Nadie en su sano juicio puede oponerse a que criminales y delincuentes que utilizan la violencia sean castigados con prisión. Pero el número de hechos de violencia ha disminuido en alrededor del 25% en los últimos 20 años, mientras que en el mismo período de tiempo se ha disparado el número de personas en prisión.
Miami (AIPE)- Es impresionante
y sorprendente que Estados Unidos sea el país con la mayor proporción de gente
en prisión: uno de cada 99 adultos. Hoy en día hay más gente en las cárceles de
Estados Unidos que en China, país con más de 1.300 millones de habitantes, o
sea 4,3 veces más grande en población.
Según la investigación publicada
recientemente por el Pew Center,
2,3 millones de personas están en prisión en Estados Unidos, lo cual incluye a uno
de cada 36 hispanos y a uno de cada 9 jóvenes negros entre 20 y 34 años de edad.
En 1986, el Congreso promulgó
leyes estableciendo sentencias mínimas, no permitiendo que los jueces aceptaran
razones atenuantes, a menos que el implicado delatara a terceros. Esto más bien
fomentó el incentivo a proveer informaciones falsas. Desde entonces también se han
multiplicado los actos que son considerados delitos, triplicando el número de personas
en prisiones. En 2007, el costo de tener a tanta gente en la cárcel alcanzó la
cifra récord de 49 mil millones de dólares. Casi todo ese costo es financiado
por los estados, no por el gobierno federal, por lo que Connecticut,
Michigan, Oregon y Vermont gastan más en cárceles que en educación.
Algo anda muy mal y pienso
que tiene que ver directamente con la guerra contra las drogas y con la
multiplicación de leyes y regulaciones sobre los llamados “delitos sin
víctimas”. Según Adam Gelb,
directivo del Pew Center,
“ponerse duro con los delincuentes ha significado ponerse duro con quienes
pagan impuestos”.
El hecho que se desvían
fondos de la educación a las cárceles “refleja una distorsión de las verdaderas
prioridades”, mantiene Bernard Sanders,
el único miembro del Senado que se declara socialista y con quien suelo estar
en total desacuerdo porque siempre se ha opuesto al libre comercio con América
Latina. Pero en este tema creo que tiene toda la razón.
Nadie en su sano juicio
puede oponerse a que criminales y delincuentes que utilizan la violencia sean
castigados con prisión. Pero el número de hechos de violencia ha disminuido en
alrededor del 25% en los últimos 20 años, mientras que en el mismo período de
tiempo se ha disparado el número de personas en prisión por vender o consumir
drogas.
En Estados Unidos se han
realizado 37 millones detenciones por drogas, sin hechos de violencia. Eso indica
claramente que la llamada guerra contra las drogas es un colosal fracaso y que
penalizar con prisión a personas que fuman o se atreven a cultivar marihuana,
lejos de reducir el consumo, logra más bien sumergir a miles de jóvenes en
ambientes de depravación y malas compañías del que saldrán convertidos en verdaderos
delincuentes o criminales profesionales.
Esta realidad ha hecho que
intelectuales con ideologías totalmente opuestas, como Noam Chomsky y Milton Friedman, apoyasen
desde hace años la legalización del consumo de drogas, no porque les guste sino
por comprender que la prohibición termina haciendo más daño. El remedio ha resultado
mucho peor que la enfermedad y los problemas médicos y sociales nunca se logran
solucionar convirtiendo en delito el daño que alguien se hace a sí mismo. Por
el contrario, la legalización tendería a reducir el consumo porque eliminaría
las millonarias ganancias del gansterismo
internacional que financian a los guerrilleros colombianos y corrompen a policías,
políticos y burócratas alrededor del mundo.
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EntrarDurante siglos se ha debatido quién debe detentar el poder y no los límites de ese poder.