Hay grupos, organizados como sindicatos, que nos pueden dejar sin luz, sin transporte, sin gasolina o azúcar, si algún gobernante propone cambios para frenar sus abusos. Cuentan con el respaldo de políticos a quienes pagan con votos y recursos para sus campañas. Esos políticos desde sus partidos o curules son los guardianes de mantener con vida a ese corporativismo fascista del siglo pasado, que es una de las principales causas del atraso, pérdida de competitividad, desempleo y de un menor crecimiento.
El ex canciller mexicano Jorge
Castañeda denunció el contubernio entre maleteros del aeropuerto y las empresas
de seguridad privada, que impiden a los usuarios utilizar los carritos para
transportar maletas hasta sus vehículos. Muchos sectores de la economía
mexicana están atrasados por abusos y privilegios de algunos sindicatos, que se
traducen en atropellos y malos servicios para los consumidores.
En el Seguro Social es obvia la
sobrepoblación que existe en las clínicas, la que podría ser solucionada
parcialmente si subrogaran servicios a hospitales privados, alternativa a la
que se opone el sindicato. En el sector energético hay grupos sindicales que se
resisten a que empresas privadas refinen petróleo en México, pues tienen miedo
de que a los trabajadores de esas empresas no quieran pertenecer a su
sindicato.
Hay apagones frecuentes en la ciudad
de México por un sindicato que impide la modernización de la compañía eléctrica
estatal. La industria azucarera está descapitalizada y no es competitiva a
nivel internacional por otro sindicato que frena la modernización de las leyes
azucareras. En el sector minero hay ciudades que están en crisis por grupos de
mineros que estallan huelgas para reinstalar a un líder, prófugo de la
justicia, acusado de disponer de 50 millones de dólares de los trabajadores.
En Oaxaca, radicales que controlan
un sindicato de maestros cobran sin dar clases, impiden que los comerciantes abran
sus negocios y bloquean carreteras.
Esos grupos, organizados como
sindicatos, nos pueden dejar sin luz, sin transporte, sin gasolina o azúcar, si
algún gobernante propone cambios para frenar sus abusos. Cuentan con el
respaldo de políticos a quienes pagan con votos y recursos para sus campañas.
Esos políticos desde sus partidos o curules son los
guardianes de mantener con vida a ese corporativismo fascista del siglo pasado,
que es una de las principales causas del atraso, pérdida de competitividad, desempleo
y de un menor crecimiento.
EntrarDurante siglos se ha debatido quién debe detentar el poder y no los límites de ese poder.