La semana pasada tuve la oportunidad de conversar con una amiga y sacar provecho de esa conversación. El tema era sobre el acuerdo del Lic. Juan Manuel Diez con algunos empresarios sobre los precios de un producto básico del pueblo mexicano: la tortilla. Entrados en la conversación pudimos observar que el Alcalde de Orizaba está queriendo ayudar a los pobres de la ciudad y su solución es poner un precio - en algunos establecimientos - a la tortilla para beneficiar a los más necesitados. Si antes el precio era de 8 pesos, con la generosidad del señor Diez, el precio sería de 5 pesos, en algunos lugares de la ciudad; en otras palabras un acuerdo con diferentes empresarios. Todo esto para ayudar a las clases más necesitadas.

Con números en mano 10,000 kilogramos serían distribuidos cada mes, 300 kilos por día. Las personas beneficiadas tendrían un vale para canjearlo por este producto básico. Los módulos estarán señalizados con la imagen del ayuntamiento. Eso serviría de referencia. Su generosidad llegó hasta tal punto de ofrecer de su propio dinero para poner en marcha su plan, en vista de la oposición de los micro-empresarios que se demostraron contra esa "ayuda", pues los descapitalizaría.

Esto me hizo recordar al gran economista, filósofo y periodista francés Frederic Bastiat y sus grandes ensayos que desestabilizaron a Francia en el siglo XIX. Uno de sus ensayos habla claramente de lo que se ve y de lo que no se ve en la esfera económica. Es decir, una política o una ley no generan solamente un efecto, sino una serie de efectos que no se ven de pronto. De todos ellos, el primero es el anhelado por quien ejecuta la acción. Es visible. En cuanto que los otros aparecen mucho después, no son inmediatamente visibles.

Siguiendo a Bastiat, siempre que una consecuencia inmediata es favorable, las consecuencias posteriores son funestas, o viceversa. Pensemos en Juanito que pasa todas las tardes viendo televisión. Para él lo inmediato causa placer, pero lo no tan inmediato lo llevará a volverse un cerebro disecado. Esto se puede bien aplicar a un hombre o a un pueblo, los resultados son los mismos.

Veamos esto en la acción del señor Alcalde, de Doña María o de la Dirección de Desarrollo Social. ¿Qué es lo que se ve? Ochocientas personas pobres siendo beneficiadas por la mano divina del Señor Alcalde. Imagen demagógica del partido en turno, sonrisas de los planeadores, y algunos pobres echándose un taco muy felices y contentos. ¿Qué es lo que no se ve? La aparición de otros ochocientos ciudadanos intentando obtener la tortilla a ese precio, micro-empresarios perdiendo clientes en sus diferentes puntos de venta, corrupción por parte de los empresarios, desigualdad imperante en el mercado porque unos son beneficiados (algunos empresarios) y otros son perjudicados por esas acciones.

Es decir, la Dirección de Desarrollo Social da esa ayuda a un grupo determinado de personas - lo que se ve - mas quita esos clientes a otros micro-empresarios y utiliza el erario para esa acción - lo que no se ve. Sin contar que el partido en turno necesitará mas ingresos para todas esas acciones y los micro-empresarios no tendrán más ingresos suficientes para poder comprar tecnologías más modernas y dar un mejor servicio y precio a los ciudadanos.

Podríamos citar la ignorancia económica o la intención perversa de esa acción y recuerdo ahora a mi abuelo que decía: no hagas cosas malas que parezcan buenas o viceversa. Me gustaría preguntar a los integrantes de la Dirección de Desarrollo Social si saben qué es lo que determina el precio de un bien o servicio. O si alguna vez leyeron a Frederic Bastiat en el tiempo de Universidad. Pienso que sus lecturas hoy en día son "La Mafia nos robó la Presidencia: Solo le han quitado una pluma a nuestro gallo", de un autor muy conocido.