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La riqueza de las naciones (I)

“El progreso ms importante en las facultades productivas del trabajo, y gran parte de la aptitud, destreza y sensatez con que ste se aplica o dirige, por doquier, parecen ser consecuencia de la divisin del trabajo.”


Adam Smith
VIERNES, 4 DE MAYO DE 2007
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LIBRO PRIMERO
De las causas del progreso en las facultades productivas del trabajo, y del modo como un producto se distribuye naturalmente entre las diferentes clases del pueblo

CAPTULO I
DE LA DIVISIN DEL TRABAJO

El progreso ms importante en las facultades productivas del trabajo, y gran parte de la aptitud, destreza y sensatez con que ste se aplica o dirige, por doquier, parecen ser consecuencia de la divisin del trabajo.

Los efectos de la divisin del trabajo en los negocios generales de la sociedad se entendern ms fcilmente considerando la manera como opera en algunas de las manufacturas. Generalmente se cree que tal divisin es mucho mayor en ciertas actividades econmicas de poca importancia, no porque efectivamente esa divisin se extreme ms que en otras actividades de importancia mayor, sino porque en aquellas manufacturas que se destinan a ofrecer satisfactores para las pequeas necesidades de un reducido nmero de personas, el nmero de operarios ha de ser pequeo, y los empleados en los diversos pasos o etapas de la produccin se pueden reunir generalmente en el mismo taller y a la vista del espectador. Por el contrario, en aquellas manufacturas destinadas a satisfacer los pedidos de un gran nmero de personas, cada uno de los diferentes ramos de la obra emplea un nmero tan considerable de obreros, que es imposible juntarlos en el mismo taller. Difcilmente podemos abarcar de una vez, con la mirada, sino los obreros empleados en un ramo de la produccin. Aun cuando en las grandes manufacturas la tarea se puede dividir real mente en un nmero de operaciones mucho mayor que en otras manufacturas ms pequeas, la divisin del trabajo no es tan obvia y, por consiguiente, ha sido menos observada.

Tomemos como ejemplo una manufactura de poca importancia, pero a cuya divisin del trabajo se ha hecho muchas veces referencia: la de fabricar alfileres. Un obrero que no haya sido adiestrado en esa clase de tarea (convertida por virtud de la divisin del trabajo en un oficio nuevo) y que no est acostumbrado a manejar la maquinaria que en l se utiliza (cuya invencin ha derivado, probable mente, de la divisin del trabajo), por ms que trabaje, apenas podra hacer un alfiler al da, y desde luego no podra confeccionar ms de veinte. Pero dada la manera como se practica hoy da la fabricacin de alfileres, no slo la fabricacin misma constituye un oficio aparte, sino que est dividida en varios ramos, la mayor parte de los cuales tambin constituyen otros tantos oficios distintos. Un obrero estira el alambre, otro lo endereza, un tercero lo va cortando en trozos iguales, un cuarto hace la punta, un quinto obrero est ocupado en limar el extremo donde se va a colocar la cabeza: a su vez la confeccin de la cabeza requiere dos o tres operaciones distintas: fijarla es un trabajo especial, esmaltar los alfileres, otro, y todava es un oficio distinto colocarlos en el papel. En fin, el importante trabajo de hacer un alfiler queda dividido de esta manera en unas dieciocho operaciones distintas, las cuales son desempeadas en algunas fbricas por otros tantos obreros diferentes, aunque en otras un solo hombre desempee a veces dos o tres operaciones. He visto una pequea fbrica de esta especie que no empleaba ms que diez obre ros, donde, por consiguiente, algunos de ellos tenan a su cargo dos o tres operaciones. Pero a pesar de que eran pobres y, por lo tanto, no estaban bien provistos de la maquinaria debida, podan, cuan do se esforzaban, hacer entre todos, diariamente, unas doce libras de alfileres. En cada libra haba ms de cuatro mil alfileres de tamao mediano. Por consiguiente, estas diez personas podan hacer cada da, en conjunto, ms de cuarenta y ocho mil alfileres, cuya cantidad, dividida entre diez, correspondera a cuatro mil ochocientas por persona. En cambio si cada uno hubiera trabajado separada e independientemente, y ninguno hubiera sido adiestrado en esa clase de tarea, es seguro que no hubiera podido hacer veinte, o, tal vez, ni un solo alfiler al da; es decir, seguramente no hubiera podido hacer la doscientacuarentava parte, tal vez ni la cuatro-mil-ochocientos-ava parte de lo que son capaces de confeccionar en la actualidad gracias a la divisin y combinacin de las diferentes operaciones en forma conveniente.

En todas las dems manufacturas y artes los efectos de la divisin del trabajo son muy semejantes a los de este oficio poco complicado, aun cuando en muchas de ellas el trabajo no puede ser objeto de semejante subdivisin ni reducirse a una tal simplicidad de operacin. Sin embargo, la divisin del trabajo, en cuanto puede ser aplicada, ocasiona en todo arte un aumento proporcional en las faculta des productivas del trabajo. Es de suponer que la diversificacin de numerosos empleos y actividades econmicas en consecuencia de esa ventaja. Esa separacin se produce generalmente con ms amplitud en aquellos pases que han alcanzado un nivel ms alto de laboriosidad y progreso, pues generalmente es obra de muchos, en una sociedad culta, lo que hace uno solo, en estado de atraso. En todo pas adelantado, el labrador no es ms que labriego y el artesano no es sino menestral. Asimismo, el trabajo necesario para producir un producto acabado se reparte, por regla general, entre muchas manos. Cun tos y cun diferentes oficios no se advierten en cada ramo de las manufacturas de lino y lana, desde los que cultivan aquella planta o cuidan el velln hasta los bataneros y blanqueadores, aprestadores y tintoreros? La agricultura, por su propia naturaleza, no admite tan tas subdivisiones del trabajo, ni hay divisin tan completa de sus operaciones como en las manufacturas. Es imposible separar tan completamente la ocupacin del ganadero y del labrador, como se separan los oficios del carpintero y del herrero. El hilandero generalmente es una persona distinta del tejedor; pero la persona que ara, siembra, cava y recolecta el grano suele ser la misma. Como la oportunidad de practicar esas distintas clases de trabajo va producindose con el transcurso de las estaciones del ao es imposible que un hombre est dedicado constantemente a una sola tarea. Esta imposibilidad de ha cer una separacin tan completa de los diferentes ramos de labor en la agricultura es quiz la razn de por qu el progreso de las aptitudes productivas del trabajo en dicha ocupacin no siempre corre parejas con los adelantos registrados en las manufacturas. Es verdad que las naciones ms opulentas superan por lo comn a sus vecinas en la agricultura y en las manufacturas, pero generalmente las aventajan ms en stas que en aqulla. Sus tierras estn casi siempre mejor cultivadas, y como se invierte en ellas ms capital y trabajo, producen ms, en proporcin a la extensin y fertilidad natural del suelo. Ahora bien, esta superioridad del producto raras veces excede considerablemente en proporcin al mayor trabajo empleado y a los gastos ms cuantiosos en que ha incurrido. En la agricultura, el trabajo del pas rico no siempre es mucho ms productivo que el del pobre o, por lo menos, no es tan fecundo como suele serlo en las manufacturas. El grano del pas rico, aunque la calidad sea la misma, no siempre es tan barato en el mercado como el de un pas pobre. El trigo de Polonia, en las mismas condiciones de calidad, es tan barato como el de Francia, a pesar de la opulencia y adelantos de esta ltima nacin. El trigo de Francia, en las provincias trigueras, es tan bueno y tiene casi el mismo precio que el de Inglaterra, la mayor parte de los aos, aunque en progreso y riqueza aquel pas sea inferior a ste. Sin embargo, las tierras de pan llevar de Inglaterra estn mejor cultivadas que las de Francia, y las de esta nacin, segn se afirma, lo estn mejor que las de Polonia. Aunque un pas pobre, no obstante la inferioridad de sus cultivos, puede competir en cierto modo con el rico en la calidad y precio de sus granos, nunca podr aspirar a semejante competencia en las manufacturas, si stas corresponden a las circunstancias del suelo, del clima y de la situacin de un pas prspero. Las sedas de Francia son mejores y ms baratas que las de Inglaterra, porque la manufactura de la seda, debido a los altos derechos que se pagan actualmente en la importacin de la seda en rama, no se adapta tan bien a las condiciones climticas de Inglaterra como a las de Francia. Pero la quincallera y las telas de lana corrientes de Inglaterra son superiores, sin comparacin, a las de Francia, y mucho ms baratas en la misma calidad. Segn informaciones, en Polonia escasea la mayor parte de las manufacturas, con excepcin de las ms rudimentarias de utensilios domsticos, sin las cuales ningn pas puede existir de una manera conveniente.

Este aumento considerable en la cantidad de productos que un mismo nmero de personas puede confeccionar, como consecuencia de la divisin del trabajo, procede de tres circunstancias distintas: primera, de la mayor destreza de cada obrero en particular; segunda, del ahorro de tiempo que comnmente se pierde al pasar de una ocupacin a otra, y por ltimo, de la invencin de un gran nmero de mquinas, que facilitan y abrevian el trabajo, capacitando a un hombre para hacer la labor de muchos.

En primer lugar, el progreso en la destreza del obrero incrementa la cantidad de trabajo que puede efectuar, y la divisin del trabajo, al reducir la tarea del hombre a una operacin sencilla, y hacer de sta la nica ocupacin de su vida, aumenta considerable mente la pericia del operario. Un herrero corriente, que nunca haya hecho clavos, por diestro que sea en el manejo del martillo, apenas har al da doscientos o trescientos clavos, y aun stos no de buena calidad. Otro que est acostumbrado a hacerlos, pero cuya nica o principal ocupacin, no sea sa, rara vez podr llegar a fabricar al da ochocientos o mil, por mucho empeo que ponga en la tarea. Yo he observado varios muchachos, menores de veinte aos, que por no haberse ejercitado en otro menester que el de hacer clavos, podan hacer cada uno, diariamente, ms de dos mil trescientos, cuando se ponan a la obra. Hacer un clavo no es indudablemente una de las tareas ms sencillas. Una misma persona tira del fuelle, aviva o modera el soplo, segn convenga, caldea el hierro y forja las diferentes partes del clavo, teniendo que cambiar el instrumento para formar la cabeza. Las diferentes operaciones en que se subdivide el trabajo de hacer un alfiler o un botn de metal son, todas ellas, mucho ms sencillas y, por lo tanto, es mucho mayor la destreza de la persona que no ha tenido otra ocupacin en su vida. La velocidad con que se ejecutan algunas de estas operaciones en las manufacturas excede a cuanto pudieran suponer quienes nunca lo han visto, respecto a la agilidad de que es susceptible la mano del hombre.

En segundo lugar, la ventaja obtenida al ahorrar el tiempo que por lo regular se pierde, al pasar de una clase de operacin a otra, es mucho mayor de lo que a primera vista pudiera imaginarse. Es imposible pasar con mucha rapidez de una labor a otra, cuando la segunda se hace en sitio distinto y con instrumentos completamente diferentes. Un tejedor rural, que al mismo tiempo cultiva una pequea granja, no podr por menos de perder mucho tiempo al pasar del telar al campo y del campo al telar. Cuando las dos labores se pueden efectuar en el mismo lugar, se perder indiscutiblemente menos tiempo; pero la prdida, aun en este caso, es considerable. No hay hombre que no haga una pausa, por pequea que sea, al pasar la mano de una ocupacin a otra. Cuando comienza la nueva tarea rara vez est alerta y pone inters; la mente no est en lo que hace y durante algn tiempo ms bien se distrae que aplica su esfuerzo de una manera diligente. El hbito de remolonear y de proceder con indolencia que, naturalmente, adquiere todo obrero del campo, las ms de las veces por necesidad -ya que se ve obligado a mudar de labor y de herramientas cada media hora, y a emplear las manos de veinte maneras distintas al cabo del da-, lo convierte, por lo regular, en lento e indolente, incapaz de una dedicacin intensa aun en las ocasiones ms urgentes. Con independencia, por lo tanto, de su falta de destreza, esta causa, por s sola, basta a reducir considerablemente la cantidad de obra que sea capaz de producir.

En tercer lugar, y por ltimo, todos comprendern cunto se facilita y abrevia el trabajo si se emplea maquinaria apropiada. Sobran los ejemplos, y as nos limitaremos a decir que la invencin de las mquinas que facilitan y abrevian la tarea, parece tener su origen en la propia divisin del trabajo. El hombre adquiere una mayor aptitud para descubrir los mtodos ms idneos y expeditos, a fin de alcanzar un propsito, cuando tiene puesta toda su atencin en un objeto, que no cuando se distrae en una gran variedad de cosas. Debido a la divisin del trabajo toda su atencin se concentra natural mente en un solo y simple objeto. Naturalmente puede esperarse que uno u otro de cuantos se emplean en cada una de las ramas del trabajo encuentre pronto el mtodo ms fcil y rpido de ejecutar su tarea, si la naturaleza de la obra lo permite. Una gran parte de las mquinas empleadas en esas manufacturas, en las cuales se halla muy subdividido el trabajo, fueron al principio invento de artesanos comunes, pues hallndose ocupado cada uno de ellos en una operacin sencilla, toda su imaginacin se concentraba en la bsqueda de m todos rpidos y fciles para ejecutarla. Quien haya visitado con frecuencia tales manufacturas habr visto muchas mquinas interesantes inventadas por los mismos obreros, con el fin de facilitar y abreviar la parte que les corresponde de la obra. En las primeras mquinas de vapor haba un muchacho ocupado, de una manera constante, en abrir y cerrar alternativamente la comunicacin entre la caldera y el cilindro, a medida que suba o bajaba el pistn. Uno de esos mu chachos, deseoso de jugar con sus camaradas, observ que atando una cuerda en la manivela de la vlvula, que abra esa comunicacin con la otra parte de la mquina, aqulla poda abrirse y cerrarse automticamente, dejndole en libertad de divertirse con sus compaeros de juegos. As, uno de los mayores adelantos que ha experimentado ese tipo de mquinas desde que se invent, se debe a un muchacho ansioso de economizar su esfuerzo.

Esto no quiere decir, sin embargo, que todos los adelantos en la maquinaria hayan sido inventados por quienes tuvieron la oportunidad de usarlas. Muchos de esos progresos se deben al ingenio de los fabricantes, que han convertido en un negocio particular la produccin de mquinas, y algunos otros proceden de los llamados filsofos u hombres de especulacin, cuya actividad no consiste en hacer cosa alguna sino en observarlas todas y, por esta razn, son a veces capaces de combinar o coordinar las propiedades de los objetos ms dispares. Con el progreso de la sociedad, la Filosofa y la especulacin se convierten, como cualquier otro ministerio, en el afn y la profesin de ciertos grupos de ciudadanos. Como cualquier otro empleo, tambin se se subdivide en un gran nmero de ramos diferentes, cada uno de los cuales ofrece cierta ocupacin especial a cada grupo o categora de filsofos. Tal subdivisin de empleos en la Filosofa, al igual de lo que ocurre en otras profesiones, imparte destreza y ahorra mucho tiempo. Cada uno de los individuos se hace ms experto en su ramo, se produce ms en total y la cantidad de ciencia se acrecienta considerablemente.

La gran multiplicacin de producciones en todas las artes, originadas en la divisin del trabajo, da lugar, en una sociedad bien gobernada, a esa opulencia universal que se derrama hasta las clases inferiores del pueblo. Todo obrero dispone de una cantidad mayor de su propia obra, en exceso de sus necesidades, y como cualesquiera otro artesano, se halla en la misma situacin, se encuentra en condiciones de cambiar una gran cantidad de sus propios bienes por una gran cantidad de los creados por otros; o lo que es lo mismo, por el precio de una gran cantidad de los suyos. El uno provee al otro de lo que necesita, y recprocamente, con lo cual se difunde una general abundancia en todos los rangos de la sociedad.

Si observamos las comodidades de que disfruta cualquier artesano o jornalero, en un pas civilizado y laborioso, veremos cmo excede a todo clculo el nmero de personas que concurren a procurarle aquellas satisfacciones, aunque cada uno de ellos slo contribuya con una pequea parte de su actividad. Por basta que sea, la chamarra de lana, pongamos por caso, que lleva el jornalero, es producto de la labor conjunta de muchsimos operarios. El pastor, el que clasifica la lana, el cardador, el amanuense, el tintorero, el hilandero, el tejedor, el batanero, el sastre, y otros muchos, tuvieron que conjugar sus diferentes oficios para completar una produccin tan vulgar. Adems de esto cuntos tratantes y arrieros no hubo que emplear para transportar los materiales de unos a otros de estos mismos artesanos, que a veces viven en regiones apartadas del pas! Cunto comercio y navegacin, constructores de barcos, marineros, fabricantes de ve las y jarcias no hubo que utilizar para conseguir los colorantes usados por el tintorero y que, a menudo, proceden de los lugares ms remo tos del mundo! Y qu variedad de trabajo se necesita para producir las herramientas del ms modesto de estos operarios! Pasando por alto maquinarias tan complicadas como el barco del marinero, el martinete del forjador y el telar del tejedor, consideraremos sola mente qu variedad de labores no se requieren para lograr una herramienta tan sencilla como las tijeras, con las cuales el esquilador corta la lana. El minero, el constructor del horno para fundir el mineral, el fogonero que alimenta el crisol, el ladrillero, el albail, el encargado de la buena marcha del horno, el del martinete, el forjador, el herrero, todos deben coordinar sus artes respectivas para producir las tijeras. Si del mismo modo pasamos a examinar todas las partes del vestido y del ajuar del obrero, la camisa spera que cubre sus carnes, los zapatos que protegen sus pies, la cama en que yace, y todos los diferentes artculos de su menaje, como el hogar en que prepara su comida, el carbn que necesita para este propsito -saca do de las entraas de la tierra, y acaso conducido hasta all despus de una larga navegacin y un dilatado transporte terrestre-, todos los utensilios de su cocina, el servicio de su mesa, los cuchillos y tenedores, los platos de peltre o loza, en que dispone y corta sus alimentos, las diferentes manos empleadas en preparar el pan y la cerveza, la vidriera que, sirvindole abrigo y sin impedir la luz, le protege del viento y de la lluvia, con todos los conocimientos y el arte necesarios para preparar aquel feliz y precioso invento, sin el cual apenas se conseguira una habitacin confortable en las regiones nrdicas del mundo, juntamente con los instrumentos indispensables a todas las diferentes clases de obreros empleados en producir tanta cosa necesaria; si nos detenemos, repito, a examinar todas estas cosas y a considerar la variedad de trabajos que se emplean en cualquiera de ellos, entonces nos daremos cuenta de que sin la asistencia y cooperacin de millares de seres humanos, la persona ms humilde en un pas civilizado no podra disponer de aquellas cosas que se consideran las ms indispensables y necesarias.

Realmente, comparada su situacin con el lujo extravagante del grande, no puede por menos de aparecrsenos simple y frugal; pero con todo eso, no es menos cierto que las comodidades de un prncipe europeo no exceden tanto las de un campesino econmico y trabajador, como las de ste superan las de muchos reyes de frica, dueos absolutos de la Vida y libertad de diez mil salvajes desnudos.


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