Manlio Fabio Beltrones, ya lo he comentado, es un personaje lento de reflejos. Como si no hubiese pasado nada el domingo 5 de julio sigue comportándose como si su partido (es el PRI, ¿no?) fuese el tercero en discordia o un club de oposicionistas despechados. No, senador, para todo efecto práctico ustedes gobiernan y ustedes serán ahora responsables de lo que se haga o se deje de hacer en materia de reformas legislativas. Punto.

Es idiota que Beltrones le ande poniendo disyuntivas fatales al gobierno federal, como esa de que o se queda el ISR o se queda el IETU, pero no los dos. No ande de hablador, Beltrones. Haga la tarea, ponga a sus asesores (si los tiene y si son capaces) a diseñar ese modelo tributario con el que dice soñar y saque adelante la iniciativa en el Congreso. No se equivoque de ventanilla.

Lo peor que le puede pasar al PRI es atascarse en el síndrome Beltrones: Dirigir la selección nacional como aficionados más o menos ebrios echando gritos desde la tribuna y sin asumir responsabilidades reales. Ese papelito déjenselo a López Obrador o a López Dóriga, pero no es el que corresponde al partido político que, a pesar de su vergonzoso historia, recibió un claro mandato en las elecciones. Vamos a ver si son tan buenos cocinando como han mostrado ser para encontrarle pegas a cualquier guiso de otros cocineros.

¿Tienen la solución a la crisis? Muéstrenla. ¿Tienen la respuesta para evitar una catástrofe de las finanzas públicas? Enséñenla. ¿Saben cómo reformar el sistema de justicia? No sé qué esperan para hacerlo. ¿De veras pueden meter en cintura a los llamados “poderes fácticos”? Pues, háganlo.

Por supuesto, lo ideal sería que ambos poderes –legislativo y ejecutivo- trabajasen armónicamente en las reformas que le urgen al país, pero aún si equivocadamente el Presidente Felipe Calderón se cruzase de brazos –abatido por la derrota electoral-, lo cual dudo que suceda, al PRI le seguirá quedando la responsabilidad de hacer algo y de dar resultados. Se acabaron las vacaciones, ni modo, ésas son las exigencias que traen aparejadas las victorias.

Parece que otros tricolores, como Beatriz Paredes por ejemplo, sí quieren entrarle a la faena y no quedarse de gritones en los tendidos. Pero para hacerlo tendrán que convencer a personajes como Beltrones de que el triunfo del 5 de julio los expulsó de la zona de confort que, en países como México, se les regala a los perdedores políticos. Y si no logran convencer a los amantes de las baladronadas cuando menos tendrán que neutralizarlos.

Algunos conjeturan que los ciudadanos estamos tan domesticados en el mito del presidencialismo omnipotente que el PRI podrá echarse tres años de vagancia oposicionista sin que el electorado les cobre en las urnas, en el 2012, la incompetencia o la indolencia. Error. Si el electorado no perdonó la indolencia de muchos panistas, mucho menos excusará que el PRI juegue a ser  una oposición vocinglera e irresponsable.

Y el mismo consejo que debería seguir Beltrones, les corresponde a los gobernadores y al boquiflojo jefe de gobierno del Distrito Federal. Ya no cuadra que posen de limosneros llorones con el gobierno federal en plena crisis: ¿Quieren recursos? Usen sus facultades para recaudar localmente lo que andan tratando de obtener de las exhaustas arcas federales. Pongamos un ejemplo obvio: El gobierno de Quintana Roo se queja con amargura de que las participaciones y aportaciones federales han caído por causa de las crisis y exige que, a ver de dónde, se les regale más dinero federal. Error. ¿Por qué no cobran el predial a todos los grandes hoteles de la zona de Cancún?, ¿por qué no cobran el 2 por ciento por hospedaje? Y si lo cobraron y aún así dicen que no les alcanza, urge que alguien les haga una auditoria.

Señores y señoras del PRI: ¿Querían ganar?, ¿querían demostrarnos que ustedes sí saben hacer las cosas? Pues, menos habladas y más trabajo que el país no está para mantener a críticos de café holgazanes.