Davos, SUIZA.- Hay quien dice que la globalización se
inventó en el Foro Económico Mundial que se lleva a cabo en Davos,
Suiza, todos los años. La verdad es que ésta es una enorme exageración. El
proceso de globalización comenzó la primera vez que un barco fenicio navegó por
las costas del Mediterráneo buscando pueblos para comerciar. A lo largo de la
historia ha habido momentos de mayor globalización, de enorme intensidad en los
lazos comerciales, como ocurrió en los tiempos del Imperio Romano y del Imperio
Británico, y momentos de mayor aislamiento y proteccionismo. Lo único que ha
hecho Davos es ponerle nombre al más reciente ejemplo.
La diferencia con el pasado en que estamos viviendo el momento de mayor
globalización económica en la historia de la humanidad. En una de las mesas de
discusión esta semana en Davos, Laura Tyson, la ex asesora económica de Bill
Clinton y actualmente profesora de
El comercio internacional sigue creciendo y se ha convertido en una de
las fuerzas más importantes del crecimiento económico. De hecho, una de las
razones por las cuales la primera década del siglo XXI está en camino de ser la
de más rápido crecimiento económico en toda la historia de la humanidad es la
enorme expansión del comercio.
Pero ¿ayuda esto a quienes menos tienen? A pesar de las manifestaciones
de globalifóbicos, y de los discursos de quienes han
participado en el Foro Social Mundial de Nairobi, Kenia, la información
disponible sugiere que la globalización es el camino a la disminución de la
pobreza. Cientos de millones de habitantes del planeta han dejado atrás la
pobreza extrema en las últimas décadas fundamentalmente en países de Asia, como
China,
La simple globalización no es suficiente para lograr un adecuado
desarrollo económico y una sólida disminución de la pobreza. El ejemplo más
claro es México. Nuestra economía ha tenido una apertura significativa, pero
sin reformas que le den más competitividad.
México ha logrado disminuir la
pobreza, pero no porque el crecimiento de nuestro país esté generando
prosperidad, sino porque hemos mejorado nuestros programas sociales. Eso no es
suficiente. Necesitamos crear riqueza. Eso no lo lograremos rechazando la
globalización sino aprendiendo a volvernos más competitivos con sus reglas.