El presidente Calderón cada semana anuncia un nuevo subsidio y/o transferencia ó la creación de algún nuevo elefante blanco. Cuidado, cuidado con esto, no se trata de ser alarmista, pero se está gastando como si se tuviera dinero de sobra. A ver si “administrando la abundancia” no caemos nuevamente en la maldición del petróleo.
En una
entrevista realizada la semana pasada, la subsecretaria de Industria y Comercio,
Rocío Ruiz Chávez, declaró que
La anterior
declaración de la funcionaria es sólo una pequeña muestra de la tragedia, de
los viejos vicios que sobre el presupuesto aquejan a México. Sí, justo en el
momento en que senadores y diputados se disponen a aprobar el presupuesto (ingresos
y egresos del gobierno), es que aparecen toda clase buscadores de rentas
(empresas, cabilderos que buscan “ayudas,” “protección” del gobierno para
obtener ganancias por encima del mercado, claro, siempre a costa del consumidor
y del contribuyente). Toda una pasarela desfila ante el Congreso, desde
gobernadores hasta presidentes municipales, pasando también por líderes de partidos
políticos, organizaciones no gubernamentales, rectores de universidades
públicas, líderes sindicales así como distintos representantes y cabilderos del
gremio empresarial, todos, todos buscando tomar parte de la cobija
presupuestal. Sí, amigo lector, verdaderos buscadores de rentas a la caza de
los pesos que usted y yo le pagamos en impuestos al gobierno.
Peor aún,
entre las mismas dependencias federales existen incentivos perversos para cada
vez pedir más dinero del Erario, siempre pretextando que no se alcanzan las
metas programadas por falta de presupuesto.
No,
verdaderamente estas “costumbres” mexicanas, además de enfermizas y que
explican el por qué de nuestro subdesarrollo, son un verdadero peligro para la
salud de las finanzas públicas.
Es necesario
fortalecer aún más a
En naciones
desarrolladas, de entrada la burocracia debe rendir cuentas de manera estricta,
pero mejor aún, cuentan con presupuestos multianuales
que se monitorean de manera exhaustiva para ver si los distintos programas de
política pública están cumpliendo con su cometido. Eso vuelve al presupuesto un
proceso fundamentalmente técnico y no de jaloneos, caprichos e intereses de los
partidos políticos como sucede en México. Es decir, hay un rigor metodológico
de costo-beneficio que revisa si hay divergencia entre las metas programadas y
las metas alcanzadas por parte de las dependencias del gobierno. A los
funcionarios se les premia si hacen más con menos y se les castiga si se
comprueba que han dilapidado los recursos de los contribuyentes. A los programas
que no cumplen con las metas planeadas simplemente se les cancela.
¿Y en México
qué pasa? Lo contrario. Además de lo arriba escrito, en México las dependencias
del gobierno aún dejan mucho que desear, a pesar de los avances que ha
representado el IFAI (a nivel de los estados, la información del quehacer de la
burocracia es un desastre). Pero en donde verdaderamente hay toda una práctica
primitiva es en el ejercicio presupuestal.
Desde
discrecionalidad para licitar obra pública hasta falta de incentivos para
gastar bien, son los factores que predominan en el presupuesto que ejerce la
burocracia mexicana. Una burocracia que de por sí es obesa, pero que además no
tiene incentivos para ahorrar dinero. En México peyorativamente se señala, se
critica a las dependencias del gobierno que no ejercen todo su presupuesto.
“Tienen sub-ejercicios fiscales” acusan los gastalones a quien decide usar racionalmente el dinero de
los contribuyentes. Peor aún, a quien ahorra, lejos de premiársele (no con
mayor presupuesto a su dependencia, pero sí con bonos de productividad) se le
“castiga” con menores recursos el siguiente año. Así, los burócratas no tienen
incentivos para ahorrar, sino para gastar y gastar mal. No, definitivo, eso
debe cambiar. A las dependencias se les debe exigir hacer más con menos y
cuando cumplan, premiar a sus burócratas. Lo contrario, a quien no cumpla con
las metas planeadas, es decir, teniendo más, logrando menos, ó se le baja el
salario, ó de plano se le despide.
Es urgente
una reingeniería al gobierno mexicano. Primero, hay que achicarlo, es muy
obeso. Un buen ejemplo sería que el gobierno federal diera el ejemplo a los
otros niveles de gobierno. Segundo, además de ponerle escudos contra los
buscadores de rentas, es necesario crear los incentivos adecuados para que la
burocracia ejerza el presupuesto de manera transparente, responsable y
productiva.
Con la
reciente minireforma fiscal, uno de los puntos
positivos es el comenzar a diseñar el andamiaje que permita ejercer el
presupuesto multianualmente con criterio
costo-beneficio. Para ello hay que reformar algunos artículos. Ojalá el gobierno se ponga las pilas y cumpla con esta
buena disposición. Hasta el momento no parece ser esa la actitud del gobierno. El
presidente Calderón cada semana anuncia un nuevo subsidio y/o transferencia ó
la creación de algún nuevo elefante blanco. Cuidado, cuidado con esto, no se
trata de ser alarmista, pero se está gastando como si se tuviera dinero de
sobra. A ver si “administrando la abundancia” no caemos nuevamente en la
maldición del petróleo.
Más dinero a la investigación
Sí, tal como
he expresado en este espacio, el gobierno sigue privilegiando a la burocracia
académica. Para variar, la semana el Presidente Calderón anunció un nuevo
paquete presupuestal para los investigadores
burócratas. En cuanto hizo el anuncio Calderón, salió uno de esos
investigadores privilegiados por la dádiva gubernamental a decir, que eso no
era suficiente, que la “ciencia” necesita de 3 mil a 5 mil millones más. ¿Cómo
ve amigo lector? También hay buscadores de rentas en la investigación y obvio,
la conducta subsidiaria calderonista los ha
reanimado. Como siempre “necesito más dinero para cumplir mis metas”. Vaya cinismo.
EntrarLa gente subestima la facilidad con la que los gobiernos pueden destruir una economía y lo difícil que es reiniciar esas economías.