Después de que a lo largo de toda su campaña López se la pasó vituperando a los empresarios, acusándolos de todo tipo de actos que van desde que no pagan impuestos, de que sus ganancias se obtienen “explotando” a sus trabajadores, de que hacen contratos a la sombra del poder político, de ser antipatriotas y muchas cosas más, argumentos muy similares a los que en su tiempo utilizó Echeverría (de tal palo, tal astilla), ahora les promete a esos mismos empresarios que con él de presidente les iría muy bien, que su política económica se encaminaría a “fortalecer” el mercado interno y que habría mucho dinero y muy buenas “oportunidades de negocios”. Y habrá propietarios de empresas, que no empresarios, que ante tal promesa de rentas, le otorgarán su voto. Como se refirió a ellos Bruno Donatello: “empresarios chaquetones”. Tenemos muy pocos empresarios y una enorme cantidad de rentistas. Para estos últimos, las promesas de López deben sonar como el canto de las sirenas y están dispuestos a irse con él.

López, con la estrecha mentalidad aldeana que lo caracteriza, ha repetido una y otra vez que su política económica se basará en el “fortalecimiento del mercado interno”, sin comprender que en un mundo globalizado el mercado interno no existe, sino que se trata de un mercado único y global. En consecuencia, cuando habla de fortalecer el mercado interno, lo único que se puede inferir de ello es que se inclina a reestablecer una política comercial proteccionista que aísle a los productores nacionales de la competencia externa, si no de manera generalizada, sí en aquellos sectores que él crea, cual dictador benevolente e iluminado, que merecen ser apoyados. Y ya sabemos por la experiencia que vivimos a lo largo de más de cinco décadas cuales son los efectos nocivos que genera el proteccionismo: mercados cautivos para los productores nacionales, precio de los bienes superiores a los internacionales, menor calidad de los bienes, obsolescencia tecnológica, concentración geográfica de la actividad manufacturera y más. Lo que efectivamente les está ofreciendo López a estos propietarios de empresas es una tasa de rentabilidad sobre su capital superior a la internacional es decir, les está ofreciendo que obtendrán, gracias al proteccionismo, rentas extraordinarias, todo ello a costa del bienestar de los consumidores. ¿Justicia social?; ¿primero los pobres?

Pero ahí no para el ofrecimiento. “Fortalecer el mercado interno” también conlleva toda una política de subsidios a las empresas, particularmente en materia de energía. La reducción en el precio de la electricidad y de los combustibles, con la misma estructura monopólica de producción que prevalece, es otra de sus promesas. Independientemente que al nivel de los consumidores esta sea una medida con carácter regresivo, es decir favorece relativamente más a los más ricos, al considerarse como insumos en la producción de bienes, estos subsidios al uso de energía son subsidios que favorecen relativamente al capital. Lo que López está ofreciendo es, a través de los subsidios, incrementar la rentabilidad del capital, utilidades extranormales que pagaríamos todos los contribuyentes. ¿Justicia social?; ¿primero los pobres?

Aún hay más. Aunque ha señalado que mantendrá el equilibrio macroeconómico, un análisis de sus propuestas nos lleva a concluir que su política fiscal es notoriamente deficitaria. Si a esto le agregamos que piensa modificar la Ley del Banco de México para que esta institución “promueva el desarrollo económico”, lo que implícitamente está planteando es una política macroeconómica fuertemente expansiva que, aunque pudiese traducirse en el muy corto plazo en un mayor crecimiento económico, dándole a los dueños de empresas ganancias extraordinarias también de corto plazo, el efecto final es una inflación permanentemente más elevada, el impuesto más regresivo que existe. Y por si esto fuera poco, promete emplear el tipo de cambio como un instrumento para fomentar las exportaciones, es decir promete bajarle a las empresas el salario real que le pagan a sus trabajadores. ¿Justicia social?; ¿primero los pobres?

“Empresarios chaquetones”. Rentistas es lo que tenemos.