Jon Basil Utley es senior fellow de la Atlas Economic Research Foundation. Ha escrito e informado sobre temas econ�micos del tercer mundo durante 17 a�os para Voice of America. Ha sido tambi�n corresponsal del Journal of Commerce en Sudam�rica y de los peri�dicos Knight-Ridder, adem�s de editor de The Times of the Americas en Washington DC. Cortes�a de Jon Basil Utley para Asuntos Capitales.

Muchas de las democracias del tercer mundo no han logrado alcanzar gran prosperidad. Muchas de estas son corruptas, disfuncionales y desordenadas, sin la capacidad de controlar el crimen o desarrollar las funciones m�s b�sicas de la sociedad civil.

Al mismo tiempo que Washington promueve una constituci�n para Irak y presiona a los l�deres �rabes a establecer reformas en sus pa�ses, har�amos bien en analizar por qu� algunas democracias funcionan mucho mejor que otras.

Las reglas para alcanzar el desarrollo econ�mico y un gobierno efectivo son bien conocidas y su funcionamiento ha sido probado una y otra vez; lo que no es f�cil de entender es por qu� muchas sociedades no son capaces de adoptarlas.

Dicho fracaso se asocia frecuentemente con cuestiones culturales y vinculadas a la corrupci�n, pero el problema que tienen en com�n dichas sociedades fracasadas suele encontrarse en sus estructuras pol�ticas: la utilizaci�n del sistema de representaci�n proporcional.

Para comprender el sistema de representaci�n proporcional, imagine que el congreso de los Estados Unidos estuviese dividido en cuatro partidos pol�ticos: dem�cratas, republicanos, el viejo partido de la derecha tradicional y el partido de los verdes; contando estos dos �ltimos con un 5% de los representantes cada uno. Imagine tambi�n que cada partido est� liderado por aquella persona que m�s tiempo ha sido miembro del mismo, por ejemplo el Senador Byrd para un partido y Bob Dole para el otro. En ese caso habr�a muy pocas propuestas nuevas y las disputas pol�ticas que usualmente crean profundas divisiones, ser�an decididas frecuentemente por los votantes indecisos, es decir los que apoyan al partido de la derecha tradicional y al partido de los verdes. Este mismo sistema, incluso con algunos partidos pol�ticos m�s, es el que se utiliza en la mayor�a de los pa�ses de Europa del Este y Latinoam�rica. Cualquier partido pol�tico que logre cosechar al menos un 5% de los votos obtendr� representaci�n en el congreso.

Y las cosas se ponen aun peor. Como cada partido funciona en todo el pa�s, y sus candidatos se determinan por medio de listas controladas por la maquinaria de cada uno, los candidatos son normalmente personas que est�n hace mucho tiempo en el partido, a quienes se les deben muchos favores y que guardan viejos rencores. El miembro con mayor antig�edad se pone a si mismo a la cabeza de la lista y ubica al m�s joven al final si los jefes se lo permiten. En el caso de que el partido obtenga 40 representantes en el congreso, ser�n los primeros 40 nombres de la lista quienes cubran dichos puestos. A los pol�ticos de mayor edad les encanta este sistema ya que raramente pierden la oportunidad de ser reelegidos. Al mismo tiempo, los reformadores, vistos muchas veces como personas que traen complicaciones, pueden ser eliminados simplemente manteni�ndolos fuera de la elecci�n o ubic�ndolos al final de las listas de candidatos. La corrupci�n se vuelve entonces end�mica y protegida por el sistema, ya que los votantes no pueden quitar de las listas a ning�n candidato en particular. Al momento que su partido alcance un m�nimo del 5% de los votos, los candidatos con mayor antig�edad, es decir los del comienzo de la lista, obtendr�n un asiento en el congreso y por ende podr�n decidir quien m�s conforma las listas. En gobiernos de sistema parlamentario, el partido ganador elegir� a uno de los l�deres de mayor edad para que �ste se convierta en primer ministro.

En el sistema de los Estados Unidos y en el sistema Brit�nico, cada legislador representa a una regi�n geogr�fica distinta. Un legislador puede ser reelecto en la pr�xima elecci�n y los nuevos candidatos pueden desafiar a los legisladores de mayor peso. En el sistema de representaci�n proporcional, aquellos candidatos que representan a toda la naci�n o a regiones de gran tama�o, representan a todo el mundo y a nadie al mismo tiempo. Solo pueden dar cuenta de cuestiones generales, pero raramente se les pide que rindan cuentas sobre temas y decisiones pol�ticas espec�ficas o consecuencias de la aplicaci�n de las mismas.

Venezuela es el ejemplo t�pico de lo que suele ocurrir en Latinoam�rica. Desde los a�os setenta hasta los noventa, dos personas de avanzada edad, Carlos Andr�s P�rez y Rafael Caldera, alcanzaron la presidencia dos veces cada uno ya que los votantes no tuvieron otra opci�n: rechazando al primero fue precisamente como consiguieron al segundo. En el intento desesperado de deshacerse de estos partidos pol�ticos estatistas, corruptos, incompetentes e inactivos, terminaron votando por Hugo Ch�vez, su actual presidente. Vladimir Chelminski, el ex presidente de la c�mara de comercio de Venezuela, describi� la situaci�n para el Wall Street Journal de la siguiente manera:

Por d�cadas, la calidad de vida se ha ido deteriorando. El proceso democr�tico parec�a funcionar bien tan s�lo para el beneficio de los pol�ticos y sus amistades. Los partidos pol�ticos que se han ido alternado en el poder desde 1958, el Social Dem�crata y el Social Cristiano, terminaron haciendo las mismas cosas. Ambos ofrecieron socialismo con libertad pol�tica. Sus propuestas pol�ticas pretend�an apoyar a los pobres, pero siempre demostraron ser contraproducentes. El respeto a la propiedad privada y el cumplimiento de contratos fueron de poca importancia en sus reg�menes legales. Dos tercios de las personas que deseaban trabajar jam�s lograron encontrar empleo en la econom�a formal.

El Gobierno de Israel nos ofrece otro ejemplo de representaci�n proporcional en toda la naci�n. Un partido pol�tico puede conseguir representantes en el parlamento (Knesset) si tan solo obtiene el 1.5% del voto popular de toda la naci�n, lo que representan unos 55,000 votos. El sistema da gran poder a los partidos religiosos, una minor�a espec�fica que obtiene un 20% de los votos. Lo mismo ocurre con el bloque de votantes indecisos, que podr�an ir con el partido oficialista (Likud) para formar un gobierno, y que tienen tal poder pol�tico que est�n exentos del servicio militar. Muchos de ellos ni siquiera tienen empleo ni pagan muchos impuestos.

Hay unas pocas naciones a las que les ha ido medianamente bien con el sistema de representaci�n proporcional, tal es el caso de Escandinavia y m�s recientemente, Eslovaquia. Sin embargo se trata de pa�ses �tnicamente homog�neos y lo suficientemente peque�os como para que sus gobiernos tengan un mayor conocimiento de la problem�tica local, o de pa�ses nuevos cuyos parlamentos a�n no se han atrofiado con el tipo de par�lisis que afecta a gobiernos que aplican un sistema de representaci�n proporcional hace m�s tiempo. Cabe notar que las exitosas democracias de Asia del Este e India, no utilizan el sistema de representaci�n proporcional, si bien algunas tienen un sistema combinado con 10 a 20 por ciento de sus legislaturas elegidas con dicho sistema. El 50% de la Duma rusa es elegida por medio de ese sistema, al igual que el 40% del congreso en M�xico. Chile es una de las pocas naciones latinoamericanas que no utiliza el sistema.

Ruth Richardson, ex ministra de finanzas de Nueva Zelanda y arquitecta de una reforma pro-libre mercado en aquella naci�n y por ende de su prosperidad a comienzo de los 90s, habl� en una conferencia en el 2004 en Mosc�, auspiciada por el Cato Institute. All� sostuvo que muchas naciones �afligidas por el sistema de representaci�n proporcional� han adoptado pol�ticas p�blicas de baja calidad y enfrentado grandes dificultades para aprobar legislativamente reformas de gran relevancia. Richardson puso como ejemplo gran parte de Europa Occidental que, excepto por el caso de Inglaterra, no ha podido reformar su perversa legislaci�n laboral y sus leyes anti empresariales.

El gran economista peruano Hernando de Soto tambi�n se enfoc� en este problema en su libro El Otro Sendero, argumentando que el sistema democr�tico funciona mucho mejor en naciones anglosajonas dado que no utilizan el sistema de representaci�n proporcional.

Y pese a contar con esta importante lecci�n c�vica global, Estados Unidos ha elegido el sistema de representaci�n proporcional para su experimento en Irak en plena transici�n democr�tica. El sistema no establece distritos electorales con diferente representaci�n territorial como lo hace el del congreso de los Estados Unidos, lo que logra balancear el poder ante estados y circunscripciones de menor tama�o. Un sistema bicameral como tiene Estados Unidos ayudar�a a resolver el problema de proteger a minor�as tales como los kurdos, los sunitas y los cristianos en una poblaci�n donde la mayor�a es chiita. La preocupaci�n de que los terroristas eviten que la gente vote en zonas sunitas se hubiese resuelto si existieran distritos geogr�ficos delimitados de manera precisa y cada uno de estos tuviese derecho a contar con un representante en el congreso. En este caso una baja asistencia a votar no se hubiese convertido en un problema y los habitantes del distrito hubiesen tenido un representante de todas maneras.

El analista europeo Frank Glodek, en una carta al Central Europe Review de mayo del 2000 nos dec�a: Aplicar el sistema de representaci�n proporcional en una naci�n que ha sufrido divisiones por motivos �tnicos, ideol�gicos o religiosos, es particularmente peligroso, ya que implica presionar para que la gente vote en base a lineamientos establecidos previamente, sin importar si ellos piensan que estos lineamientos son destructivos o si ellos desean al diferente. Que un partido pol�tico que no alcance un m�nimo del 5% de los votos cuente con representantes en el parlamento, constituye una barrera para el sistema electoral y su impacto es negativo.

�Y por qu� ocurre esto? Porque cuando se utiliza el sistema de representaci�n proporcional, usted debe asumir que los �otros� votaran �tnicamente, poni�ndolo a usted en peligro. La �nica forma que tiene de protegerse es haciendo la misma cosa�

Un sistema de representaci�n proporcional jam�s puede unificar naciones o grupos de personas de manera efectiva, ya que una inevitable tendencia hacia el extremismo, la inestabilidad, la falta de moderaci�n y de efectividad son caracter�sticas inherentes al mismo. La gente olvida que Estados Unidos fue, desde sus comienzos, un pa�s con pluralidad de etnias y religiones.

Las democracias disfuncionales fomentan la inestabilidad y la miseria en buena parte del mundo. Representan una amenaza para los intereses de los Estados Unidos y la prosperidad global. Si bien otros factores culturales, tales como el modo en que la lealtad reside en el n�cleo familiar o tribal y no en la naci�n, tambi�n juegan un papel cr�tico; los esfuerzos de Washington para construir un gobierno moderado y pr�spero en Irak y el mundo �rabe necesitan alentar la utilizaci�n de sistemas pol�ticos que han probado ser exitosos en otras partes del mundo.