Como ya habíamos comentado en este espacio, López tiene muchas deudas por pagar y pocos activos con los cuales pueda pagar a los acreedores, que los hay de todo, desde los de buena fe y románticos hasta verdaderos hampones sindicales o mercantilistas de más pura cepa. Y sigue intentando hacer que su impostura dé, por lo menos, tiempo para poder ver cómo paga y por ello llega al más vil chantaje como el elaborado el viernes para decir que no habrá marchas si hay conteo. Ahora sí tengo la quijada dislocada al oír estas locuras delirantes que ya permiten incluso recrear pasajes de la Biblia y vemos al enviado de Dios deteniendo las marchas y a su gente (como si sus seguidores hubieran renunciado a su juicio) por medios preternaturales si aceptan sus condiciones (mandamientos).

Esta claro que entre los que lo apoyaron están aquellos que apuestan a lo seguro y ponen huevos en todas las canastas, así que pagan caro pero aseguran el retorno de la inversión, esos no reclaman. Están los que sí aportaron y ahora quieren retorno pero no hay de donde, desde medios a constructoras, pasando por fabricantes e incluso empresas de servicios profesionales, pero que ya se quedaron sin el contrato prometido o las licitaciones que nunca llegarán, no pueden proceder legalmente pues esos acuerdos con informales, pero estarán presionando a Ebrard para que les de algo, pues éste no hizo campaña, sólo se colgó de la de su exjefe y la pregunta es ¿hasta cuándo el Jefe de Gobierno electo terminará por deslindarse? y no es si lo hará o no, es sólo cuestión de tiempo. El segundo activo a rematar para solventar la quiebra de las expectativas e incluso del propio partido serán las prerrogativas que reciban hoy hipotecadas a los que aportaron, práctica añeja en el PRD, sólo cambiaron los nombres de los prestamistas por razones obvias, ya no se apellidan Ahumada, pero de que los hay de todos los tipos los hay, desde nacionales hasta españoles, de tal forma que el crecimiento del PRD y de sus candidatos se podría ver limitado por estos compromisos financieros. Luego el tercer activo y el más apetecible que ya sufrió los primeros recortes, pues algunos cobraron por adelantado su participación y compromiso en la campaña de López, y son los escaños en ambas cámaras del Congreso.

Este tema merece varias reflexiones, primero, hubo que pagar a los priístas advenedizos, luego a los sindicalistas oportunistas o a los foxistas tránsfugas y con ello el PRD perdió escaños y con ello saldar deudas es mucho más difícil. Luego, para obtener los dineros, no la estructura o las corporaciones, sólo el dinero de los partiditos de la coalición, pues ni votos creo que hayan aportado, el PRD tuvo que ceder escaños y por anticipado. Así pues a la vaquita le quitaron varias manchas. Pero el PRD tiene hoy más diputados y senadores que en toda su historia. Lástima que no son una minoría que les permita aprobar nada ni son bisagra para poder vender mejor su voto, la realidad es que el sin el PAN nadie puede hacer nada en esta legislatura. Por ello algunos legisladores perredistas tratarán de romper la intrascendencia de su grupo parlamentario y buscarán vender su voto muy caro, sea en dinero, sea para pagar deudas o sea para colocarse a futuro con un puesto o nueva candidatura, pero esto no ayuda a pagar las deudas del partido o del candidato.

Por ello los más difíciles de controlar serán aquellos empresarios y sindicatos, acreedores políticos y económicos del PRD, que reclaman reformas o no reformas como pago de su participación en la campaña. Baste señalar a la UNT que participó a cambio de no cambios en el marco de la Ley Federal de Trabajo y de la reversión de los últimos parches a las pensiones del IMSS. Los acreedores de este grupo son los más aguerridos y peligrosos pues su apuesta fue a mantener sus privilegios por medio del nuevo presidente y hoy dependen de un PAN fortalecido en el Congreso, del PRI bisagra y de la intrascendencia legislativa del PRD. Es decir, se abrió el abanico de negociación y por ello se incrementó el riesgo pulverizando el retorno de la inversión.