¿Qué suponen los planes nacionales de desarrollo? Que todos deben remar en la misma dirección, la que ha fijado el planeador, quien ha planeado para toda la nación, es decir, para cada uno. ¡Afortunadamente!, aunque así se llama, no se trata de un plan nacional de desarrollo.
No voy a analizar, ni a criticar, su
contenido, sino su nombre y lo que el mismo supone. Me refiero al Plan Nacional
de Desarrollo 2007 – 2012, mismo que, cumpliendo con lo establecido en el
artículo 26 constitucional, presentó el presidente Calderón el pasado 31 de
mayo, fecha límite para hacerlo.
Lo primero que hay que decir es que,
¡afortunadamente!, aunque así se llama, no se trata de un plan nacional de
desarrollo, y digo afortunadamente porque si realmente se tratara de uno
nuestra libertad para hacer lo que nos dé la gana, con la única condición de
que al hacerlo no violemos los derechos de los demás, se vería seriamente
comprometida, empezando por la libertad económica, que es la libertad para
trabajar, emprender, ahorrar, invertir, comerciar y consumir. Porque, ¿qué
suponen los planes nacionales de desarrollo? Que todos deben remar en la misma
dirección, la que ha fijado el planeador, quien ha planeado para toda la
nación, es decir, para cada uno.
Entonces, si no se trata de un plan
nacional de desarrollo, ¿de qué se trata? ¿Qué es realmente el Plan Nacional de
Desarrollo 2007 – 2012? Muy sencillo: el programa de gobierno de Calderón, algo
muy distinto, ¡afortunadamente!, de lo que sería un verdadero plan nacional de
desarrollo, propio de los gobiernos dictatoriales y totalitarios, con todas sus
amenazas para la libertad.
Aclarado el punto vale la pena tomar
en cuenta que, si bien lo que Calderón presentó es su programa de gobierno, el artículo
26 constitucional dice que “el Estado organizará un sistema de planeación
democrática del desarrollo nacional…” que, no por ser democrática, deja de ser
planeación del desarrollo nacional, con todo lo que ello implica en materia de
libertad individual. Un plan nacional de desarrollo supone que cada uno de los
habitantes de la nación tiene que sumarse al mismo, atendiendo a los fines del
mismo, impuestos por quienes planearon, haya sido uno (autocracia), o hayan
sido muchos (democracia), renunciando a sus fines personales, es decir, a su
libertad, eliminada o limitada por el plan nacional.
De acuerdo, pero al final de
cuentas, tal y como he escrito, el plan nacional de desarrollo no pasa de ser
el programa de gobierno de la administración en turno, lo cual no elimina,
limita o amenaza la libertad más de lo que ya lo está, dados los excesos y
defectos del marco jurídico de la economía mexicana. Cierto, ¿pero qué puede
pasar si llega al gobierno alguien convencido de que el camino al progreso
económico es el de la planeación gubernamental del desarrollo nacional, lo cual
podría suponer, de entrada, la expropiación y gubernamentalización
de sectores de actividad económica considerados estratégicos, por ejemplo, la
banca comercial o los medios de comunicación electrónicos, etc., etc., etc.?
Al margen de la respuesta a la
pregunta anterior, ¿por qué, a lo que no pasa de ser un programa de gobierno,
se le llama plan nacional de desarrollo? Aventuro una respuesta: por la
intención de algunos de identificar al gobierno con la nación, siendo que,
¡gracias a Dios!, no son lo mismo, misma exageración que encontramos en quienes
identifican al gobierno con el país, afirmando cosas como la siguiente:
“Necesitamos una reforma fiscal porque el país necesita más recursos”, cuando
el que quiere (habrá que ver si realmente necesita) más recursos es el
gobierno. ¿Por qué esa tendencia de los gobernantes a identificarse, como
gobierno, con la nación o el país? ¿Megalomanía a
EntrarDurante siglos se ha debatido quién debe detentar el poder y no los límites de ese poder.