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La teora de la banca central y de la banca libre desde una perspectiva austraca

“En el presente artculo, y con el objetivo tanto de proponer una nueva aproximacin en el anlisis de los problemas de teora monetaria y bancaria, como de dar pie a un renovado debate intelectual sobre los mismos, reconsideraremos, desde un nuevo punto de vista, algunos aspectos de la polmica doctrinal entre los partidarios de la banca libre y los defensores de la banca central, as como las razones por las cuales puede considerarse que la institucin de la banca central no es un resultado espontneo y evolutivo surgido del mercado, para acabar concluyendo cul, en nuestra opinin, debera de ser el sistema monetario y bancario en una sociedad libre.”


Jess Huerta de Soto
MIÉRCOLES, 24 DE FEBRERO DE 2010
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1. INTRODUCCIN

La teora del dinero, del crdito bancario y de los mercados financieros constituye el desafo terico ms importante para la ciencia econmica en el umbral del siglo XXI. De hecho, no es ningn atrevimiento afirmar que cubierto el "gap terico" que representaba el anlisis del socialismo[1] , quiz el campo ms desconocido y a la vez ms transcendental sea el monetario. Como bien ha puesto de manifiesto Friedrich A. Hayek[2] , en esta rea imperan por doquier los errores metodolgicos, el desconocimiento terico y, como consecuencia de todo ello, la coaccin sistemtica de origen gubernamental. Y es que las relaciones sociales en las que se ve implicado el dinero son, con mucho, las ms abstractas y difciles de entender, por lo que el conocimiento social generado e implicado por las mismas es el ms vasto, complejo e inaprensible. Esto motiva que la coaccin sistemtica ejercida por los gobiernos y bancos centrales en este campo sea, con gran diferencia, la ms daina y perjudicial. Adems, este retraso intelectual de la teora monetaria y bancaria no ha dejado de tener graves efectos sobre la evolucin de la economa mundial, como lo prueba el hecho de que en los actuales momentos, y a pesar de todos los sacrificios realizados para sanear las economas occidentales despus de la crisis de los aos 70, indefectiblemente se haya cado de nuevo en los mismos errores de descontrol financiero y monetario, que han motivado de forma inexorable la aparicin de una nueva recesin econmica mundial de considerable magnitud.

Por otro lado, el hecho de que los desmanes monetarios y financieros hayan tenido, adems, su origen durante la segunda parte de la dcada de los 80 en las polticas aplicadas por las administraciones supuestamente liberales de los Estados Unidos y el Reino Unido, dramatiza an ms la importancia que tiene hacer avanzar la teora para evitar que, incluso dentro del campo liberal, lderes polticos como Reagan y Thatcher puedan en el futuro cometer los mismos errores, y sean as capaces de identificar claramente cul es el sistema monetario y bancario verdaderamente compatible con una sociedad libre. Se trata, en suma, de desarrollar nada ms y nada menos que todo un programa de investigacin dirigido a concebir cul habra de ser el sistema monetario y bancario de una sociedad no intervenida (sistema que, segn es evidente, muchos liberales todava no tienen nada claro)[3] .

En el presente artculo, y con el objetivo tanto de proponer una nueva aproximacin en el anlisis de los problemas de teora monetaria y bancaria, como de dar pie a un renovado debate intelectual sobre los mismos, reconsideraremos, desde un nuevo punto de vista, algunos aspectos de la polmica doctrinal entre los partidarios de la banca libre y los defensores de la banca central, as como las razones por las cuales puede considerarse que la institucin de la banca central no es un resultado espontneo y evolutivo surgido del mercado, para acabar concluyendo cul, en nuestra opinin, debera de ser el sistema monetario y bancario en una sociedad libre. Esperamos, adems, que nuestras consideraciones arrojen alguna luz en muchos problemas concretos de poltica econmica de gran actualidad, entre los cuales sin duda alguna destaca por su importancia el de la futura evolucin del sistema monetario europeo.

2. EL DEBATE ENTRE LOS TERICOS DE LA BANCA LIBRE Y EL BANCO CENTRAL

Comenzando primero con el anlisis de la polmica doctrinal entre los partidarios del banco central y de la banca libre[4] , es ante todo preciso poner de manifiesto, en contra de lo que a veces se ha credo, que tal polmica no es enteramente coincidente con la que se efecta en el siglo XIX entre los tericos de la denominada "escuela bancaria" (banking school), en contra de aqullos de la denominada "escuela monetaria" (currency school). En efecto, aunque muchos de los defensores de la libertad bancaria fundamentaran sus razones en los falaces y defectuosos argumentos inflacionistas de la "escuela bancaria", y la mayora de los tericos de la "escuela monetaria" pretendieran lograr sus objetivos de solvencia financiera y estabilidad econmica mediante la creacin de un banco central que pusiera coto a los abusos, existieron, ya desde un principio, solventes tericos de la "escuela monetaria" que siempre consideraron imposible y utpico pensar que el banco central no fuera a empeorar an ms los problemas, y que fueron conscientes de que la mejor manera de poner coto a la creacin de medios fiduciarios y de lograr la estabilidad monetaria era a travs de un sistema de banca libre sometido, al igual que el resto de los agentes econmicos, a los principios tradicionales del derecho civil y mercantil. Por otro lado y paradjicamente, la mayora de los defensores de los postulados de la "escuela bancaria" terminaron aceptando con agrado el establecimiento de un banco central que, como prestamista de ltima instancia, vena a garantizar y perpetuar los privilegios expansionistas de una banca privada que, cada vez con ms ahnco, pretenda evadirse de sus compromisos y dedicarse al lucrativo "negocio" de crear dinero fiduciario a travs de la expansin crediticia sin tener que preocuparse excesivamente por los problemas de liquidez gracias al respaldo que supona el establecimiento de un banco central.

Es importante resaltar el hecho de que la mayora de los tericos de la "escuela monetaria" (currency school), aun acertando en la mayora de sus aportaciones tericas, fueron no obstante incapaces de apreciar que los mismos defectos que correctamente atribuyeron a la libertad de emisin de dinero fiduciario en forma de billetes por parte de los bancos, ntegramente se reproducan de forma idntica, slo que de manera ms oculta y solapada y por tanto ms peligrosa, en relacin con el "negocio" de concesin de crditos de forma expansiva con cargo a los depsitos a la vista de los bancos. Y adems, estos tericos erraron proponiendo como poltica ms adecuada el establecimiento de una legislacin que tan slo acabara con la libertad de emisin de billetes sin respaldo, as como la constitucin de un banco central para defender los principios monetarios ms solventes. Solamente Ludwig von Mises, siguiendo la tradicin de Cernuschi, Hbner y Michaelis, fue capaz de darse cuenta de que la prescripcin a favor del banco central de los tericos de la "escuela monetaria" era errnea, y que la mejor y nica manera de lograr los solventes principios monetarios de la escuela era a travs de un sistema de banca libre sometido sin privilegios al derecho privado.

Este fracaso de la mayora de los tericos de la "escuela monetaria" fue fatal, pues no slo motiv que la Ley de Peel de 1844, a pesar de sus buenas intenciones, olvidara eliminar, como s hizo en relacin con los billetes de banco, la creacin de crdito fiduciario, sino que, adems, y en ltima instancia, respald la creacin de un sistema de banca central que, posteriormente, y sobre todo por culpa de la negativa influencia de tericos de la "escuela bancaria" como Marshall y Keynes, termin siendo utilizado con el respaldo de las errneas teoras de estos prestigiosos economistas, para justificar e impulsar unas polticas de descontrol monetario y desmn financiero mucho peores que aqullas a las que originariamente se pretenda poner remedio[5] .

3. LA EVOLUCIN DEL SISTEMA BANCARIO Y EL BANCO CENTRAL

El banco central no es un producto natural del desarrollo del sistema bancario[6] , sino que, por el contrario, aparece coactivamente impuesto desde fuera como resultado de la accin gubernamental dando lugar, como consecuencia de una serie de accidentes histricos, a todo un sistema monetario y financiero muy distinto al que habra surgido espontneamente de haberse mantenido un sistema de banca libre sometido sin privilegios al derecho privado y no intervenido ni coaccionado gubernamentalmente a travs del banco central[7] .

Y es que el sistema de banco central no es sino el lgico e inevitable resultado de la introduccin paulatina y subrepticia por parte de los banqueros privados, y en histrica complicidad con los gobiernos, del sistema bancario basado en la reserva fraccionaria. Y en este campo, es esencial no caer en la trampa intelectual en la que caen la mayora de los tericos defensores del sistema de banca libre[8] , y que, salvo la honrosa excepcin de Mises y pocos ms, no se dan cuenta de que la nica manera de lograr un verdadero sistema de banca libre es restableciendo el principio jurdico segn el cual es preciso mantener en reserva el 100 por cien de las cantidades de dinero recibidas en forma de depsitos a la vista.

Se trata, en ltima instancia, de aplicar al campo bancario y monetario esa idea seminal de Hayek de acuerdo con la cual, siempre que se viola una regla tradicional de conducta, bien sea a travs de la coaccin institucional del gobierno, o mediante la concesin por parte de ste de privilegios especiales a ciertas personas o entidades, siempre, antes o despus, habrn de aparecer consecuencias dainas y no deseadas en grave perjuicio del espontneo proceso social de cooperacin. La norma tradicional de conducta que se viola en el caso del negocio bancario es el principio del derecho de acuerdo con el cual en el contrato de depsito de dinero fungible, la tradicional obligacin de custodia que es un elemento esencial en todo depsito no fungible, se materializa en la exigencia de que, en todo momento, se mantenga una reserva del 100 por cien de la cantidad de dinero fungible recibida en depsito, de manera que todo acto de disposicin de ese dinero, y en concreto la concesin de crditos con cargo al mismo, supone una violacin de ese principio y, en suma, una acto ilegtimo de apropiacin indebida[9] . A lo largo de la historia, los banqueros pronto empezaron a estar tentados de violar la mencionada norma tradicional de conducta, usando en su propio beneficio el dinero de sus depositantes[10] . Esto sucedi, en un primer momento, de una manera vergonzante y secreta, pues todava se tena por parte de los banqueros la conciencia de un mal proceder[11] ; y slo posteriormente los banqueros consiguen que la violacin del principio tradicional del derecho se efecte de una manera abierta y legal, cuando felizmente obtienen del gobierno el privilegio para utilizar en su propio beneficio el dinero de sus depositantes (generalmente en la forma de crditos muchas veces concedidos en un primer momento al propio gobierno). De esta manera, se inicia la relacin de complicidad y la coalicin de intereses que ya es tradicional que exista entre gobiernos y bancos, y que explica a la perfeccin las relaciones de ntima "comprensin" y "cooperacin" que existen entre ambos tipos de instituciones y que hoy en da se aprecian con pequeas diferencias de matiz en todos los pases occidentales en casi todas las instancias. Y es que los banqueros pronto se dieron cuenta de que la violacin del principio tradicional del derecho mencionado, daba lugar a una actividad financiera altamente lucrativa para ellos, pero que en todo caso exiga la existencia de un prestamista de ltima instancia, o banco central, que proporcionase la necesaria liquidez en unos momentos de apuro, que la experiencia demostraba que siempre llegaban de forma recurrente[12] .

4. EL SISTEMA BANCARIO DE RESERVA FRACCIONARIA, EL BANCO CENTRAL Y LA TEORA DE LOS CICLOS ECONMICOS

Las nefastas consecuencias sociales de este privilegio que se ha concedido a los banqueros (pero no a ningn otro individuo o entidad) no fueron, sin embargo, perfectamente comprendidas hasta el desarrollo, por parte de Mises y Hayek, de la denominada Teora Austriaca del Ciclo Econmico.[13] En suma, lo que los tericos de la Escuela Austriaca han puesto de manifiesto es que empearse en perseguir el objetivo tericamente imposible (desde el punto de vista jurdico-contractual y tcnico-econmico) de ofrecer un contrato que simultneamente combine las mejores caractersticas de los fondos de inversin (y en especial la que consiste en la posibilidad de obtener inters de los "depsitos" realizados) con el contrato tradicional de depsito (que por definicin ha de permitir su retirada a su valor nominal en cualquier momento) tarde o temprano, pero siempre de manera inexorable, ha de producir unos inevitables ajustes espontneos, en forma, en un primer momento, de expansiones incontroladas de la oferta monetaria, inflacin, mala asignacin generalizada de los recursos productivos a nivel microeconmico y, en ltima instancia, recesin, liquidacin de los errores inducidos por la expansin crediticia en la estructura productiva, y paro masivo.

Es preciso darse cuenta de que el privilegio concedido a la banca de poder ejercer su actividad con un coeficiente de reserva fraccionario implica un evidente atentado en contra de una correcta definicin y defensa de los derechos de propiedad de los depositantes por parte de las autoridades gubernamentales.

Esto inevitablemente genera, como siempre que no se definen adecuadamente derechos de propiedad, un tpico efecto de "tragedia de los bienes comunales", en virtud del cual los bancos son especialmente proclives a tratar de adelantarse y expansionar antes y ms que sus competidores su correspondiente base crediticia. Por ello el sistema bancario basado en la reserva fraccionaria tiende siempre a la expansin ms o menos incontrolada, incluso aunque se encuentre controlado por un banco central que, al revs de lo que normalmente ha ocurrido hasta ahora, se preocupe seriamente de controlarla y ponerle lmites[14] .

5. EL SISTEMA MONETARIO Y BANCARIO EN UNA SOCIEDAD LIBRE

En suma, el principal defecto de la mayora de los tericos defensores de la banca libre es el de no darse cuenta de que ha de ser tericamente consustancial a su propuesta la exigencia del 100 por cien de coeficiente de reserva[15] y, en concreto, el no haber apreciado que todos los defectos que los defensores del banco central sealan al sistema de banca libre pierden virtualidad y desaparecen por completo si el mismo se lleva a cabo en base a los principios tradicionales del derecho. O, expresado de otra forma y en palabras de Mises, de lo que se trata es de someter a los bancos a los principios tradicionales del derecho civil y mercantil, segn los cuales cada individuo y cada empresa ha de cumplir sus obligaciones de acuerdo con la literalidad estricta de lo establecido en cada contrato[16] .

Este error est muy generalizado y afecta, en especial, a la interesante y amplia literatura que ha venido desarrollndose a partir del gran eco que supuso la publicacin del libro de Hayek sobre La desnacionalizacin del dinero, as como por la importante crisis econmica y financiera que se produjo a finales de los aos 70. El comentario ms importante que tengo que hacer a toda esta literatura es que en la misma, y salvo contadas excepciones, en muchas ocasiones se aprovecha la defensa del sistema de banca libre, para caer en las veleidades tericas propias de la antigua "escuela bancaria" cuyos errneos principios tericos ya fueron puestos de manifiesto hace mucho tiempo. Adems, en toda esta literatura, encabezada por las obras de White, Selgin y Dowd[17] , entre otros, se olvida que, como hemos venido argumentando, la nica manera de acabar con el banco central y sus excesos es eliminando el privilegio de reserva fraccionaria del que actualmente se aprovechan los banqueros privados.

Y es que, si quiere defenderse un sistema financiero y monetario verdaderamente estable para el prximo siglo, que inmunice en la medida de lo humanamente posible de crisis y recesiones a nuestras economas, ser preciso establecer:

1) la completa libertad de eleccin de moneda;
2) el sistema de libertad bancaria;
3) lo ms importante, que todos los agentes implicados en el sistema de libertad bancaria estn sometidos y cumplan, en general, las normas y principios tradicionales del derecho y, en particular, el principio de acuerdo con el cual nadie, ni siquiera los banqueros, debe de gozar del privilegio de prestar aquello que le ha sido depositado a la vista (es decir, un sistema bancario con un coeficiente del 100 por cien de reserva)[18] .

6. CONCLUSIN: IMPLICACIONES DE LA TEORA EN RELACIN CON EL SISTEMA MONETARIO EUROPEO

Aunque las anteriores prescripciones de poltica econmica puedan parecer utpicas y muy alejadas de los problemas prcticos que nos acosan, especialmente en relacin con el diseo y direccin de un sistema monetario europeo, las mismas gozan de la virtualidad de indicar en todo momento, al menos, cul es la direccin adecuada que debe tomar su reforma as como los peligros que es preciso evitar. As, parece claro que deberemos huir tanto de un sistema de monopolistas monedas nacionales que "compitan" entre s en un entorno catico de tipos de cambio flexibles, como de ir hacia la creacin de un banco central europeo descontrolado e inflacionario que impida la competencia entre monedas en un amplio espacio econmico, no afronte los retos de la reforma bancaria, no garantice una estabilidad monetaria al menos tan grande como la de la moneda nacional ms estable en cada momento histrico y suponga, en suma, un obstculo definitivo para efectuar ulteriores reformas en la buena direccin. Quiz el modelo ms practicable y adecuado a corto y medio plazo sea, por tanto, el de introducir en toda Europa una completa libertad de eleccin de monedas pblicas y privadas de dentro y fuera de la Comunidad, ligando, como se ha intentado hasta ahora, las monedas nacionales que por razones de costumbre histrica sigan utilizndose a un sistema de tipos de cambio fijos[19]  que discipline el comportamiento de la poltica monetaria de cada pas al de aqul que la ejerza, en cada momento histrico, con mayor solvencia y estabilidad.

De esta manera al menos quedara abierta la puerta para que en el futuro algn estado-nacin de la C.E.E. siempre tenga la posibilidad de avanzar en las tres lneas de reforma monetaria y bancaria indicadas[20] , forzando con ello a seguir en la buena direccin su liderazgo monetario al resto de sus socios de la Comunidad.

Y si se sigue por la senda de establecer un banco central europeo, hemos de sealar que las crticas que, en todo caso, puedan efectuarse a la futura moneda nica europea han de centrarse en todos aquellos aspectos que tiendan a configurar una moneda que al menos no sea tan slida y estable como la que hasta ahora se ha comportado histricamente mejor (el marco). Debe, por tanto, de huirse de toda flexibilizacin de los llamados criterios de convergencia y apostar dogmticamente por unas instituciones monetarias europeas que tengan por objeto nico e inalienable la estabilidad (si es posible absoluta) del nivel general de precios[21] .

De esta manera podra reproducirse en Europa un sistema monetario muy cercano al ideal del patrn oro puro, que ha sido la moneda nica mundial libremente elegida por el mercado durante extensos periodos de los ltimos siglos, culminndose as el establecimiento de un marco de libre cambio europeo, libre de las interferencias y manipulaciones monetarias de cada pas miembro y que por fin obligara a que los pases con estructuras ms rgidas (como es el caso de Espaa) efectuasen las reformas flexibilizadoras que necesitan para competir en un entorno en el que el recurso a una poltica monetaria nacional inflacionista para acomodar las rigideces estructurales ya no sea posible.

Es evidente que el trabajo definitivo sobre teora monetaria y bancaria, a la luz de la histrica polmica que est teniendo lugar entre los partidarios de la banca libre y del banco central, an est por hacer[22] . Por ello me temo que no es aventurado pensar que el mundo continuar sufriendo de forma recurrente una y otra vez muy dainas recesiones econmicas, mientras que los bancos centrales mantengan el monopolio de emisin de moneda y el privilegio concedido por los gobiernos a los banqueros no sea abolido. Y, al igual que comenzaba este breve artculo, me atrevo a afirmar que, tras la histrica cada terica y real del socialismo, el principal desafo terico al que se enfrentan tanto los economistas profesionales como los amantes de la libertad de cara al prximo siglo, consistir en luchar con todas sus fuerzas tanto en contra de la institucin de la banca central, como en contra del mantenimiento del privilegio del que actualmente gozan aqullos que ejercen la actividad bancaria privada, tal y como la misma se entiende hoy en da.

* Dedico este artculo a James M. Buchanan, en agradecimiento por haberme defendido y apoyado pblicamente con motivo de la exposicin de las ideas ms importantes del mismo, en la ltima reunin regional de la Sociedad Mont Plerin que tuvo lugar en Ro de Janeiro, del 5 al 8 de septiembre de 1993.


[1] Vase Jess Huerta de Soto, Socialismo, Clculo Econmico y Funcin Empresarial, Unin Editorial, Madrid 1992, pp. 35-36.

[2] "El mundo del dinero y del crdito (junto con el lenguaje y la moral) es uno de los rdenes espontneos que ms se resisten al anlisis investigador. Y ello hasta el punto de que, todava hoy, siguen siendo grandes las diferencias que separan a los especialistas... Los procesos selectivos han sido interferidos en este campo mucho ms que en cualquier otro: la seleccin evolutiva ha sido totalmente eliminada por el monopolio de los gobiernos que impide toda experimentacin competitiva... La historia del tratamiento del dinero por parte del gobierno ha sido un incesante ejemplo de fraude y decepcin. A este respecto los gobiernos se han mostrado mucho ms inmorales que cualquier institucin privada que haya podido ofrecer dinero competitivo." F.A. Hayek, La Fatal Arrogancia: Los Errores del Socialismo, Unin Editorial, Madrid 1990, pp. 167 y 169.

[3] En este contexto de reconstruccin terica del anlisis econmico de la banca y del dinero que estamos defendiendo ha tenido especial oportunidad e importancia la publicacin, por primera vez en castellano, del ya clsico libro de Vera C. Smith sobre Los fundamentos racionales de la banca central y la alternativa de banca libre (Unin Editorial, Madrid 1993). Tanto la traduccin como la publicacin de esta edicin castellana la debemos al empeo y entusiasmo inagotable de Jos Antonio Aguirre, uno de los mejores especialistas espaoles sobre temas monetarios.

[4] Este debate se encuentra recogido en el libro de Vera C. Smith citado en la nota anterior.

[5] En la clasificacin de Marshall y Keynes como tericos pertenecientes a la "escuela bancaria" pero defensores del sistema de banca central (precisamente para lograr la mxima "flexibilidad" para expandir la oferta monetaria), coincido plenamente con Pedro Schwartz. Vase su artculo "El monopolio del banco central en la historia del pensamiento econmico: un siglo de miopa en Inglaterra", publicado en Homenaje a Lucas Beltrn, editorial Moneda y Crdito, Madrid 1982, pp. 685-729, y en especial la p. 729.

[6] Vase especialmente el captulo 12 del mencionado libro de Vera C. Smith sobre Los fundamentos racionales de la banca central y la alternativa de banca libre, ob. cit.

[7]  Siguiendo a Israel M. Kirzner (Discovery and the Capitalist Process, The University of Chicago Press, Chicago 1985, p. 168), es imposible saber el conocimiento y las instituciones que habran creado libremente los empresarios bancarios de haber estado sometidos al principio del coeficiente de reserva del 100 por cien y de no haber sufrido ningn tipo de coaccin estatal. No obstante lo anterior, podemos intuir con F.A. Hayek (Denationalization of Money: The Argument Refined, 2nd extended edition, Institute of Economic Affairs, London, 1978, pp. 119-120) un sistema generalizado de fondos de inversin en donde se invertiran los actuales "depsitos", dotados de gran liquidez, pero sin la garanta de percibir su valor nominal (que estara sometido a la evolucin del valor de mercado de las correspondientes participaciones); un entramado de entidades proporcionando servicios de pago, contabilidad, etc. en libre competencia y cobrando por la prestacin de sus servicios; y, separadamente, y sin conexin alguna con el crdito, una serie de instituciones privadas dedicadas a la extraccin, diseo u oferta de los diferentes dineros privados (cobrando, tambin, un pequeo margen por la prestacin de sus servicios). Hayek concluye que "I expect that it will soon be discovered that the business of creating money does not go along well with the control of large investment portfolios or even control of large parts of industry" (pp. 119-120).

[8] El propio Hayek, hasta 1937 no se pronunci sobre la propuesta efectuada por Mises en 1912 (vase la nota 15) de eliminar la concesin fiduciaria de crditos, es decir, de establecer un coeficiente de caja del 100 por cien en relacin con los depsitos a la vista recibidos por los bancos. Fue en su notable Monetary Nationalism and International Stability, publicado en 1937 (Augustus M. Kelley, Nueva York, reedicin de 1971), en donde Hayek se manifiesta ya, por primera vez, tericamente a favor del 100 por cien de coeficiente de reserva en relacin con los depsitos a la vista (ver pp. 81-84).Antes que Mises, el autor ms distinguido que defendi el 100 por cien de coeficiente de reserva fue David Hume en su ensayo "Of Money" (1752), en donde afirma que "no bank could be more advantageous, than such a one as locked up all the money it received, and never augmented the circulating coin, as is usual, by returning part of its treasure into commerce", David Hume, Essays: Moral, Political and Literary, Liberty Classics, Indianpolis 1985, pp. 284-285.

[9] Sobre las consideraciones de tipo jurdico relativas al principio tradicional del derecho enunciado puede verse no slo todo el Ttulo III del Libro 16 del Digesto, y en especial sus apartados 7 y 8 dedicados a la quiebra de los banqueros (El Digesto de Justiniano, Tomo I, edicin castellana de la editorial Aranzadi, Pamplona 1968, pp. 606-617 y en especial la pgina 612), sino tambin las afinadas consideraciones de Coppa-Zuccari, incluidas en su obra Il Deposito Irregolare (Moderna 1901), citadas por Joaqun Garrigues en su Contratos Bancarios, segunda edicin, Madrid 1975, p. 365, en la que se recoge la opinin expresada de que la custodia, en los depsitos irregulares, consiste precisamente en la obligacin de tener siempre a disposicin del depositante una cantidad igual a la recibida, de forma que este "tener siempre a disposicin una cantidad y calidad igual a la recibida de cosas determinadas", no obstante se renueven de continuo o se sustituyan, equivale, para las cosas fungibles como el dinero, a lo que para las infungibles es la continuada existencia de la cosa in individuo. Incidentalmente, el principio general del derecho que exige un coeficiente de reserva del 100 por cien ha sido mantenido incluso en este siglo por la jurisprudencia francesa. As, un fallo del Tribunal de Pars de 12 de junio de 1927 conden a un banquero por el delito de apropiacin indebida por haber utilizado, siguiendo la prctica comn bancaria, los fondos que haba recibido en depsito de su cliente. En el mismo sentido se pronuncia otra sentencia del mismo tribunal de 4 de enero de 1934 y, lo que es ms curioso, la sentencia del Juzgado de Primera Instancia que tramit la quiebra del Banco de Barcelona, de acuerdo con la cual la facultad de librar talones, que compete al depositante, implica para el depositario la obligacin de tener siempre fondos a disposicin del cuentacorrentista, lo que impide admitir que los fondos depositados en una cuenta corriente en metlico pueda considerarlos el banco como de su exclusiva pertenencia (J. Garrigues, Contratos Bancarios, ob. cit., pp. 367-368). Hemos de aadir que la "apropiacin indebida" surge cuando se comete el acto indebido (disposicin en forma de prstamo de la cantidad depositada) y no cuando el mismo es descubierto mucho despus (generalmente por el depositante, en la ventanilla de un banco que no pueda devolver su depsito). Finalmente, no puede acudirse al manido argumento de que "la ley de los grandes nmeros" permite actuar con seguridad a la banca con reserva fraccionaria, pues la probabilidad de retirada atpica de depsitos no es, por su propia naturaleza, asegurable, dado que, como explica perfectamente la Teora Austriaca del Ciclo Econmico (vase la nota 15), el propio sistema de reserva fraccionaria genera endgenamente y de manera recurrente recesiones econmicas y, por tanto, la necesidad de liquidar proyectos de inversin, devolver prstamos y retirar depsitos de manera masiva. Como conoce todo terico del seguro, no son tcnicamente asegurables, por razones de moral hazard, las consecuencias de un evento que no sea totalmente independiente de la existencia del propio seguro. Sobre la distincin esencial, que debemos a Mises, entre la probabilidad de clase (objetiva), que es asegurable, y la probabilidad de evento nico, influido y determinado por el actuar humano (no asegurable), debe consultarse mi Socialismo, Clculo Econmico y Funcin Empresarial, Unin Editorial, Madrid 1992, pp. 46-48.

[10] La tentacin era enorme, y casi insoportable, dado lo lucrativo de la misma. Recordemos que, en ltima instancia, el sistema de banca fraccionaria consiste en crear prstamos de la nada, exigiendo al prestatario su devolucin en dinero de verdad (y adems con intereses!).

[11] As suceda, por ejemplo, en relacin con el Banco de Amsterdam, cuyas actividades se desarrollaban, por las razones aludidas y de acuerdo con lo que nos cuenta Sir James Stewart, con el mximo secreto (Sir James Stewart, An Inquiry into the Principles of Political Oeconomy: Being an Essay on the Science of Domestic Policy Inclinations, A. Millar y T. Cadell in the Strand, Londres 1767, Volumen II, p. 301). Es de notar que todo el prestigio del Banco de Amsterdam se basaba en la creencia de que mantena un 100 por cien de coeficiente de reserva, principio que tan slo 15 aos antes David Hume pensaba que segua vigente (vase su ensayo "Of Money", ob. cit., p. 284). Adam Smith, por su parte, en 1776, menciona que, todava en esa fecha, el Banco de Amsterdam segua diciendo que mantena un coeficiente de caja del 100 por cien: "The Bank of Amsterdam professes to lend out no part of what is deposited with it, but for every gilder for which it gives credit in its books, to keep in its repositories the value of a gilder either in money or bullion" (The Wealth of Nations, W. Strahan y T. Cadell in the Strand, Londres 1776, Volumen II, Libro IV, Cap. III, p. 72).

[12] Es curioso resaltar cmo los banqueros utilizaban toda su influencia y poder social (enorme, dada la gran cantidad de pblico que reciba prstamos de ellos, o eran sus accionistas) para dificultar y desanimar a que los depositantes retiraran sus depsitos, con la vana esperanza de evitar las crisis. As el senador Condy Raguet concluye que la presin era casi insoportable y que "an independent man, who was neither a stockholder or debtor, who would have ventured to compel the banks to do justice, would have been persecuted as an enemy of society ...". Carta de Raguet a Ricardo fechada el 18 de abril de 1821, publicada en David Ricardo, Minor papers on the Currency Question 1805-1823, Jacob Hollander (ed.), The John Hopkins University Press, Baltimore 1932, pp. 199-201.

[13] Una breve exposicin de la Teora Austriaca del Ciclo Econmico, as como de la bibliografa ms significativa en relacin con la misma, puede encontrarse en mi artculo "La Teora Austriaca del Ciclo Econmico", publicado originariamente en Moneda y Crdito, n 152, Madrid, marzo de 1980, y reeditado en el Volumen I de mis Lecturas de Economa Poltica, Unin Editorial, Madrid 1986, pp. 241-256. Es lamentable que un autor de la inteligencia y agudeza de Pedro Schwartz siga desconcertado en cuanto a los efectos que sobre la economa real tiene el carcter "elstico" del dinero, y que siga empeado en ignorar que disponemos de una teora, la Teora Austriaca de los Ciclos Econmicos que no slo integra a la perfeccin los aspectos "micro" y "macro" de la economa, sino que adems explica de qu manera la extensin del crdito que tiene su origen en el sistema bancario de reserva fraccionaria, ineludiblemente da lugar a una mala asignacin generalizada de los recursos en trminos microeconmicos, que por fuerza ha de terminar generando una recesin macroeconmica (vase el artculo de Pedro Schwartz "Macro y Micro" en Cinco Das, Madrid, lunes 12 de abril de 1993, p. 3).

[14] Vanse al respecto las atinadas consideraciones de Anna J. Schwartz, publicadas en su artculo "The Theory of Free Banking" presentado en la reunin regional de la sociedad Mont Plerin que tuvo lugar en Rio de Janeiro del 5 al 8 de septiembre de 1993, y especialmente la pgina 5, en la que llega a la conclusin de que muchos de los modernos tericos del sistema de banca libre no terminan de entender que el mecanismo de liquidacin interbancaria que proponen no acta como freno de la expansin crediticia si es que todos los bancos, en mayor o menor medida, deciden expansionar su crdito de forma simultnea. Este fenmeno, que ya haba sido puesto de manifiesto por Ludwig von Mises, en su brillante exposicin del sistema de banca libre (vase La Accin Humana: Tratado de Economa, pp. 648-688), fue el que me llev a buscar su explicacin en el tpico proceso de "tragedia de bienes comunales", por otro lado evidente pues todo el proceso expansivo tiene su origen, como hemos visto, en un privilegio en contra del derecho de propiedad, y cada banco internaliza todos los beneficios de expansionar su crdito, haciendo recaer los correspondientes costes de forma diluida entre todo el sistema. Un mecanismo de compensacin interbancaria puede poner coto en un sistema de banca libre con reserva fraccionaria a iniciativas individuales y aisladas de expansin, pero es inservible si todos, en mayor o menor medida, se dejan llevar por el "optimismo" en la concesin de crditos.

[15] La propuesta de establecer un sistema bancario con un coeficiente de reserva del 100 por cien ya se encontraba incluida en la primera edicin de La Teora del Dinero y del Crdito, publicada por Mises en 1912, y en donde este autor llegaba a la conclusin de que "es evidente que la nica manera de eliminar la influencia humana sobre el sistema crediticio es suprimir toda emisin ulterior de medios fiduciarios. La concepcin bsica de la Ley de Peel debe permanecer de una manera ms completa de lo que fue en Inglaterra en su tiempo e incluir la emisin de crdito entre sus prohibiciones legislativas." (Vase la primera edicin castellana de La Teora del Dinero y del Crdito publicada en Madrid por Aguilar en 1936, p. 458.) Posteriormente Mises vuelve sobre el particular de una forma an ms explcita en el apndice que sobre Reconstruccin Monetaria incorpora a la reedicin inglesa de 1953 de su Teora del Dinero y del Crdito (The Theory of Money and Credit, Liberty Press, Indianpolis 1980, p. 481), en donde expresamente se lee que "the main thing is that the government should no longer be in a position to increase the quantity of money in circulation and the amount of checkbook money not fully -that is, 100 percent- covered by deposits paid in by the public." Incomprensiblemente, esta referencia al 100 por cien de coeficiente de reserva no se traduce en la segunda deplorable traduccin castellana publicada en Barcelona por Ediciones Zeus en 1961, p. 487. Posteriormente Hayek se refiere, como ya hemos visto, a esta propuesta en su notable Monetary Nationalism and International Stability (1937), reedicin de Augustus M. Kelley, Nueva York 1971, pp. 81-84, y ms recientemente en su Denationalization of Money: The Argument Refined, The Institute of Economic Affairs, Londres 1978, y en especial las pp. 119-120 (existe una traduccin de Carmen Liao publicada con el ttulo de La Desnacionalizacin del Dinero, por Unin Editorial, Madrid 1983), donde se pone de manifiesto que Hayek, al igual que Mises, propone la libertad de eleccin de moneda y de sistema bancario como un medio para lograr, en ltima instancia, un sistema bancario basado en el 100 por cien de coeficiente de caja. Pero el tratadista que con ms ahnco y brillantez ha defendido modernamente la eliminacin del sistema bancario tal y como hoy lo conocemos es, sin duda alguna, mi amigo Murray N. Rothbard, especialmente en su libro The Case for a One Hundred Percent Gold Dollar, The Ludwig von Mises Institute, Auburn University, segunda edicin, 1991; en su obra The Mystery of Banking, editorial Richardson & Snyder, Nueva York 1983; y en sus artculos "The Myth of Free Banking in Scotland" publicado en la Review of Austrian Economics, n 2, 1988, pp. 229-245, y tambin en su artculo "Aurophobia: or, Free Banking on What Standard?" en la Review of Austrian Economics, n 6, Volumen 1, 1992, pp. 99-108. Tambin ha defendido modernamente el principio del coeficiente de reserva del 100 por cien Maurice Allais, si bien es cierto que como un medio para facilitar la poltica monetaria de los gobiernos, impidiendo su amplificacin elstica y distorsionadora a travs del sistema bancario de reserva fraccionaria. Vase su artculo "Le retour Ltat du privilge exclusif de la creation montaire", en LImpt sur le capital et la rforme montaire, Hermann Editeurs, Pars, edicin de 1985, pp. 200-210. Maurice Allais no hace sino seguir en este sentido la tradicin de la escuela de Chicago a favor del coeficiente de caja del 100 por cien para hacer ms efectiva y previsible la poltica monetaria de los gobiernos y que se inicia con un panfleto annimo de 26 pginas sobre "Banking and Currency Reform" que en 1933 hicieron circular Henry C. Simons, Aaron Director, Frank H. Knight, Henry Schultz, Paul H. Douglas, A.G. Hart y otros; se articula posteriormente por Henry C. Simons ("Rules versus Authorities in Monetary Policy", Journal of Political Economy, XLIV, n 1, febrero de 1936, pp. 1-30), Albert G. Hart ("The Chicago Plan of Banking Reform", Review of Economic Studies, n 2, 1935, pp. 104-116), e Irving Fisher (100% Money, Adelphi Company, Nueva York 1936), y culmina con la publicacin en 1959 del libro de Milton Friedman Un programa de estabilidad monetaria y reforma bancaria, Ediciones Deusto, Bilbao 1962, y en especial las pp. 104-115. Aunque la poltica monetaria sera ms predecible con un coeficiente de caja del 100 por cien, todos los tericos de Chicago pecan de ingenuidad al pensar que el gobierno podr y querr desarrollar una poltica monetaria estable. Esta ingenuidad es paralela y semejante a la que manifiestan los modernos tericos de la banca libre de reserva fraccionaria al confiar que los mecanismos espontneos de compensacin podran establecer un freno a una expansin simultnea y concertada de una mayora de bancos. La nica solucin correcta para una sociedad libre de privilegios y ciclos econmicos es, por tanto, la de una banca libre pero sometida al derecho, es decir, con un coeficiente de reserva del 100%.

[16] Ludwig von Mises, La Accin Humana:Tratado de Economa, cuarta edicin, Unin Editorial, Madrid 1984, p. 670. Se trata en suma, de acuerdo con Mises, de sustituir la actual maraa de legislacin bancaria de tipo administrativo por unos sencillos y claros artculos incluidos en los cdigos mercantil y penal.

[17] As, por ejemplo, los libros de Lawrence H. White Free Banking in Britain:Theory, Experience and Debate, 1800-1845 (Cambridge University Press, 1984), y Competition and Currency: Essays on Free Banking and Money (New York University Press, Nueva York 1989); los de George A. Selgin The Theory of Free Banking: Money Supply under Competitive Note Issue (Rowman & Littlefield, Totowa, Nueva Jersey, 1988), y The Experience of Free Banking (ed. junto con K. Dowd,Routledge, Londres 1992); y los de Kevin Dowd The State and the Monetary System (St. Martins Press, Nueva York 1989), y Laissez Faire Banking (Routledge, Londres 1993). E igualmente debe consultarse la impresionante y exhaustiva bibliografa sobre banca libre preparada por Jos Antonio Aguirre en el Anexo bibliogrfico a la ya citada edicin castellana del libro de Vera C. Smith sobre Los fundamentos racionales de la banca central y la alternativa de banca libre.

[18] Los modernos tericos de la banca libre errneamente consideran, debido entre otras cosas a su falta de formacin jurdica, que el coeficiente de reserva del 100 por cien sera una inadmisible intromisin de tipo administrativo en la libertad individual. No se dan cuenta de que, lejos de suponer tal precepto una sistemtica coaccin gubernamental de tipo administrativo, no es sino la mera aplicacin de un principio tradicional del derecho de propiedad. Es decir, no se dan cuenta de que a una banca libre no sometida al derecho (con reservas, por tanto, fraccionarias) es aplicable la famosa frase annima de un americano recogida por Tooke, segn la cual "banca libre equivale a estafa libre" (citada por Mises, La Accin Humana, ob. cit., p. 666). Y en ltima instancia que la defensa de la banca libre debe de hacerse no como medio para explotar las lucrativas posibilidades de la expansin crediticia, sino como un medio indirecto para aproximarse al modelo ideal de banca libre con coeficiente de reservas del 100 por cien que, con carcter adicional, ha de perseguirse directamente con todos los medios jurdicos que estn disponibles en cada circunstancia histrica. Slo en este sentido de aproximacin indirecta al ideal ha de entenderse la postura recogida por Mises (La Accin Humana, ob. cit., p. 666) de Cernuschi que ya en 1866 dijo: "Aspiro a que cualquiera pueda emitir billetes, precisamente para que nadie quiera ya aceptarlos".

[19] Los tericos liberales de la Escuela Austraca (entre los que me encuentro) siempre han defendido un sistema de tipos de cambio fijos como aproximacin al ideal del patrn oro puro, frente a los tericos de Chicago, ms proclives a defender un nacionalismo monetario de tipo keynesiano con tipos de cambio flexibles.

[20] Los problemas prcticos que planteara la transicin del actual sistema monetario y bancario a un sistema en el que por fin la creacin de dinero y el negocio bancario estuvieran totalmente separados del Estado han sido analizados y solucionados tericamente, entre otros, por Murray N. Rothbard en su The Mystery of Banking, Richardson & Snyder, Nueva York 1983, pp. 249-269.

[21] La estabilidad absoluta del nivel general de precios no garantiza que no se produzcan importantes procesos de expansin crediticia que generen profundas crisis econmicas, cuando se recurra a la emisin de dinero bancario para acomodar periodos de gran crecimiento de la productividad con la finalidad de evitar la natural disminucin en el nivel general de precios que en los mismos se producen. Por ello una moneda nica europea absolutamente estable es, tan slo, una imperfecta aproximacin al ideal descrito en este artculo (moneda libre -oro- con un sistema bancario con un coeficiente de caja del 100 por cien).

[22] Actualmente me encuentro elaborando un proyecto de investigacin en el que se pretende analizar, actualizar y sintetizar toda la literatura habida sobre estos temas, llegndose a las conclusiones necesarias de poltica econmica para el futuro desarrollo de un sistema financiero estable y libre de crisis econmicas.


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