La filosofía ambientalista de trancar con llave y bajo administración gubernamental más y más tierras terminará con destruir el libre comercio.
Hollow Rock, Tennessee
(AIPE)- En lo único en que están de acuerdo los políticos republicanos y
demócratas es en el costo astronómico de la reconstrucción de las áreas
arrasadas por los recientes huracanes. El costo se estima en cientos de miles
de millones de dólares. Y de dónde sacar ese dinero es el tema de acalorados
debates en ambos partidos.
El congresista Tom Tancredo ha propuesto la
mejor idea hasta hoy: proceder a vender tierras federales. ¿Por qué el gobierno
federal debe ser dueño de 700 millones de acres de terrenos, equivalente a un
tercio del país?
Luego de apartar todas las bases militares, los parques nacionales y los
edificios del gobierno federal, sobran casi 600 millones de acres y los contribuyentes
de impuestos tienen que cargar con los sueldos de esa infinidad de burócratas
encargados de la administración y cuido de tales tierras.
Si el Congreso tomara en serio la propuesta de Tancredo y vendiera esas
tierras al sector privado se generaría dinero suficiente para mucho más que
reconstruir lo destruido por los huracanes, rebajando además de manera
considerable el presupuesto de años venideros.
Los organismos ambientalistas podrían utilizar sus inmensos recursos en
adquirir aquellas tierras donde no quieren que se corten los árboles y las
empresas madereras, por su parte, lo mismo que los ganaderos y las empresas
mineras podrían también adquirir parte de esas tierras para darles los usos que
más les convengan.
Sólo los socialistas creen que el gobierno debe ser el dueño o por lo
menos tener el control del uso de las tierras. En los últimos 50 años, los
activistas del medio ambiente han gastado cientos de millones de dólares en
cabildeo para que el gobierno le ponga la mano a más y más tierras.
La idea propuesta por el congresista Tancredo es el estímulo que la
economía necesita, no sólo para la reconstrucción de las zonas del golfo que
fueron destruidas sino por el auge en inversiones, construcción y empleos del
sector privado que esa venta produciría.
Cada día queda más claro que la filosofía ambientalista de trancar con
llave y bajo administración gubernamental más y más tierras terminará
con destruir el libre comercio en nuestro país. Ahora sabemos que las demandas
de grupos ambientalistas constituyeron el mayor impedimento al refuerzo de los
diques que protegen a Nueva Orleáns. La escasez de capacidad en refinamiento de
petróleo se debe a que no se han construido nuevas refinerías en décadas debido
a los obstáculos logrados por los ambientalistas.
Si los verdes no hubieran bloqueado el proyecto de desarrollo de las
reservas petroleras de Alaska en 1996, el mercado contaría hoy en día con un
millón adicional de barriles diarios de petróleo y el precio de la gasolina no
hubiera alcanzado los niveles actuales.
La idea aportada por Tom Tancredo robustecería
el sistema de libre empresa que hace dos siglos convirtió a unos colonos
descamisados en la nación más exitosa de la historia.
* Vicepresidente ejecutivo del Environmental
Conservation Organization.
EntrarDurante siglos se ha debatido quién debe detentar el poder y no los límites de ese poder.