El fracaso de la democracia contemporánea se debe al exponencial crecimiento de gobiernos que le dan la espalda a su verdadera obligación: la protección de la vida, la propiedad y los derechos del ciudadano.
Miami (AIPE)- Durante los más sombríos siglos de
El fracaso de la democracia contemporánea se debe al exponencial
crecimiento de gobiernos que le dan la espalda a su verdadera obligación: la
protección de la vida, la propiedad y los derechos del ciudadano. Un ejemplo es
la inflación sufrida en los dos países donde he vivido: Venezuela y Estados
Unidos. Desde el advenimiento de la “democracia” en Venezuela, hace 47 años, el
bolívar se ha devaluado frente al dólar en 80,500%. Y desde la creación de
La definición económica de inflación es la pérdida del valor del dinero.
Su causa es el furtivo robo efectuado por los gobernantes de la propiedad del
ciudadano.
Pero mucho más trágica ha sido la inflación del poder gubernamental y
judicial. La indeseable dictadura militar venezolana de los años 50 fue, en
comparación con el actual “socialismo del siglo XXI”, un verdadero paraíso. A
En EEUU, los políticos de ambos partidos han debilitado progresivamente los
fundamentos que guiaron a los próceres fundadores de la nación, quienes nunca
hablaron de democracia, sino de república porque lo verdaderamente importante
no son las elecciones y la filantropía con dinero ajeno, sino la igualdad ante
la ley y la garantía de los derechos fundamentales e inviolables del individuo.
Vivimos en el siglo de la militarización y de la criminalización:
si lo que usted hace en su casa, en su negocio, con su familia, en el centro
comercial o en su automóvil no está previamente autorizado y bendecido por el
burócrata encargado de vigilar y controlar ese aspecto de su vida cotidiana,
usted es tratado como un delincuente y multado o detenido en el mayor sistema
carcelario del mundo. Entre 1995 y 2005, el número de personas en las cárceles
de EEUU aumentó 31%, de 192 por cada 100 mil habitantes a 252, para un total de
789 mil presos. Parte de la tragedia es que muchos son castigados severamente
por crímenes sin víctimas, como el uso de drogas. Pero una vez que cumplen su
condena, podemos estar seguros que habrán aprendido a ser verdaderos criminales,
gracias a la beca que todos los demás financiamos para que obtengan su
doctorado en la universidad del crimen.
Algo está podrido y los políticos han perdido su sentido del olfato. Gran
parte de la tragedia son los intereses creados por los mismos políticos. Si
ocurriera un milagro y desaparece mañana la amenaza del terrorismo, ¿cree usted
que van a desaparecer los decenas de miles de funcionarios de seguridad en los
aeropuertos, con instrucciones de detener a cualquier abuela que les ponga mala
cara?
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EntrarLa gente subestima la facilidad con la que los gobiernos pueden destruir una economía y lo difícil que es reiniciar esas economías.