Decepcionante
la “reforma” petrolera aprobada la semana pasada. Sigue sin entenderse el
meollo del asunto: mientras PEMEX
siga perteneciendo a políticos, lideres sindicales y burócratas en turno,
mientras PEMEX opere como monopolio de gobierno, mientras PEMEX no rinda
cuentas, mientras PEMEX no reciba inversión privada, nacional y extranjera,
mientras PEMEX no sea de los mexicanos y compita libremente con otras empresas,
seguirá siendo una empresa petrolera de tercera, una empresa envuelta en la
corrupción, y lo peor, una empresa endeudada, ah, que eso sí, quiere que los
contribuyentes seamos sus socios y soportemos parte de su deuda. Decepcionante.
Decepcionante
la forma en que el PAN cedió a las presiones estatistas
del PRD y PRI para aprobar una reforma mediocre, que tal vez en el futuro sólo
complique las cosas y termine por endeudarnos y empobrecernos más a los
mexicanos. Vaya manera de no saber argumentar. A pesar de la evidencia
contundente de que lo mejor para las empresas petroleras es asociarse y recibir
capital privado, en México es decepcionante que aún reine ese tufo rancio de
nacionalismo ramplón y mediocre. Sí, ese nacionalismo que es resultado de la
educación de “maistros” como los de Oaxaca y Morelos
que admiran a Stalin, Mao, Lenin y Marx y que desearían que
México vaya rumbo a la nefasta vía socialista, “maistros”
a los que no les basta con ver a las sobrevivientes y jodidas economías
centralmente planificadas como Cuba y Corea del Norte para entender que el socialismo
no funciona. Nuestros políticos simplemente replican el fanatismo nacionalistoide de sus viejos educadores, los “maistros” mexicanos. Decepcionante.
Decepcionante
la manera en que el Presidente Calderón aplica programas keynesiano-populistas
exponiendo peligrosamente la estabilidad económica de los mexicanos mediante el
déficit fiscal. Ya están ahí los anuncios en radio y televisión que al más puro
estilo del aquel rancio PRI, anuncia que el papel del gobierno es “mantener el
crecimiento económico,” que la obra pública bruta (hospitales, universidades,
bachilleratos, infraestructura, etc.) sacará del hoyo a la economía mexicana.
Como si de eso dependiera. La realidad es que el estatismo calderonista
hará a México menos competitivo, lo que se acentuará con la seudo reforma
petrolera. Decepcionante.
Decepcionante
la actuación de
Decepcionante
ver la intervención gubernamental internacional que prosigue dotando de esa
droga llamada liquidez que, combinada con el estatismo creciente, sólo alargará
y complicará la recuperación. Es tiempo de entender que un keynesianismo más
eficiente, que mejore “la eficiencia marginal del capital” no es el ramplón de
que los gobiernos gasten y gasten como locos, que los bancos centrales inyecten
liquidez artificial, liquidez que no refleja la riqueza real de las economías.
Eso sólo los llevará a estancamiento con inflación. Un keynesianismo más
eficiente sería que los países desarrollados, independientemente de que tengan
que respaldar a sus sistemas bancarios a través del banco central (dada la
ausencia del patrón oro no les queda otra), de una vez por todas con liderazgo se
reúnan y vía decisiones de gobierno, eliminen todas las barreras comerciales,
sobre todo los costosísimos aranceles en alimentos, así como el anuncio de una
reducción sustancial de los impuestos. Eso sí sería no decepcionante y haría
más rápida la recuperación. A ver mis Neokeynesianos,
recuerden que los efectos del multiplicador son mayores mientras más bajos sean
los impuestos. Por cierto, una reforma a los mercados laborales, que los haga
más flexibles ayudaría a que los salarios fueran menos rígidos y coadyuvarán
más rápidamente a la recuperación.
Finalmente,
decepcionante la manera en que la vasta mayoría de los periodistas aplaude a la
seudo reforma petrolera. Pero no los culpo, al igual que los políticos han sido
educandos de los “maistros” nacionalistas. Dada la
decepcionante semana, sólo me queda escribir mis quejas y pasear a mi perro.
Otro hecho decepcionante: La ladrona Cristina Kirchner
No veo otra
forma de llamarle a