Por estos
días del mes de mayo ya han hecho su aparición las mafias magisteriales,
oficiales y disidentes, para chantajear como cada año al gobierno federal. Se
trata de sacar el máximo provecho al pastel presupuestal.
Como
siempre, lo que menos les importa a estos seudo maestros es la calidad de la
educación y la formación de valores de sus educandos. Basta recordar los
acontecimientos lamentables del año pasado en Oaxaca.
Hasta hoy, los
incentivos que prevalecen en el ámbito educativo básico son perversos. Por un
lado, una buena parte de los maestros normalistas no están bien preparados. Por
otro, muchos de ellos, además de no estar capacitados con las técnicas
pedagógicas modernas (lo que por supuesto incluye a la tecnología educativa),
siguen siendo preparados bajo el dogma marxista de la lucha de clases, lo que hace
que la educación impartida además de deficiente, esté ideológicamente
contaminada con odio y fomento a la violencia. Vamos, los maestros están educando
deficientemente, y lo peor, siguen formando ciudadanos que creen que hay lucha
de clases y la mejor manera de eliminarla es suprimiendo los derechos de
propiedad de los medios de producción y las libertades esenciales. Ahí está el
líder de
En una
palabra, el Estado sigue formando maestros con la visión anacrónica y obsoleta
del marxismo, y éstos a su vez heredan el dogma a sus educandos. No,
definitivamente, estamos inmersos en un sistema educativo que trabaja con
sofismas y que no está formando ciudadanos con capacidades productivas.
Falta lo
peor del sistema: el sindicato magisterial. Los maestros sirven con sus cuotas
a los líderes y éstos además de chupetearlos con parte de sus salarios,
comercian ilegalmente con la compra-venta de plazas. A poco más de 63 años de
haberse formado el sindicato magisterial (SNTE) el resultado es alumnos mal
preparados que no están capacitados para ser productivos en la vida y por
supuesto, maestros mal preparados cuya paga no está sujeta a criterios de
productividad sino a aspectos como antigüedad y a la grilla sindical.
Se habla de
la urgencia de emprender reformas estructurales para que la economía mexicana
cree más riqueza para más mexicanos, pero a menudo se omite hablar de una
reforma educativa. No, si no reformamos a nuestro anquilosado sistema educativo,
no podremos pretender ser una nación desarrollada, y sobre todo, civilizada.
Recordemos
que la educación -la inversión en capital humano- es tan importante como la
inversión en capital físico para el crecimiento económico de largo plazo. Hay
estudios que indican que en países desarrollados como EU cada año de estudios
adicional de un trabajador eleva su salario en alrededor del 10%. En países
menos desarrollados -como México- en los que el capital humano es escaso, la
diferencia salarial entre los trabajadores educados y los que carecen de ella
es aún mayor. Por lo tanto, el gobierno debería fomentar una mayor calidad y
competencia entre las escuelas privadas y públicas.
Algunos
economistas han afirmado que el capital humano es especialmente importante para
el crecimiento económico porque transmite externalidades positivas, es decir, la educación
–sobretodo la básica- de las personas genera beneficios positivos hacia otras
personas de la sociedad. Por ejemplo, una persona que posea estudios puede aportar
nuevas ideas sobre la mejor forma de producir bienes y servicios. Esta
aportación beneficia a la sociedad en su conjunto, pues se traduce tanto en
mejor remuneración como en bienes de consumo más baratos para la gente.
Por
desgracia en México el sistema educativo no genera estas externalidades
positivas, ó las genera de un modo ínfimo.
Los
sindicatos tienen secuestrada la educación de nuestros niños. Si el gobierno
quiere cambiar las cosas, debe, primero, marcar su raya con el SNTE (se ve
difícil a la luz de la mancuerna Calderón-Gordillo) y, sobre todo, crear
incentivos para evaluar y capacitar mejor a los maestros, así como diseñar
políticas públicas educativas que hagan énfasis en la competencia (y en la
difusión de los resultados, para que la gente se entere de quiénes son los
buenos y los malos colegios) entre las escuelas. Por supuesto, esto debe
incluir de una vez por todas, la abolición de todos los programas marxistas que
se siguen anacrónicamente impartiendo en la mayoría de las Normales que forman
a los maestros, sobre todo en provincia.
Proseguir
con el actual esquema de ceder cada mes de mayo a los chantajes sindicales,
sólo creará más monstruos educativos al estilo de
Nuevamente
las disidencias sindicales del SNTE tratarán de usar a los niños como botín
político. A ver si esta vez también los padres de familia -ante las continuas
fallas del gobierno- se ponen las pilas (algunas organizaciones de padres lo
están haciendo en Oaxaca) y no permiten a los seudo maestros parar arbitrariamente
las actividades escolares. Entre paro y paro, según diversos estudios, los seudo
maestros ya han perdido 7 años, 7 años si sumamos los días en que no trabajan
cada año, por lo menos en las últimas tres décadas. De qué nos sorprende la
baja calidad de nuestros educandos si además de maestros mal preparados, a
muchos de ellos lo que menos les interesa es trabajar y ser productivos.
Por lo
pronto, tal vez amigo lector para cuando esté leyendo este artículo ya haya
sido afectado por algún bloqueo magisterial, sea en la escuela a la que asisten
sus hijos, ó sea en el camino hacia su trabajo. Por lo pronto en