Untitled
Follow @asuntoskpitales
rss
Mis favoritos de AC
 
La tirana de los controles (II)

“La libertad no puede ser absoluta. Vivimos en una sociedad interdependiente. Algunas limitaciones a nuestra libertad son necesarias para evitar otras restricciones todava peores. Sin embargo, hemos ido mucho ms lejos de ese punto. Hoy la necesidad urgente estriba en eliminar barreras, no en aumentarlas.”


Milton y Rose Friedman
LUNES, 18 DE JULIO DE 2011
Comments

Libertad de Comercio Internacional y Competencia Interior

El grado de competencia en un pas est ntimamente relacionado con las disposiciones comerciales internacionales. La protesta pblica contra los trusts y los monopolios a finales del siglo pasado, provoc la creacin de la Interstate Commerce Commission (Comisin de Comercio Interestatal) y la promulgacin de la Ley Sherman Anti-Trust, completada posteriormente con otras disposiciones legales encaminadas a promover la competencia. Estas medidas han tenido efectos muy ambiguos. En algunos aspectos, han incrementado la competencia, pero en otros han tenido efectos negativos.

Aunque semejantes medidas respondiesen a las esperanzas de los que las patrocinaron, no se poda hacer tanto para asegurar la competencia efectiva como con la eliminacin de todas las barreras al comercio internacional. La existencia de slo tres fabricantes importantes de automviles en los Estados Unidos. -uno de los cuales al borde de la bancarrota- constituye una amenaza de precios monopolsticos. Pero djese a los fabricantes de automviles del mundo competir con General Motors, Ford y Chrysler para hacerse con la clientela norteamericana, y el espectro de los precios monopolsticos se esfumar.

Eso ocurre en todas las actividades. Pocas veces se puede establecer un monopolio en un pas que no practique la ayuda gubernamental a las claras o encubiertamente, en forma de un arancel o de otro dispositivo. Lo que resulta casi imposible a escala mundial. El monopolio en diamantes de De Beers es el nico que conocemos que parece haberlo conseguido. No tenemos noticia de ningn otro caso de monopolio que haya logrado existir durante largo tiempo sin la ayuda de los gobiernos: la OPEP y las primeras agrupaciones de empresas dedicadas a la explotacin del caucho y del caf ofrecen, sin duda, los ejemplos ms notorios. Y la mayora de estas agrupaciones patrocinadas por los gobiernos no duraron demasiado. Se deshicieron bajo la presin de la competencia internacional, suerte que creemos espera tambin a la OPEP. En un mundo de libre comercio, los crtels internacionales desapareceran incluso ms de prisa. Aun en un mundo de restricciones comerciales, los Estados Unidos, mediante el libre comercio, unilateral si fuera necesario, podran llegar a la prctica eliminacin de cualquier peligro significativo de monopolios internos.

Planificacin Econmica Central

Viajando por pases subdesarrollados, nos hemos sentido una y otra vez profundamente impresionados por el asombroso contraste entre las ideas que sobre la realidad sostienen los intelectuales de estos pases y muchos especialistas occidentales, por una parte, y los hechos escuetos, por otra.

En todas, partes, aqullos dan por sentado que el capitalismo de libre empresa y el sistema de mercado son instrumentos para explotar a las masas, mientras que la planificacin econmica central es la tendencia del futuro que colocar a sus pases en la senda del progreso econmico rpido. Tardaremos en olvidar la censura que uno de nosotros recibi por parte de un importante empresario hind, extremadamente culto y muy prspero -fsicamente, el modelo de la caricatura marxista de un obeso capitalista-, como respuesta a unas observaciones que correctamente interpret como crtica a la detallada planificacin central de la India. Nos dijo en trminos precisos que el gobierno de un pas pobre como la India simplemente tena que controlar las importaciones, la produccin interna y la asignacin de la inversin -y, por deduccin, garantizar privilegios especiales en todas estas reas que son la fuente de su propia prosperidad- a fin de asegurar las prioridades sociales por encima de las demandas egostas de los individuos. Este empresario estaba expresando, sencillamente, los puntos de vista de los profesores y de otros intelectuales de la India y de otras partes.

La realidad misma es muy diferente. En todos los sitios en que encontramos algn elemento importante de libertad individual, alguna medida de progreso por lo que respecta a las comodidades materiales al alcance de los ciudadanos ordinarios, y una esperanza extendida de un mayor progreso en el futuro, descubrimos tambin que la actividad econmica se halla organizada principalmente a travs del mercado libre. En todos los sitios en que el estado se encarga de controlar minuciosamente las actividades econmicas de sus ciudadanos, es decir, en todos los pases en que rige una planificacin central pormenorizada, los ciudadanos ordinarios est polticamente encadenados, tienen un nivel de vida bajo y escaso poder para controlar su propio destino. El estado puede prosperar y construir monumentos impresionantes. Las clases privilegiadas pueden gozar de todas las comodidades materiales, pero el comn de la poblacin no es ms que un instrumento utilizable para conseguir los fines del estado, y no recibe ms de lo necesario para mantenerla dcil y razonablemente productiva.

El ejemplo ms obvio radica en el contraste entre la Alemania del Este y del Oeste, inicialmente partes de un nico pas, roto en dos como consecuencia de las vicisitudes de la guerra. Gentes de un mismo origen, con una misma civilizacin, un mismo nivel de desarrollo tcnico y conocimiento, habitan las dos partes. Qu parte ha prosperado? Qu parte debi construir un muro para encerrar a sus habitantes? Qu parte lo protege hoy da con guardias armados, acompaados de perros fieros, campos de minas e instrumentos fruto del ingenio diablico, a fin de impedir que unos valientes y desesperados ciudadanos, dispuestos a arriesgar sus vidas, intenten abandonar su paraso comunista por el infierno capitalista al otro lado del mundo?

A un lado de este muro, las calles y las tiendas brillantemente iluminadas son frecuentadas por una poblacin alegre y bulliciosa. Algunos compran productos procedentes de todo el mundo. Otros se dirigen a los numerosos cines o a otros lugares de diversin. Pueden comprar libremente peridicos y revistas que expresen toda la variedad de opiniones. Hablan entre s o con extranjeros sobre cualquier tema y expresan una amplia variedad de opiniones sin echar una sola mirada hacia atrs por encima del hombro. Una pasarela de menos de cien metros, despus de esperar una hora en cola, rellenando formularios y esperando la devolucin de los pasaportes, les llevar como nos llev a nosotros, al otro lado de este muro. All, las calles parecen vacas: la ciudad es gris y descolorida; los escaparates de las tiendas estn apagados; los edificios, sucios. La destruccin que la guerra provoc no ha sido reparada an al cabo de ms de tres dcadas. El nico signo de animacin o actividad que encontramos durante nuestra breve visita a Berln Este fue el centro de acogida. Una hora en Berln Este es suficiente para entender por qu las autoridades levantaron el muro.

Pareca un milagro cuando Alemania Occidental, un pas devastado y derrotado, se convirti en una de las economas ms fuertes de Europa en menos de una dcada. Fue el milagro de un sistema de mercado libre. Ludwig Erhard, un economistas, era el ministro alemn de economa. El domingo 20 de junio de 1948, introdujo una nueva moneda, el marco alemn, y aboli casi todos los controles sobre precios y salarios. Actu un domingo, le gustaba decir, porque las oficinas de las autoridades de ocupacin francesas, americanas e inglesas estaban cerradas. Dada su actitud favorable hacia los controles, estaba seguro de que si hubiera introducido la nueva moneda y abolido los controles cuando las oficinas estaban abiertas, las autoridades de ocupacin habran revocado sus rdenes. Sus medidas operaron como por ensalmo. Al cabo de varios das las tiendas estaban llenas de bienes. Al cabo de varios meses, la economa alemn progresaba a toda velocidad.

Incluso dos pases comunistas, Rusia y Yugoslavia, ofrecen un contraste similar aunque menos extremado. Rusia es un pas estrechamente controlado desde el centro. Ha sido incapaz de impedir completamente la existencia de la propiedad privada y los mercados libres, pero ha intentado limitar su alcance tanto como ha sido posible. Yugoslavia empez por el mismo camino. Sin embargo, despus de que, bajo la direccin de Tiro, rompiera con la Rusia de Stalin, el rumbo cambi drsticamente. Sigue siendo comunista, pero se promueven de forma deliberada la descentralizacin y el empleo de las fuerzas del mercado. La mayor parte de la tierra cultivable est en manos privadas, y sus productos se venden en mercados relativamente libres. Las empresas pequeas -aquellas que tienen menos de cinco trabajadores- pueden estar en manos de empresarios privados. Este tipo de empresas est floreciendo, particularmente en el sector de la artesana y del turismo. Las cooperativas formadas por trabajadores son mayores, y constituyen una forma ineficaz de organizacin, pero al menos proporcionan algunas oportunidades a la responsabilidad e iniciativa personales. Los habitantes de Yugoslavia no son libres. Tienen un nivel de vida mucho ms bajo que el de la vecina Austria u otros pases occidentales similares. Sin embargo, Yugoslavia sorprende al viajero observador que viene de Rusia, como en nuestro caso: en comparacin, es un paraso.

En Oriente Medio, Israel, pese a proclamar una poltica y una filosofa socialistas, y aun interviniendo ampliamente el estado en la economa, tiene un importante sector de mercado, sobre todo como consecuencia indirecta de la importancia del comercio exterior. La poltica socialista ha retrasado el crecimiento econmico, pero los ciudadanos gozan de una mayor libertad poltica y de un nivel de vida mucho ms alto que los egipcios, que han sufrido una centralizacin del poder poltico mucho ms extensa y a cuya actividad econmica se han impuesto controles mucho ms rgidos.

En el Lejano Oriente, Malasia, Singapur, Corea Taiwan, Hong Kong y Japn -pases todos ellos que se apoyan extensamente en mercados libres- estn prosperando.

Sus habitantes confan en el futuro. En estos sitios se est produciendo una explosin econmica. Aplicando el mejor criterio para medir estas actividades, la renta anual per capita en estos pases a finales de los aos setenta oscilaba entre 700 dlares aproximadamente en Malasia, y alrededor de 5.000 en el Japn. En contraste con lo anterior, la India, Indonesia y China comunista, pases dirigidos principalmente mediante sistemas de planificacin central, han experimentado un estancamiento econmico y una represin poltica. En el mismo momento, la renta per capita anual en esos pases era de menos 250 dlares.

Los apologistas de la planificacin econmica centralizada cantaban las alabanzas de la China de Mao hasta que los sucesores de ste pregonaron el atraso de China y lamentaron la falta de progreso durante los ltimos veinticinco aos. Una parte del plan para modernizar el pas consiste en permitir que los precios y los mercados desempeen un papel ms importante. Esta tctica puede producir considerables beneficios a partir del bajo nivel econmico del pas, tal como los produjo en Yugoslavia. Sin embargo, los beneficios se vern seriamente limitados mientras exista un estrecho control poltico de la actividad econmica y la propiedad privada sea contenida. Adems, si se deja salir al genio de la iniciativa privada fuera de la botella, incluso en este reducido campo, se plantearn problemas polticos que, antes o despus, pueden provocar una reaccin hacia un mayor autoritarismo. El resultado opuesto, el colapso del comunismo y su sustitucin por un sistema de mercado, parece mucho menos probable, a pesar de que, como optimistas incurables, no lo desechamos completamente. De modo similar, ahora que el anciano mariscal. Tito ha muerto, Yugoslavia puede experimentar un perodo de inestabilidad poltica que quiz provoque una reaccin hacia un autoritarismo mayor o, lo que es mucho menos probable, un colapso de la presente organizacin colectivista.

Un ejemplo especialmente iluminador, que vale la pena que examinemos con mayor detalle, es el contraste entre las experiencias de la India y el Japn; la experiencia hind en los primeros treinta aos tras la consecucin de la independencia, en 1947, y la japonesa durante los primeros treinta aos tras la Restauracin Meiji en 1867. Los economistas y los especialistas en ciencias sociales en general rara vez pueden llevar a cabo experimentos controlados, tan importantes para comprobar las hiptesis en las ciencias de la naturaleza. Sin embargo se ha conseguido en este caso algo bastante cercano a un experimento controlado que podemos utilizar para comprobar la importancia de la diferencia entre los mtodos de organizacin econmica.

Los dos experimentos estn separados por 80 aos. En todos los dems aspectos los dos pases se encontraban en circunstancias muy similares al comienzo de los peridicos que comparamos. Los dos eran pases con civilizaciones antiguas y una cultura refinada. Cada uno de ellos tena una poblacin muy estructurada. El Japn mantena una organizacin feudal formada por daimyos (seores feudales) y siervos. La india est organizada en un rgido sistema de castas, con los brahmanes situados en la cima y los intocables llamados por los britnicos las castas registradas, en la base.

Los dos pases experimentaron un profundo cambio poltico que trajo consigo una drstica alteracin de las organizaciones polticas, econmicas y sociales. En ambos lugares un grupo de dirigentes capaces y entregados alcanzaron el poder. Estaban llenos de orgullo nacional y determinados a convertir el estancamiento econmico en rpido crecimiento, a transformar sus pases en grandes potencias.

Casi todas las diferencias favorecan a la India y no al Japn. Los antiguos dirigentes japoneses haban impuesto un aislamiento casi completo con el resto del mundo. El comercio internacional y el contacto se limitaban a una visita de un barco holands al ao. Los pocos occidentales a los que se permita permanecer en el pas eran confinados en un pequeo enclave, en una isla situada en el puerto de Osaka. Tres o ms siglos de aislamiento obligado haban dejado al Japn ignorante del mundo exterior, muy por detrs de Occidente en ciencia y tecnologa; casi nadie saba leer o hablar lenguas extranjera a excepcin del chino.

La india era mucho ms afortunada. Haba disfrutado de un crecimiento econmico substancial antes de la Primera Guerra Mundial. La lucha para conseguir la independencia de Gran Bretaa convirti ese crecimiento en estancamiento durante el perodo entre las dos guerras mundiales, pero no condujo a la regresin. Las mejoras en el sistema de transporte haban acabado con las caractersticas localizadas que anteriormente constituyeron un azote peridico. La mayor parte de sus dirigentes se educaron en pases avanzados de Occidente, sobre todo en Gran Bretaa. Los gobernantes britnicos dejaron una administracin muy experta e instruida, fbricas modernas y un sistema excelente de comunicaciones por ferrocarril. Nada de esto exista en el Japn en 1867. La India se encontraba tecnolgicamente atrasada en comparacin con el mundo occidental, pero la diferencia era menor que la que separaba al Japn en 1867 de los pases avanzados de la poca.

Los recursos fsicos de la India eran, tambin muy superiores a los del Japn. Prcticamente, la nica ventaja fsica que el Japn tena era el mar, que le ofreca un medio de transporte sencillo y pesca abundante. Con respecto al resto, la India era casi nueve veces mayor, y un porcentaje muy superior de su superficie estaba formado por terrenos llanos y accesibles. El Japn era en gran parte montaoso. Posea slo una estrecha franja de tierra cultivable y habitada a lo largo de la costa.

Finalmente, el Japn careca de ayuda exterior. No se invirti capital forneo y ningn gobierno o fundacin extranjera en los pases capitalistas cre consorcio alguno que realizara donaciones u ofreciera prstamos a bajo inters al Japn. Deba depender de s mismo para obtener capital con el que financiar su desarrollo econmico. Tuvo un afortunado comienzo. En los primeros aos tras la Restauracin Meiji, las cosechas europeas de seda fueron desastrosas, lo que permiti al Japn exportar ese producto y conseguir ms divisas de las que otro modo habra podido obtener.

Aparte de esta corriente de divisas, no exista otras fuentes importantes de capital, organizadas o fortuitas.

La India se hallaba en una situacin mucho mejor. Desde que consigui la independencia en 1947, ha recibido una enorme cantidad de recursos del resto del mundo, en su mayora sin contrapartida. Este flujo contina hoy.

A pesar de la existencia de circunstancias similares en el Japn de 1867 y en la India de 1947, los resultados fueron completamente distintos. El Japn desmantel su estructura feudal y extendi las oportunidades econmicas y sociales a todos sus ciudadanos. La situacin de la mayora de la poblacin mejor rpidamente, aun cuando sta aument en medida considerable. el Japn se convirti en una potencia con la que se deba contar en la esfera poltica internacional. No alcanz una libertad poltica y humana completa, pero consigui grandes progresos en esta direccin.

La India se entreg, en teora, a la eliminacin de las barreras de casta, aunque en la prctica hizo escasos progresos. Las diferencias de ingresos y de riqueza entre unos pocos y la mayora se hicieron ms amplias en vez de reducirse. Se produjo una explosin demogrfica como haba ocurrido en el Japn ochenta aos antes, pero la produccin econmica no creci. Permaneci prcticamente estacionaria. De hecho, el nivel de vida del tercio ms pobre de la poblacin es probable que haya descendido. Tras el fin de la dominacin britnica, la India se preciaba de ser la mayor democracia del mundo, pero durante una poca cay en una dictadura que restringi la libertad de expresin y de prensa. Est en peligro de caer en la misma situacin otra vez.

Qu puede explicar la diferencia de resultados? Muchos observadores apuntan a caractersticas humanas y a instituciones sociales diferentes. Los tabes religiosos, el sistema de castas, una filosofa fatalista: se dice que todas estas caractersticas e instituciones encierran a los hindes en la camisa de fuerza de la tradicin se afirma tambin que son poco emprendedores y perezosos. Por el contrario, se elogia a los japoneses por su carcter trabajador, enrgico, deseosos de responder a las influencias procedentes del exterior, e increblemente ingeniosos para adaptar a sus propias necesidades lo que aprenden de fuera.

Esta descripcin de los japoneses puede ser correcta hoy en da. Pero en 1867 no lo era. Un antiguo residente extranjero en el Japn escribi. No pensamos que el Japn se llegue a convertir en un pas rico. Las ventajas con que le ha dotado la naturaleza, a excepcin del clima, y la devocin por la indolencia y el placer que la misma gente tiene, lo impiden. Los japoneses son un pueblo feliz, y como estn contentos con poco, no es probable que consigan mucho. Otro escribi: En esta parte del mundo, los principios establecidos y reconocidos en Occidente parecen perder la virtud y la vitalidad que originariamente pudieran poseer, y tienden fatalmente a convertirse en cizaa y corrupcin.

Igualmente, la descripcin de los hindes puede ser adecuada hoy para algunos de ellos que residen en la India, incluso quiz para la mayor parte, pero ciertamente este contrato no corresponde a los que han emigrado. En muchos pases africanos, en Malaya, Hong Kong, las islas Fiji, Panam y, en perodos mucho ms recientes, en Gran Bretaa, los hindes han sido empresarios prsperos, y en ciertos casos constituyen la capa ms importantes de la clase empresarial. Han actuado a menudo como impulsores, iniciando y promoviendo el progreso econmico. En la misma India existen personas emprendedoras, llenas de energas e iniciativa en los lugares en que ha sido posible escapar a la influencia desvirtuadora que se ejerce desde el control gubernamental.

En cualquier caso, el progreso econmico y social no depende de las caractersticas o de la conducta de las masas. En cada pas una pequea minora seala el ritmo, determina el curso de los acontecimientos. En las naciones que se han desarrollado ms rpida y prsperamente, una minora de individuos emprendedores y arriesgados ha avanzado constantemente, creando oportunidades para que las sigan quienes les imiten, y ha hecho posible que la mayor parte de la poblacin aumente su productividad.

Las caractersticas de los hindes que tantos observadores extranjeros deploran son un reflejo, ms que una causa, de la falta de progreso. La pereza y la falta de espritu emprendedor florecen cuando el trabajo duro y la asuncin de riesgos no reciben recompensa. Una filosofa fatalista es una adaptacin al estancamiento. La India no carece de individuos con las cualidades que pudieran iniciar y alimentar el mismo tipo de desarrollo econmico que el Japn experimento a partir de 1867, o incluso el que se produjo en Alemania Occidental y el Japn despus de la Segunda Guerra Mundial. De hecho, la verdadera tragedia de la India es que sigue siendo un subcontinente lleno de individuos sumidos en la pobreza ms desesperada, cuando creemos que podra ser un pas floreciente, vigoroso, cada vez ms prspero y libre.

Encontramos recientemente un ejemplo fascinante que muestra el modo en que un sistema econmico puede influir en las caractersticas de los individuos. Los refugiados chinos que se establecieron en Hong Kong una vez que los comunistas llegaron al poder, animaron el notable desarrollo econmico de la colonia y alcanzaron una merecida reputacin por su iniciativa, espritu emprendedor, sobriedad y trabajo duro. La reciente liberalizacin de la emigracin en la China Popular ha provocado una nueva corriente, con el mismo origen racial y las mismas tradiciones culturales bsicas, pero con individuos educados y formados por treinta aos de dominio comunista. Los empresarios que dieron trabajo a algunos de estos refugiados hablan de que son muy diferentes de los anteriores chinos que entraron en Hong Kong. Los nuevos inmigrantes tienen poco espritu de iniciativa y quieren que se les diga con toda exactitud lo que tienen que hacer. Son indolentes y poco cooperativos. Sin duda, una estancia de varios aos en el mercado libre de Hong Kong cambiar toda esta situacin.

Qu explica entonces las diferentes experiencias del Japn desde 1867 a 1897 y de la India desde 1947 hasta nuestros das? Creemos que puede afirmarse lo mismo que en los casos de las dos Alemanias, Israel y Egipto, y Taiwan y China Popular. El Japn se apoy principalmente en la cooperacin voluntaria y en el sistema de mercado libre, en el modelo de la Inglaterra de su poca. La India se bas en la planificacin econmica central, es decir, en el ejemplo de la Inglaterra de su poca.

El gobierno Meiji intervino en muchos aspectos y represent un papel clave en el proceso de desarrollo. Envi a muchos japoneses al extranjero para que recibieran una formacin tcnica e import expertos del exterior. Cre plantas piloto en muchas industrias y concedi numerosos subsidios a otras. Pero en ningn momento intent controlar la cantidad total, la direccin de la inversin o la estructura de la produccin. El Estado mantuvo un inters importante slo en las industrias de construccin naval y del hierro y el acero, al considerarlas necesarias para su podero militar. Se qued con estas industrias porque carecan de atractiva para la empresa privada y necesitaban considerables subvenciones gubernamentales. Estas ayudas representaban un drenaje de recursos. Impidieron ms que estimularon el progreso econmico japons. Finalmente, un tratado internacional prohibi la imposicin por parte del Japn de aranceles superiores el cinco por ciento durante las tres primeras dcadas tras la Restauracin Meiji. Esta restriccin se convirti en un verdadero regalo para el Japn, a pesar de que en la poca de su imposicin el pas se sinti afectado, y una vez que las prohibiciones del tratado finalizaron, el Japn aument los aranceles.

La India est siguiendo una poltica muy distinta. Sus dirigentes consideran el capitalismo un sinnimo del imperialismo, que debe evitarse a toda costa. Se embarcaron en una serie de planes quinquenales al estilo ruso que prevean programas detallados de inversin. Algunas reas de produccin estn reservadas al estado; en otras se permite a las empresas privadas que operen, pero slo de conformidad con el plan. Un sistema a base de aranceles y cupos controla las importaciones, mientras que las subvenciones regulan las exportaciones. El ideal es la autarqua. Ni que decir tiene, estas medidas provocan escasez de divisas, que se soluciona mediante un minucioso y amplio control de cambios, lo que es una fuente muy importante tanto de ineficacia como de privilegio especial. Los precios y los salarios estn controlados. Para construir una fbrica o para realizar cualquier otra inversin se necesita una autorizacin gubernamental. Los impuestos afectan a todas las reas de actividad y son muy altos en teora, pero en la prctica se evaden. El contrabando, los mercados negros, las transacciones ilegales de todo tipo estn tan extendidos como los impuestos, y minan todo respeto hacia la ley, aunque llevan a cabo un valioso servicio social al compensar en alguna medida la rigidez de la planificacin central, y hacen posible la satisfaccin de necesidades urgentes.

La confianza en el mercado liber en el Japn recursos escondidos e insospechados de energa e ingenio. Impidi que unos intereses siniestros bloquearan el cambio. Oblig al desarrollo a ajustarse a la ingrata verificacin de la eficiencia. El apoyo en los controles gubernamentales en la India impide la iniciativa privada o la desva hacia el derroche. Protege los intereses ocultos de las fuerzas del cambio. Substituye la eficacia del mercado por la autorizacin burocrtica como criterio de supervivencia.

La experiencia obtenida en los dos pases con los productos textiles hechos a mano y a mquina, sirve para ilustrar la diferencia de poltica. Tanto el Japn en 1867 como la India en 1947 tenan una amplia produccin textil interna. En el Japn, la competencia extranjera no ejerca un efecto demasiado pronunciado sobre la produccin domstica de seda, quiz debido a la ventaja nipona con respecto a la seda en bruto, reforzada por el fracaso de la cosecha europea, pero destruy la hilatura nacional de algodn y posteriormente el tejido a mano de tela. Se desarroll una industria textil japonesa basada en fbricas. Al principio manufacturaba slo los tejidos ms bastos y de inferior calidad, pero posteriormente se dedic a calidades cada vez superiores, y final se ha convertido en una de las principales industrias de exportacin.

En la India se subvencion y se garantiz un mercado a los tejidos a mano, al parecer para facilitar la transicin a la produccin fabril. Esta crece gradualmente, pero este crecimiento ha sido controlado a fin de proteger la industria del tejido a mano. La produccin ha significado expansin. El nmero de telares manuales se ha doblado prcticamente de 1948 a 1978. En la realidad se puede or el sonido de los telares manuales desde las primeras horas de la maana hasta las ltimas de la noche en millares de aldeas a lo largo de toda la India. No hay nada malo en la existencia de una industria de tejido a mano si puede competir con otras en los mismos trminos. En el Japn todava existe una industria de tejido a mano prspera, aunque extremadamente pequea. Teje sedas de lujo y otros artculos. En la India, la industria de tejido a mano prospera porque est subvencionada por el gobierno. En efecto, se imponen cargas a individuos que no estn en una posicin ms acomodada que los que mueven los telares, a fin de garantizar a stos unos ingresos mayores de los que podran alcanzar en un mercado libre.

A principios del siglo XIX, Gran Bretaa se enfrentaba precisamente con el mismo problema que Japn tuvo varias dcadas ms tarde y la India ms de cien aos despus. El telar mecnico amenazaba con destruir una industria de tejido a mano prspera. Se nombr entonces una Comisin Real para investigar la industria. Esta consider explcitamente la poltica seguida por la India: subvencionar el tejido a mano y garantizar un mercado a la industria. La comisin rechaz esa poltica desenfrenada sobre la base de que slo empeorara el problema bsico (un exceso de tejedores manuales), es decir, precisamente lo que ha ocurrido en la India. Gran Bretaa adopt la misma solucin que el Japn: la poltica, a corto plazo ingrata pero a la larga beneficiosa, de permitir que las fuerzas del mercado actuaran por s mismas.

Las experiencias opuestas de la India y del Japn son interesantes porque ponen de relieve de manera muy clara no slo los diferentes resultados de los dos mtodos de organizacin, sino tambin la falta de relacin entre los objetivos perseguidos y las medidas que se adoptaron. Las metas de los nuevos dirigentes Meiji -que se dedicaron a aumentar el poder y la gloria de su pas y concedieron poco valor a la libertad individual- eran ms acordes con las medidas hindes que las que ellos mismos adoptaron. Los objetivos de los nuevos gobernantes hindes -que defendan ardientemente la libertad individual- se acomodaban ms a las medidas japonesas que las que ellos mismos pusieron en prctica.

Los Controles y la Libertad

A pesar de que los Estados Unidos no han adoptado la planificacin econmica central, el aumento del papel del estado en la economa ha ido muy lejos durante los ltimos cincuenta aos. Esta intervencin ha significado un costo en trminos econmicos. Las limitaciones que esta actuacin impone a nuestra libertad econmica amenazan con liquidar dos siglos de progreso econmico. La intervencin ha tenido tambin un costo poltico: ha limitado considerablemente nuestra libertad humana.

Los Estados Unidos de Amrica siguen siendo un pas predominantemente libre, uno de los pases ms libres del mundo. Sin embargo, con palabras del famoso discurso de Abraham Lincoln, House Divided [El pas dividido], un pas dividido no puede durar [...] Tengo la esperanza de que esta nacin no se hunda, sino que deje de estar dividida. Se convertir toda ella en una cosa u otra. Estaba hablando sobre la esclavitud. Sus profticas palabras se pueden aplicar igualmente a la intervencin gubernamental en la economa. Si continuramos mucho ms all por este camino, nuestro dividido pas se encontrara en el colectivismo. Afortunadamente, es cada vez ms manifiesto que los ciudadanos se dan cuenta del peligro y estn decididos a parar e intervenir la tendencia a una actividad gubernamental cada vez mayor.

A todos nosotros nos afecta el statu quo. Tendemos a aceptar la situacin tal como es, a considerarla el estado natural de las cosas, especialmente cuando se ha formado mediante una serie de pequeos cambios graduales. Es difcil darse cuenta de cul es la importancia de este efecto acumulativo. Exige un esfuerzo de imaginacin liberarse de la situacin actual y mirarla con nuevos ojos. Sin embargo, el esfuerzo vale la pena. Es probable que el resultado sea una sorpresa, por no decir una sacudida.

La Libertad Econmica

Una parte esencial de la libertad econmica consiste en la facultad de escoger la manera en que vamos a utilizar nuestros ingresos: qu parte vamos a destinar para nuestros gastos y que artculos vamos a comprar; qu cantidad vamos a ahorrar y en qu forma; qu monto vamos a regalar y a quin. En la actualidad, el gobierno, a nivel federal, estatal y local, utiliza en nuestro nombre ms del 40 por ciento de nuestros ingresos. Una vez uno de nosotros sugiri una nueva fiesta nacional, el da de la independencia personal, el da del ao en que dejamos de trabajar para pagar los gatos del gobierno [...] y empezamos a producir para pagar los artculos que separada e individualmente escogemos a la luz de nuestras propias necesidades y deseos. En 1929 esta fiesta habra coincidido con la fecha en que se conmemora el nacimiento de Abraham Lincoln, el 12 de febrero; hoy da se celebrara hacia el 30 de mayo; y si las tendencias actuales continuaran, coincidira con el otro Da de la Independencia, el 4 de julio, hacia 1988.

Por supuesto, nosotros tenemos algo que decir sobre la cantidad de nuestros ingresos que el gobierno gasta en nuestro nombre. Participamos en el proceso poltico que ha conducido al gobierno a gastar ms del 40 por ciento de nuestros ingresos. El gobierno de la mayora es un arbitrio necesario y deseable. Sin embargo, es muy diferente al tipo de libertad que un individuo tiene cuando va a comprar a un supermercado. Cuando votamos una vez cada ao, apoyamos ideales generales ms que propuestas especficas. Si formamos parte de la mayora, en el mejor de los casos obtendremos las propuestas que apoyamos y aquellas a las que nos opusimos, pero que consideramos, en conjunto, menos importantes. En general, al final nos encontramos con algo diferente de lo que pensbamos que estbamos votando. Si formamos parte de la minora, debemos someternos al voto de la mayora y esperar que llegue nuestro turno. Cuando votamos cada da en el supermercado, conseguimos exactamente lo que hemos votado, y lo mismo ocurre con todas las dems personas. La urna de las votaciones da lugar a un sometimiento sin unanimidad; el supermercado, por el contrario, a una unanimidad sin sometimiento. Por esta razn es importante utilizar las urnas, en tanto sea posible, slo para las decisiones en que el sometimiento es esencial.

Como consumidores, ni siquiera somos libres para escoger el modo de gastar la parte de nuestros ingresos despus de deducidos los impuestos. No somos libres de comprar ciclamatos o laetril, y pronto, quiz, sacarina. Nuestro mdico de cabecera no es libre para recetarnos muchos frmacos que puede considerar como los ms adecuados para nuestras dolencias, aun cuando estos frmacos puedan comprarse fcilmente en el exterior. Carecemos de libertad para comprar un coche sin cinturones de seguridad, a pesar de que, por ahora, somos todava libres para escoger si los utilizamos o no.

Otra parte esencial de la libertad econmica es la de utilizar los recursos que poseemos de acuerdo con nuestros propios valores: libertad para aceptar un empleo, para comprometerse en un negocio, para comprar y vender, a cualquier otra persona, mientras actuemos sobre una base estrictamente voluntaria y no acudamos a la fuerza para coaccionar a los otros.

Hoy da no somos libres para ofrecer nuestros servicios como abogados, mdico, dentistas, fontaneros, barberos, enterradores, o para empezar a trabajar en muchas otras ocupaciones, sin antes conseguir un permiso o una autorizacin de un funcionario gubernamental. No podemos trabajar horas extras en condiciones acordadas previamente con nuestro empresario, a menos que stas estn de acuerdo con las normas y las reglamentaciones establecidas por un funcionario gubernamental.

No somos libres de abrir un banco, entrar en la industria del taxi, o en la venta de electricidad o de servicio telefnico, o explotar una lnea de ferrocarril, autobs o area, sin antes recibir una autorizacin de un funcionario gubernamental.

No somos libres de participar en los mercados de capitales a menos que cumplimentemos muchas pginas de formularios que exige la SEC (Securities and Exchange Commission: Comisin de Valores y Bolsas), y a menos que convenzamos a ese organismo de que el programa que pretendemos emitir presenta una imagen tan descolorida de nuestras posibilidades que ningn inversionista en su sano juicio se interesara por nuestro proyecto si tomara el anuncio al pie de la letra. Y conseguir la autorizacin del SEC puede costar ms de 100.000 dlares de los Estados Unidos, lo que ciertamente desanima a las pequeas empresas.

La libertad para ser dueo de propiedades constituye otra parte esencial de la liberta econmica. Y nuestro mbito de propiedad es muy amplio. Bastante ms de la mitad de nosotros somos propietarios de las casas en que vivimos. Pero si nos referimos a maquinaria, fbricas y medios similares de produccin, la situacin es muy diferente. Hablamos de nosotros mismos como una sociedad formada por empresas privadas libres, es decir, como una sociedad capitalista. Sin embargo, con respecto a la propiedad de las empresas annimas, somos, alrededor de 46 por ciento, socialistas. La posesin de un uno por ciento de la sociedad da derecho a recibir un uno por ciento de beneficios y obliga a compartir un uno por ciento de sus prdidas hasta el importe total de las acciones que se poseen. En 1979 el impuesto federal sobre la renta de las sociedades ascendi al 46 por ciento de todos los ingresos por encima de 100,000 dlares, cuando en aos anteriores era el 48 por ciento. El gobierno federal tiene derecho a 46 centavos de cada dlar de beneficio, y se hace cargo de esos 46 centavos de cada dlar de prdida (a condicin de que existan beneficios anteriores para compensar estas prdidas). La administracin de Washington es duea del 46 por ciento de cada sociedad annima, a pesar de que no en una forma que la autorice a votar directamente en los asuntos de la sociedad.

Exigira un libro mucho mayor que ste citar todas las restricciones que afectan a nuestra libertad econmica, sin comentarlas en detalle. Estos ejemplos pretenden sugerir, simplemente, el grado de penetracin que estas restricciones han alcanzado.

La Libertad Humana

Las restricciones a la libertad econmica afectan inevitablemente a la libertad en general, incluso en aspectos tales como la libertad de prensa y de expresin.

Consideremos los siguientes prrafos de la carta que envi en 1977 Lee Grace, en aquel momento vicepresidente de una asociacin de productores de petrleo y gas, a los miembros de sta. Con respecto a la legislacin sobre energa escribi:

Como ustedes saben, el verdadero problema no es tanto el precio por metro cbico sino el mantenimiento de la Primera Enmienda de la Constitucin, la garanta de la libertad de expresin. Con una reglamentacin cada vez mayor, mientras el Estado omnipotente nos mira fijamente por encima del hombro, tenemos miedo de expresar la verdad y nuestras creencias acerca de los que es falso y est mal hecho. El temor a las revisiones del IRS (Internal Revenue Service: Servicio de Inspeccin Fiscal), la estrangulacin burocrtica o el hostigamiento gubernamental constituyen armas poderosas contra la libertad de expresin.

En el nmero publicado el 31 de octubre de 1977 de la revista U. S. News e World Report, y dentro de la seccin Washington Whispers [Los rumores de Washington] se observaba que los dirigentes de la industria petrolfera manifiestan que han recibido este ultimtum del secretario de Energa, James Schelesinger: Apoyen el impuesto que la administracin ha propuesto sobre el crudo o, de lo contrario, enfrntense a una reglamentacin ms dura y a una posible presin para deshacer las "holding" petroleras.

Su juicio aparece ampliamente confirmado por la conducta exterior de dichos ejecutivos. Desarmados por las denuncias del senador Henry Jackson que les acusaba de estar obteniendo beneficios obscenos, ni uno solo miembro de un grupo de directivos pertenecientes a la industria petrolfera contest. o incluso abandon la habitacin y se neg a someterse a un insulto personal mayor. Los ejecutivos de las compaas petroleras, que en privado muestran una fuerte oposicin a la compleja estructura actual de controles federales bajo los cuales actan, o al considerable aumento de la intervencin gubernamental propuesta del presidente Carter, hacen blandas declaraciones pblicas en las que aprueban los objetivos de los controles. Pocos hombres de negocios consideran que los llamados controles voluntarios precios y salarios vayan a representar un camino efectivo o deseable para combatir la inflacin. Sin embargo, un ejecutivo tras otro, una organizacin empresarial tras otra, han alabado el programa, han dicho cosas bonitas de ste, y han prometido cooperar. Slo unos pocos, como Donald Rumsfeld, antiguo congresista, funcionario de la Casa Blanca, tuvieron el valor para denunciarlos pblicamente. A ellos se les uni George Meany, rudo, octogenario y antiguo jefe de la AFL-CIO (American Federation of Labor-Congress of Industrial Organizations: Federacin Norteamericana del Trabajo-Congreso de Organizaciones Industriales).

Es absolutamente lgica que los individuos deben soportar un costo -aunque solo sea el de la impopularidad y la crtica- por el hecho de hablar con libertad. Sin embargo, el costo debiera ser razonable y no desproporcionado. En palabras de una famosa sentencia del Tribunal Supremo, no debera inducir al desnimo sobre la libertad de expresin. Sin embargo, no hay duda de que en la actualidad este resultado se produce en los ejecutivos de las sociedades annimas.

Esta induccin al desnimo no se restringe a estos ejecutivos. Nos afecta a todos. Nosotros conocemos profundamente la comunidad acadmica. Muchos de nuestros colegas de los departamentos de economa y ciencias naturales reciben ayudas del National Science Foundation; los que pertenecen al departamento de humanidades, del National Foundation for the Humanities; aquellos que dan clases en Foundation for the Humanities; aquellos que dan clases en universidades estatales reciben su salario en parte del legislativo del estado. Creemos que el National Science Foundation, el National Foundation for the Humanities y las subvenciones fiscales a la educacin superior son indeseables y deberan desaparecer. Indudablemente, este punto de vista es minoritario dentro de la comunidad acadmica, pero dicha minora es mucho mayor de la que cualquier persona pudiera reunir a partir de declaraciones pblicas sobre este punto.

La prensa depende en gran medida del gobierno, no slo como una de las fuentes principales de noticias, sino en otras numerosas cuestiones que afectan a su funcionamiento diario. Consideremos un curioso ejemplo proveniente de Gran Bretaa. Uno de los sindicatos del Times de Londres, un gran peridico, impidi su publicacin un da hace varios aos debido a un artculo que el rotativo pensaba publicar sobre el intento de dicho sindicato de influir en su lnea editorial. Posteriormente, las disputas laborales condujeron al cierre patronal. Los sindicatos pueden ejercer este poder porque el gobierno les ha concedido inmensidades especiales. Un sindicato de Periodistas a escala nacional en Gran Bretaa est ejerciendo presin para lograr una asociacin cerrada, y est amenazando con boicotear los peridicos que den empleo a trabajadores no afiliados. Todo esto en el pas que fue el origen de tantas de nuestras libertades.

Con respecto a la libertad religiosa, los granjeros de la comunidad amish (que vive en los estados de Pennsylvania, Ohio e Indiana, cultivan la tierra con speros antiguos y se oponen a los avances de la civilizacin) vieron sus casas y otras propiedades embargadas porque se haban negado, por razones religiosas, a pagar las cargas de seguridad social (pero tambin a aceptar sus prestaciones). Los alumnos que iban a las escuelas de la iglesia fueron denunciados por hacer novillo, violando las leyes de asistencia obligatoria, porque sus profesores no tenan las papeletas obligatorias que certificaban que haban cumplido las exigencias del estado.

A pesar de que estos ejemplos slo constituyen una muestra, ilustran la proposicin fundamental de que la libertad es todo, que cualquier cosa que la reduce en una parte de nuestras vidas puede afectarla en otras partes.

La libertad no puede ser absoluta. Vivimos en una sociedad interdependiente. Algunas limitaciones a nuestra libertad son necesarias para evitar otras restricciones todava peores. Sin embargo, hemos ido mucho ms lejos de ese punto. Hoy la necesidad urgente estriba en eliminar barreras, no en aumentarlas.


Comentarios al artículo...
Comments powered by Disqus
 
 Encuesta
A quin apoya usted en el conflicto por el ejercicio de la revocacin de mandato?
Al INE
A Lpez Obrador
Untitled
Loading...

©2004-2015, Asuntos Capitales es una marca registrada legalmente por su propietario. Lea aquí información sobre los derechos.
Javascript Menu by Deluxe-Menu.com