, algo que, ya lo vimos, no está dispuesto a hacer, si bien es cierto que la subasta diaria de 400 millones de dólares, a un precio 2 por ciento por arriba del tipo de cambio del día anterior, no supone fijar el tipo de cambio, si bien también es cierto que no deja de ser una intervención en el mercado.

 

Continuará.



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